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Actores: una vocación trabajosa

Francisco Griñán

Domingo, 27 de noviembre 2016, 18:56

A Héctor Medina le acaba de tocar la lotería. Bueno, en realidad de eso iba el último casting que ha hecho, aunque todavía no lo ... han llamado. «También he echado la Primitiva y el Euromillón por si acaso», bromea. Isabel Ávila ha ido a la iglesia y resulta que el templo ha salido ardiendo por exigencias del guión. Pablo Fortes anda empeñado en ayudar a su amigo Romeo que ha perdido el sentido por Julieta. María Ruiz viene de resistir al insistente Don Juan... pero cuando escucha eso de «ángel de amor» le cuesta mantener la posición. Y Pola Capellán es la novia de blanco en un bodorrio en la que nada sale como debería. Esa es la vida del actor. Jugar a ser otros en pruebas, platós y escenarios. Pero la realidad es bien distinta al estereotipo de las estrellas que encabezan los repartos de películas, series y obras de teatro con exitosas giras. Tras ellos hay una legión de profesionales que, con el sueldo de los bolos o las sesiones sueltas ante una cámara, no alcanzan ni el umbral de pobreza 500 euros al mes. Concretamente ocho de cada diez intérpretes andaluces. Entre ellos estos cinco malagueños que, cuando se bajan de las tablas o apagan las luces, tienen otro papel. Eso que Capellán llama «el trabajo normal». Y que les permite pagar las facturas al final de mes.

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