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Lourdes Mena, graduada en Química por la Universidad de Málaga. María Donoso
El poder del polímero: innovación en la detección del Bisfenol A

El poder del polímero: innovación en la detección del Bisfenol A

Lourdes Mena Herrera, joven investigadora de la Universidad de Málaga, aborda los desafíos en el desarrollo de sensores y polímeros

María Donoso

Lunes, 23 de diciembre 2024, 17:41

En el fascinante mundo de la investigación científica, Lourdes Mena Herrera, graduada en Química por la UMA, se ha labrado un camino claro, centrado en un contaminante que, a pesar de estar en todas partes, muchos desconocen: el Bisfenol A (BPA). A sus 24 años, Lourdes Mena ha concluido tanto su Trabajo de Fin de Grado (TFG) como su Trabajo de Fin de Máster (TFM) en química aplicada, abordando desde diferentes ángulos el desarrollo de métodos para la detección y eliminación de este disruptor endocrino, presente en plásticos y otros materiales de uso cotidiano.

Lourdes Mena confesó con honestidad cómo su experiencia inicial con el TFG estuvo marcada por una difícil situación por parte de un tutor, lo que la obligó a cambiar de enfoque. Este episodio no solo impactó en su vida personal, sino que la llevó a replantearse su futuro dentro de la química. Sin embargo, tras un período de reflexión, volvió a retomar el TFG: «Decidí seguir adelante porque siempre he creído en el poder de la ciencia para generar un impacto positivo», afirmó. Así, centró su investigación en la síntesis de polímeros de impresión molecular (MIP) capaces de adsorber selectivamente el Bisfenol A, un compuesto tóxico ampliamente utilizado en la industria plástica.

El Bisfenol A se encuentra en productos como dispositivos médicos, botellas de agua y envases de alimentos. Su uso ha suscitado preocupación debido a sus efectos como disruptor endocrino y su persistencia en el medio ambiente. Lourdes Mena señaló que se producen más de 10 millones de toneladas de BPA cada año, lo que representa un problema tanto para la salud humana como para la biodiversidad. Durante su TFG, logró sintetizar un polímero a base de óxido de grafeno magnético, que permite capturar eficazmente el Bisfenol A en concentraciones críticas. Esta técnica, que combina nanopartículas magnéticas con polipirrol, es notable por su selectividad y capacidad de regeneración y reutilización.

«Quería asegurarme de que el material no solo fuera eficaz, sino también sostenible», explicó sobre el proceso de síntesis y caracterización de los MIP. «El polímero absorbía más BPA que cualquier otra sustancia que probamos, lo que lo convierte en un excelente candidato para tratar aguas residuales contaminadas con este disruptor endocrino», añadió con entusiasmo.

Desafíos técnicos y evolución durante el TFM

El éxito en el TFG le permitió continuar su investigación en el máster, donde se centró en el desarrollo de un sensor electroquímico basado en estos polímeros para detectar BPA en aguas residuales. Sin embargo, optimizar este proceso fue un reto. «Nos llevó mucho tiempo ajustar las técnicas electroquímicas para detectar el BPA en concentraciones mínimas. Pero cuando finalmente dimos con la tecla correcta, la sensación de logro fue indescriptible», relató Lourdes Mena. El sensor que desarrolló puede detectar BPA a niveles peligrosos para la salud y el medio ambiente, lo que podría ser crucial para monitorear la calidad del agua en áreas contaminadas.

Presentación del cartel del TFM. Crónica

«El problema con el Bisfenol A es que no se degrada fácilmente, así que se acumula en el agua y en la cadena alimentaria», explica. Este compuesto puede afectar la reproducción, el crecimiento y el sistema hormonal de los seres vivos, lo que genera un impacto profundo tanto en la salud humana como en los ecosistemas. Por eso, encontrar maneras efectivas de detectarlo y eliminarlo es esencial. «Queremos asegurarnos de que no solo identificamos el BPA, sino que también somos capaces de atraparlo y eliminarlo de manera sostenible», añade la investigadora, subrayando la importancia de una solución duradera.

Mirando hacia el futuro

Al preguntarle sobre el futuro de su investigación, muestra un optimismo cauteloso. Se anticipa que en 2024 habrá cambios en las regulaciones europeas, incluyendo la posible prohibición del uso de BPA en ciertos productos. No obstante, es consciente de que el problema del BPA y los plásticos es complicado y de largo plazo:«Espero que más personas y gobiernos reconozcan la magnitud del problema y busquen alternativas más sostenibles», señala con gran ímpetu. «El futuro está en materiales como los MIPs, que son eficientes y respetuosos con el medio ambiente», concluye.

«Espero que más personas y gobiernos reconozcan la magnitud del problema y busquen alternativas más sostenibles»

Lourdes Mena, graduada en Química

Para Lourdes Mena, el siguiente paso es continuar su carrera académica en el ámbito del doctorado, donde investigará dendrímeros para aplicaciones biomédicas. Aunque su enfoque cambia, su pasión por la ciencia y su deseo de contribuir a un mundo mejor siguen siendo constantes.

Lourdes Mena es un ejemplo de perseverancia en un campo que a menudo subestima el valor de los jóvenes investigadores. A través de su trabajo, ha demostrado que la química no solo se trata de reacciones en un laboratorio, sino también de resolver problemas reales y mejorar la vida de las personas. Su historia inspira a futuras generaciones de científicos y destaca la urgente necesidad de buscar alternativas viables para los productos que contaminan nuestros ecosistemas y amenazan nuestra salud. Lourdes Mena ha dado un paso firme en esta dirección, y seguramente sus futuros hallazgos seguirán abriendo puertas hacia un mundo más limpio y sostenible.

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