

Secciones
Servicios
Destacamos
Víctor Rojas
Martes, 16 de mayo 2023, 10:16
La 'Alzheimer's Association', una de las organizaciones más importantes a nivel mundial sobre la investigación de esta enfermedad neurodegenerativa, entrega dos premios y uno ha llegado hasta la UMA. La científica del Departamento de Biología Celular de la Universidad de Málaga Inés Moreno ha sido reconocida por su labor como mentora en neurociencia entre los jóvenes investigadores, además de por el desarrollo de iniciativas para grupos menos representados en la ciencia.
A nivel profesional, Moreno reconoce que «es un gran reconocimiento». Sin embargo, lo valora más en su faceta personal. «Estamos acostumbrados a que se nos reconozca como investigadores, pero este premio es por la labor diaria que hacemos con los jóvenes en el laboratorio. Es como si me estuvieran diciendo que soy buena persona», asegura la docente con orgullo. Este no es el primer reconocimiento que la investigadora recibe. Durante su etapa como docente en Estados Unidos, Moreno recibió dos premios por esa faceta.
Unas 800.000 personas padecen la enfermedad de Alzheimer en España, según estimaciones de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Una situación que se intenta revertir desde laboratorios como en el que cada día trabaja Inés Moreno. Por una parte, intentan analizar los diferentes factores de riesgo de la enfermedad, para saber por qué aparece. Un análisis a nivel molecular para saber qué pasa para que acabe apareciendo el alzheimer. «Por ejemplo, estudiamos la diabetes tipo 2 o las depresiones profundas para saber si pueden ser un factor para desarrollar la enfermedad», explica la docente. Por otro lado, también investigan diferentes terapias para las personas que ya lo padecen, para que puedan curarse o frenar el avance degenerativo.
Ahora mismo trabaja en diversos estudios que están dando buenos resultados a nivel de laboratorio. «Los últimos que hemos hecho han sido sobre el uso de células madres para el tratamiento y están saliendo resultados bastante positivos», confirma Moreno. Sin embargo, todavía no han pasado una fase clínica, ya que los investigadores no tratan con pacientes. Este paso de laboratorio a clínica suele hacerse a través de colaboraciones con neurólogos. «Siempre tenemos contacto con médicos. Ellos nos cuentan su parte y nosotros les contamos el lado más molecular», asegura la científica.
Una vez que los resultados se han obtenido en las investigaciones se intentan poner en práctica con los pacientes llegan los problemas. «El alzheimer se ha curado en el laboratorio más de 100 veces, pero eso no se ve después en las personas», cuenta la docente. Esto se debe a las condiciones en las que se trabaja porque se hace con ratones, que no tienen la enfermedad como tal y solo viven dos años. «Yo tengo un modelo que más o menos tiene algunas cosas que se parecen al humano, pero es muy difícil ver en un ratón cómo influye el envejecimiento en el desarrollo de la enfermedad», explica Moreno. Estas son algunas de las limitaciones por lo que muchas investigaciones parecen prometedoras y fallan o aparecen efectos secundarios inesperados al llevarlas a la fase clínica.
Además, Moreno también ha trabajado en saber si el alzheimer podía contraerse como si fuera una enfermedad producida por un virus o una bacteria. «Una de las partes más positivas fue que descubrimos que al ingerir carne de vaca con alzheimer no se tiene más posibilidades de desarrollar la enfermedad, como, por ejemplo, pasó con el caso de las vacas locas», asegura la investigadora. Las terapias para el alzheimer es otro tema de investigación en los que Moreno ha trabajado. «Estoy esperanzada en que alguno de los dos o tres frentes que tenemos abiertos y que estamos analizando funcione», afirma la científica.
La neurociencia es esa parte que estudia, entre otras cosas, el cerebro, uno de los órganos sobre el que menos conocimiento se tiene. Un punto que atrae la atención del alumnado. Dentro de este aspecto tan amplio, las enfermedades neurodegenerativas también captan a los estudiantes. «Desafortunadamente el alzheimer es tan común que siempre hay alguien con un familiar que lo ha padecido», apunta la docente. Un factor que despierta el interés por estas enfermedades y hace que la motivación de muchos sea encontrar una cura o alguna solución para frenar su desarrollo.
En este sentido, Moreno se encuentra cada año con alumnos que quieren que tutorice su Trabajo de Fin de Grado o de Máster y a los que tiene que decir que no porque se queda sin plazas. «Tengo cierta flexibilidad en los temas y pueden hacerlo sobre otra enfermedad del sistema nervioso como parkinson, demencia y esclerosis lateral amiotrófica», puntualiza la científica. Algo que también valora porque le sirve para aprender nuevos conocimientos a la vez que transmite los suyos.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Una luna de miel que nunca vio la luz
El Comercio
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.