Triunfal regreso de los toros a Estepona
La terna sale a hombros en un festejo donde la faena más redonda la hizo el joven Javier Jiménez, Cayetano dejó retazos y Paquirri estuvo desdibujado
Antonio M. Romero
Lunes, 13 de julio 2015, 00:03
Tras dos años de ausencia volvieron los toros a Estepona con una corrida que tenía el gancho de ver anunciados en el cartel por primera ... vez en la temporada de su reaparición a los hermanos Rivera Ordóñez. Francisco y Cayetano, dos diestros que ya vienen de vuelta en esto de la tauromaquia, no defraudaron a las numerosas partidarias que poblaban los tendidos ávidas de ver de cerca a tan mediáticos espadas, aunque toreo del bueno esparcieron más bien poco sobre el albero esteponero. A la postre, lo más destacado salió de las muñecas del joven Javier Jiménez, a quien se le vio, como es lógico en alguien que está empezando en este complicado mundo del toreo, con hambre de triunfo, firmeza, valentía, buen gusto y una gran predisposición a lo largo del festejo.
El festejo
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Lugar. Plaza de Estepona.
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Ganadería. Seis toros de Murube de correcta presentación, nobles, pero faltos de raza. Buenos el primero y el sexto. Los tres últimos blandearon.
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Toreros. Francisco Rivera Ordóñez Paquirri ( nazareno y oro con los cabos en blanco) oreja y oreja con petición de la segunda; Cayetano (azul y oro con los cabos en blanco)
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Incidencias. Casi dos tercios de entrada en tarde calurosa. Festejo con motivo de la feria del municipio. El coso volvió a acoger una corrida de toros dos años después.
Hubo que esperar al sexto para ver la faena más redonda y maciza del festejo. Espoleado por el triunfo de sus compañeros de cartel, Jiménez, que ya había dejado un buen sabor de boca en el primero de su lote, salió a por todas. Blandeó de inicio Hojarasco por lo que no hubo lugar al lucimiento con el capote. Brindó la muerte a los hermanos Rivera Ordóñez y entre las rallas del tendido dos, la zapatilla firme en el albero inició el trasteo por alto, jaleado por los tendidos. Luego vinieron tandas por ambas manos, aunque destacaron especialmente con la izquierda, donde hubo temple, mando y ligazón, junto a la firmeza. En la parte final, el murube estuvo a punto de echárselo a los lomos, pero el rubio diestro de Espartinas volvió a la cara del burel para terminar cuajando un buen trasteo. Mató de una gran estocada. Dejó una grata impresión y, a los aficionados, ganas de volver a verlo en el ruedo.
Ya en el tercero de la tarde, Javier Jiménez dejó patente sus ansias de triunfo en su debut en Estepona. Recibió a Vitito con dos largas cambiadas que fueron jaleadas por los tendidos, ya de pie, destacaron los delantales la revolera con la que concluyó el recibimiento. Todavía en el quite regaló tres templadas chicuelinas. Con la muleta, estuvo muy predispuesto y quizás los nervios o las ganas de agradar le hicieron torear algo acelerado en diversos pasajes del trasteo, mientras que cuando se relajó dejó algunos derechazos estimables y una trincherilla de cartel. Estuvo mal con la espada (dos pinchazos, una estocada y tres descabellos) lo que le impidió tocar pelo.
Cayetano dejó algunos retazos de ese buen concepto del toreo que tiene en el quinto de la tarde. Inició el trasteo a pies juntos en el tercio dejando un buen sabor de boca. Después vinieron dos series estimables con la mano derecha, con un gran cambio de mano. Por el izquierdo Marquito tuvo menos recorrido y la tanda fue más deslucida. A partir de ahí, el murube se acabó y el diestro sólo pudo estar voluntarioso. Dejó una estocada algo trasera y necesitó de un golpe de descabello.
El segundo de la tarde, primero de su lote, fue un animal sin raza con el que no pudo estirarse con el capote. Bien banderilleado por su cuadrilla, Cayetano inició la faena de forma muy torera doblándose por bajo. Después, el trasteo decayó en un mar de un gran número de pases pero sin enjundia. Dejó un pinchazo sin soltar antes de cobrar una estocada y un descabello.
Desconfiado y toreando fuera de sitio. Así se vio a Francisco Rivera Ordóñez Paquirri durante toda la tarde, a pesar de tocarle el toro de mejor condición, el primero. Con el capote lo intentó pero no hubo lucimiento ni en el recibo ni en el quite. No quiso banderillearlo entre las protestas de una parte del público. Brindó la muerte de Negrillo a su tío-abuelo Pepe Ordóñez también lo haría Cayetano en su primero. La faena tuvo poca historia porque el diestro se empeñó en torear al burel a media altura y además siempre al hilo del pitón y vaciando la embestida hacia las afueras, lo que restó toda emoción. Tiró del toreo de artificios (desplantes, pases invertidos y miradas al tendido) antes de cobrar una estocada baja y tendida y necesitar un descabello.
En el cuarto del festejo la historia fue por los mismos derroteros. Con el capote ni lo intentó. Banderilleó ante la insistencia del público: los dos primeros pares fueron a toro pasado y el tercero, al violín, fue el de mejor factura. Indiscreto llegó a la muleta totalmente inválido. Rivera Ordóñez brindó al público un trasteo más de enfermería que de tauromaquia, con el murube rodando por el suelo en varias ocasiones. Fue un trasteo carente de emoción, que concluyó con un desplante de espaldas cuando el toro ya no podía ni con su alma. Mató de estocada caída y el bonancible público le premió con otra oreja.
La terna salió en hombros en el regreso triunfal de los toros a Estepona con una gran faena de Jiménez.
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