Los universitarios en Semana Santa, entre el descanso y la tradición

Una semana en la que se han producido muchos viajes de turistas, pero también de las personas que vuelven a sus casas, sobre todo de los universitarios que por diversas circunstancias han tenido que irse a estudiar fuera de su ciudad. Un viaje de vuelta a casa de Julia Marfil, estudiante en la Universidad de Jaén. Ella tuvo que irse a estudiar fuera de Málaga, su ciudad. Pero cada vez que puede se escapa para visitar a sus titulares. Cada año disfruta de estos días formando parte de la procesión que abre el Lunes Santo, Crucifixión. Salía de campanillera en la sección de la virgen, pero este año le dieron la oportunidad de salir de turiferarios, lo que era un sueño para ella, pero la lluvia impidió cumplir ese deseo.

Los últimos años ha estado muy involucrada en la hermandad, ya que es vicetesorera de la junta de gobierno de Crucifixión. «Contaron conmigo para el nuevo proyecto y formo parte de ella todo el año», aclara. Así como todos piensan que se trata de solo una semana hay mucho trabajo previo detrás. Y son muchos los jóvenes que se escapan de sus obligaciones para echar una mano a lo que haga falta, ya que dentro de muchas cofradías también hay 'Grupo joven'.

Entre Capuchinos y El Ejido se respira ambiente universitario y semanasantero, por la cercanía de las casas hermandades a las universidades. Y es que entre el Prendimiento y Crucifixión, ambas compartiendo barrio y una de las calles más importantes de sus recorridos, Carrión, reúnen a muchos de estos jóvenes. Ya sea por haber nacido en ese barrio o porque sus compañeros le hayan animado a salir. Formar parte de la procesión de la reina de Capuchinos a Miguel Domínguez le ha regalado el conocer a muy buenas personas.

Él es estudiante de sexto de Medicina en la UMA, nacido en Casabermeja, pero criado en Capuchinos y estudiante de los cursos inferiores en el colegio Divina Pastora, anexo a la sede canónica del Prendimiento. Su vínculo con esta cofradía viene desde ahí, pero no fue hasta cuando se mudó a su pueblo natal cuando se dio cuenta que sería para siempre su Virgen, también el papel de sus padrinos y su abuela le influyó mucho a pesar de no venir de una familia con raíces cofrades. Y desde entonces, ha sido su vínculo de unión al barrio de su infancia, hoy en día forma parte de la cofradía y colabora con el departamento de Nuevas Tecnologías y Redes Sociales.

Aunque a todos les gustaría pasar más tiempo en las basílicas de sus hermandades, por diversas razones no lo hacen. Adrián Romero es estudiante de Economía en la Universidad de Málaga, cada año forma parte de la procesión de la Virgen del Gran Perdón. «Es cierto que por estudios o trabajo no formo parte de la hermandad todo lo que me gustaría, voy a los cultos y a visitar a mis titulares casi a diario», relata.

Además, también es nazareno de vela en la hermandad de Salesianos, formada por antiguos alumnos del colegio cuyo nombre lleva la cofradía. «En la hermandad de Salesianos fue todo muy diferente, desde primero de primaria he estado en el colegio y tengo muchísimos amigos que considero familia que están en la hermandad», confiesa Romero. A pesar de no contar con raíces cofrades, forma parte de tres hermandades.

De padres a hijos y de tías a sobrinas. Al igual que los barrios y los colegios tienen influencia a la hora de pertenecer a una cofradía, también influye las tradiciones familiares. Muchos de ellos siguen en las hermandades que han visto desde pequeños. Esto ocurre con Pablo López, estudiante de Ingeniería Industrial en la UMA, que forma parte de la sección de la Virgen de la hermandad del Prendimiento. «Mi padre fue el que me enseñó este mundillo y el que me motivó. Y es verdad que luego descubres dentro un montón de sensaciones que desde fuera no se viven», relata el estudiante.

Pero no es el único. Pedro Valero, estudiante de Derecho en la UMA, pertenece al Sepulcro gracias a una tradición familiar. «Me he criado en una familia muy cofrade que desde pequeño me inculcó la importancia de la Semana Santa en nuestra ciudad y ese día me siento más cercano a Dios», aclara Valero. Además, también es hombre de trono de Crucifixión, ya que fueron unos de los primeros en darle la oportunidad de sacar sus sagrados titulares.

La unión de Julia Marfil con Crucifixión viene gracias a la calle donde vivía su familia. Su madre y su tía pertenecen a esta desde que fue fundada. Ellos vivían antes en la calle Carrión, donde se encuentra la parroquia de estos sagrados titulares. Y es que gracias a la cercanía de la cofradía a su vivienda familiar todos pertenecen a la hermandad de una manera u otra. Aunque desde pequeña no le gustaba salir porque le daban miedo los nazarenos, hoy en día para ella es muy importante salir el Lunes Santo.

Todos ellos han disfrutado de estos casi diez días de vacaciones y también lo han hecho de sus sagrados titulares, aunque algunos derramaron lágrimas de tristeza por no poder procesionar a causa de la lluvia, que amargó la espera de un año. Ahora toca volver a la rutina para que tan solo en tres meses puedan apartar sus apuntes y trabajos para darle paso a las vacaciones de verano.