Alcántara reivindica ‘su’ poesía en una lectura que «será la última en Alhaurín»

No fue intención de José García Pérez escritor y coordinador del ciclo De poesía con Unicaja abrir un debate al respecto, aunque sí es cierto que sirvió, al principio, de hilo conductor para la introducción la lectura de poesía de ayer en Alhaurín de la Torre, organizada por la entidad bancaria y el ayuntamiento de la localidad. «El complicado y sacrificado trabajo de tener una columna de opinión diaria», decía García Pérez, «le hace a uno estar tan cerca de las noticias del día que impide que pueda sentarse a escribir poesía». Aunque sin responder, Alcántara, «que nunca falla, ni siquiera en agosto», pareció asentir con la mirada, pese a no explicar los motivos por el que abandonó un género que ayer se encargó de recordar (al rebosante salón de actos del Centro Cultural Vicente Aleixandre) que maneja a la perfección.

No fueron demasiados los poemas que se leyeron ayer obviamente todos de su autoría, pero la selección fue muy idónea para explicar algunas fases de su vida, especialmente las relacionadas con su juventud. Un ejercicio de memoria que se hizo corto para los asistentes, pero que sirvió para escuchar por boca de su autor el crecimiento personal a lo largo de toda una vida, relatado por sumas de palabras con un sentido que lo hacía «maravilloso», el vocablo más escuchado ayer entre el público.

Uno de lo más aplaudidos fue aquel que hablaba de su post adolescencia, «lo escribí cuando tenía 25 años», aseguró, al principio de su carrera. Y es que su estreno poético fue en 1951, con 23 años, en el entorno de los cafés literarios Varela, Lisboa, y Lira. En 1953 estrenó Alforjas para la poesía, en el teatro Chapí, obteniendo algunos premios en los Juegos Florales como los de Lorca y Gijón. Luego vino el premio de poesía Antonio Machado, conseguido en 1955 con su primer libro Manera de Silencio, y el más importante, el Premio Nacional de Literatura por Ciudad de entonces en 1961.

Comenzó Alcántara ayer con una despedida, agradeciendo la invitación de Unicaja y del alcalde de Alhaurín de la Torre, Joaquín Villanova, pero advirtiendo que esta sería su «última visita para leer poesía en Alhaurín», no porque no quisiera sino «por cosas de la edad». Y cuando leyó el último y avisó que aquello había concluido, el público pidió «uno más», casi como un bis en un recital de música. No lo hizo, aunque sí se corrigió a sí mismo. «Si puedo, volveré».