'Beauty and violence': perfección (in)deseada en Factoría Echegaray
El laboratorio escénico finaliza su temporada con una apuesta arriesgada de Nora Cantero que sorprende por su temática y su ejecución
Escuela de Espectadores
Lunes, 28 de julio 2025, 18:06
El jueves 19 de junio se estrenó en Málaga la cuarta y última producción de esta temporada de Factoría Echegaray 2024/2025: 'Beauty and Violence', ... un proyecto de teatro posdramático, presentado y dirigido por Nora Cantero. Este montaje escénico se pudo ver en el Teatro Echegaray durante dos semanas, entre el 19 y el 28 de junio, y, en Escuela de Espectadores-Factoría Echegaray, hemos realizado una crítica que aúna su recepción por parte de los espectadores que forman nuestra Escuela, analizando el proyecto durante cuatro sesiones de trabajo: análisis inicial del texto/proyecto, asistencia al ensayo, ver la función junto con un coloquio posterior con el equipo artístico y hacer un balance final de lo visto hablando con su directora, Nora Cantero. Por lo tanto, lo que se recoge aquí, es el análisis crítico de 'Beauty and Violence' realizado por los participantes de la Escuela de Espectadores.
Nos encontramos ante una apuesta arriesgada en la que todos los elementos escénicos reman en pos de una crítica contra el capital erótico, las falsas interpretaciones que le asignamos a la belleza bajo la presión de seguir un canon específico y la exigencia de «perfección» a la que las redes sociales e industrias publicitarias, cosméticas y estéticas someten a la mujer. 'Beauty and Violence' es un grito de socorro que oprime e incomoda, un amago de rebelión interrumpida, un montaje cuya explosión de vivencias contenidas no deja indiferente.
Noticia relacionada
Cuando el espectador también es el protagonista
Destacan frente a todos los demás elementos escénicos la iluminación, basada en rojos y rosas, de Jorge Colomer; y el trabajo físico que las intérpretes realizan para transitar la presión bajo la que viven sus personajes. Tanius, Irian Sánchez-Casas y Cynthia García se dejan, literalmente, parte de la piel en un extenso bucle de rituales estéticos que parece no tener fin hasta que deriva en un crescendo metafórico de hastío y alienación que las lleva al extremo de sus propias convicciones.
La dirección de Nora Cantero es minuciosa, simétrica y visualmente angustiosa, lo cual llama la atención en el ámbito de un teatro malagueño que, rara vez, recurre de un modo tan físico y directo a la perversión de lo cotidiano para hacernos reflexionar. Las situaciones que se dan en 'Beauty and Violence' pueden parecer, según algunos espectadores, demasiado estereotípicas, ya que, a lo largo de la obra, aparecen las redes sociales como portal opresor del capitalismo, el machismo, la mofa frente a la diferencia, el «acceso fácil» de la belleza frente a la inteligencia, etc., pero el equipo de 'Beauty and Violence' ha querido recurrir a estos clichés para hacer aún más evidente esa toxicidad que, tan a menudo, nos rodea, y preferimos obviar.
Tanto el principio del montaje como el monólogo final pueden resultar lentos en algunos momentos frente al agobiante crescendo de los bucles que conforman todo el eje central de la propuesta, aunque es de recibo aplaudir el trabajo de Cynthia García, que defiende con calidad y fuerza, la caída en conciencia de su personaje. Una caída extensa y tan explícita que, si no fuese por la profesionalidad de García, podría resultar muy difícil de defender.
También es importante resaltar la inclusión del atrezzo como elemento accionador, ya que todo lo que forma parte de la escena lo hace de forma deliberada y contribuye a su desarrollo. La música, creada por Fernando Rueda, es correcta. El viaje en su forma y concreto fondo, también cumple su objetivo: mostrarnos una realidad y que cada cual la cuestione desde su butaca.
Para concluir podemos decir que 'Beauty and Violence', planteada desde su inicio como un laboratorio de creación colectiva, nos ha sorprendido gratamente por su temática y ejecución. Tal vez, el montaje al que nosotros hemos asistido como espectadores, sea un buen punto de partida para mutar en algo aún más experimental y complejo en el futuro, pero lo que, desde luego, ha quedado claro es que Factoría Echegaray, como «fábrica de contemporaneidad» funciona y esta es una más de sus evidencias.
Esperamos seguir disfrutando de nuevas propuestas la próxima temporada. Mientras tanto seguiremos preguntándonos dónde está el término medio entre la violencia de «lo bello» y nuestra propia libertad.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión