El Servicio de Atención Psicológica de la UMA supera los 250 usuarios en lista de espera
«Si no hay más atención a nivel mental, vamos a tener una población enferma», afirma María Adela Checa, coordinadora del Servicio de Atención Psicológica (SAP)
BLANCA DUQUE SERRANO
Martes, 4 de mayo 2021, 00:03
Las ayudas en el sector del estado de la salud mental de los universitarios malagueños necesita una mayor inversión y gestión, según los alumnos y ... especialistas. Actualmente, la lista de espera para recibir atención especializada oscila entre los 250 y 300 usuarios, entre los que se encuentran tanto alumnos de las facultades como el personal docente y de administración.
María Adela Checa Caruana, coordinadora del Servicio de Atención Psicológica (SAP), afirma que los casos que han ido recibiendo en este último año estaban estrechamente relacionados con las consecuencias que ha tenido la crisis sanitaria en la población. Además, ha notado un cambio de los motivos por los que asisten a pedir ayuda. «En un principio, durante el periodo de confinamiento extremo, el 80% de los pacientes vieron sus problemas agravados por la situación de la pandemia», explica.
La demanda de ayudas estaba relacionada con las pérdidas por Covid, los familiares cercanos que estaban ingresados muy graves en los hospitales por esta enfermedad, incluso de los mismos pacientes que estaban. A lo largo del tiempo fueron atendiendo ese tipo de sintomatología más relacionadas con la ansiedad, y después del verano lo que notaron fue un aumento de problemas relacionados con el estado de ánimo bajo, la apatía, la desmotivación o la desgana. Según afirma María Adela Checa, el no tener una respuesta concreta, un objetivo con una fecha específica, hace que la incertidumbre sea uno de los factores que más altera al ser humano.
Cada persona tiene distintas formas de afrontar las circunstancias y para quien no puede gestionar bien sus problemas la pandemia ha sido un escenario que les ha hecho explotar. «Desde que comenzó la situación marcada por el Covid me afectó mucho a mi salud, tenía mucha ansiedad y llegué a pensar que sufría una depresión», confiesa una alumna de máster de la Universidad de Málaga que no ha querido dar sus datos personales. Vivir esta crisis sanitaria le ha cambiado la vida radicalmente. De tener una rutina a verte en su casa encerrada todas las horas le ha impactado mucho, según cuenta. Además, en su caso, al estar en el último año de carrera y haberse quitado prácticamente todas las asignaturas con anterioridad no tenía clases 'on line', y lo único a lo que se dedicaba era a realizar el TFG y un trabajo de una asignatura. «Vivía sola con mis padres, por lo que tenía a todos mis amigos lejos, mi pareja lejos, todo mi entorno, y eso me desmontó. Tenía mucho tiempo para pensar en mis mierdas».
En el Servicio de Atención Psicológica han tenido un aumento importante de la demanda sobre el mantenimiento de la situación y del agotamiento 'on line'. «La vida universitaria no es solo vida académica. Para el alumno es también su vida social, es su forma de socializar. Se le ha cortado todo eso de golpe. Cerrarte a la comunicación vía 'on line' es complicado. Todos estamos agotados, evidentemente, pero hay personas que tienen recursos de aerostación mayores y otras que no», expone la coordinadora del servicio.
La respuesta de la Universidad de Málaga ante la situación de la pandemia fue rápida y muy eficaz, proporcionaron atención psicológica individual en cuestión de semanas pero la creciente demanda de ayudas no ha podido ser atendida por cuestiones de la cantidad de personal. «Contratados somos cuatro profesionales y nos ayudan mucho los alumnos de posgrado, porque nosotros al ser centro sanitario asociado al Máster General Sanitario tenemos toda la formación práctica de los alumnos aquí», declara María Adela Checa. Se trata de un número de 30 alumnos que les ayudan mucho con los tratamientos pero que no consiguen cubrir toda la demanda que tienen. «Somos conscientes de que tenemos a esas personas y que no se les está pudiendo atender de forma inmediata».
Una alumna de Ingeniería Mecánica que se encuentra en su último año de carrera, y tampoco ha querido que se le identifique, lleva a la espera de recibir atención psicológica desde noviembre de 2020. Se identifica con amigos o compañeros cercanos que tampoco han llegado a tener citas con los expertos. «Quizás cuando me concedan la ayuda yo ya he pasado por todo eso sola». Ella, como para muchos estudiantes, no pueden asistir al médico privado por los altos costes que eso les conlleva.
Un estigma que perdura
«Yo creo que casi que todos los estudiantes están con problemas, pero porque todavía viven en la incertidumbre pero muchos no se atreven a decirlo. Yo no doy mis datos porque todavía te siguen mirando raro y no me gustaría que el lugar donde hago las prácticas vean esta entrevista y se enteren», afirma esta paciente que ha concedido la entrevista a Crónica Universitaria, para quien mantener el anonimato significa no ser juzgada. Según declara, en su misma casa comentar que necesita ayuda psicológica no es algo que sea fácil. A esto le añade la situación que viven las personas de entornos rurales, en donde se comprende menos todavía.
Para María Adela Checa, el estigma de decir que vas al psicólogo va desapareciendo más entre los jóvenes pero queda mucho por hacer. La sociedad hoy día se sigue mostrando reticente ante el hecho de pedir ayuda mental. «Yo cuando se me rompe un coche lo llevo al mecánico, no le meto mano a lo que se me ocurre. Cuando tiene que ver con nuestras emociones nuestros sentimientos, nuestra salud mental, también hay que saber buscar ayuda», sentencia la coordinadora, y añade que todos los que asisten son los más valientes.
«A mí me ha ayudado bastante, algo que me sorprendió porque al ser gratuito creía que no se iban a implicar tanto. Siento que cuando me atienden me escuchan y no soy juzgada. Es el único rato en el que puedo externalizar todo lo que siento y recibo herramientas para poder gestionar las situaciones», aclara la paciente anónima.
A pesar de no poder atender individualmente a los pacientes sí que están muy contentos con el servicio 'on line' de intervención grupal, que ha conseguido triplicar el número de usuarios que atendían en las sesiones presenciales. «En los talleres 'on line' hemos llegado al triple de población gracias al espacio virtual. Cuando el espacio es físico no se puede atender a tanta gente por lo que la vía 'on line' ha hecho viable impartirlos», expresa María Adela Checa. Además, la atención grupal de forma presencial era de diez a doce como mucho, ahora en cada grupo asisten 30 a 35 personas.
Los talleres psicoeducativos se caracterizan por ser más preventivos que de tratamiento específico. Tienen una hora y media de duración y tratan sobre diversidad de temas: la ansiedad ante exámenes, relajación, consecuencias psicológicas del Covid, recursos de fortalezas ante el Covid...
Esta alternativa no es suficiente para la coordinadora del servicio. Piensa que la sociedad tiene que dar una respuesta más concreta y que se debe cambiar desde el mismo Sistema de Salud. «No hay psicólogos para atender todos los casos. Aquí harían falta más profesionales para poder atender». La solución que presenta ha de pasar por una acción activa. Debería de estar presente en la Relación de Puestos de Trabajo (RPT) de la Universidad de Málaga con el fin de solicitar más plazas en el Servicio de Atención Psicológica. Esta cuestión no es algo que se comente por primera vez, es una idea que se lleva pensando desde hace muchos años, ya que hacían falta profesionales pero la pandemia ha hecho este déficit más observable. «Si no hay más atención a nivel mental vamos a tener una población enferma», afirma María Adela Checa.
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