«Que una mujer pueda decir yo entiendo de qué estás hablando, ya me vale»
Si me dejas' es el título del corto que realizó Emilio Núñez acerca del maltrato psicológico que sufren las mujeres, lo estrenó en la Facultad de Comunicación
Cristina Jiménez
Martes, 7 de mayo 2024, 10:11
Imágenes en blanco y negro, 17,43 minutos corren sobre la pantalla para finalizar con unos créditos en los que figura el nombre de Emilio ... Núñez. Una trama sobre el maltrato psicológico que una pareja joven heterosexual vive día tras día. 'Si me dejas', el cortometraje que pone fin a los cuatro años de estudio de Emilio Núñez. Terminó la carrera a falta de presentar su Trabajo de Fin de Grado completo e íntegro, pero tenía claro que quería trasladar su vida a Madrid, donde comenzaría con un máster de guión. Hace dos años que su vida en Málaga terminó, pero siempre tuvo algo pendiente, terminar el corto con el que culminaría, al fin, su carrera.
Se encuentra trabajando con una marca de ropa en algo que se aleja un poco de su pasión, el marketing forma parte de su vida, hasta que otra ventana se abra ante su camino. Durante este tiempo se ha centrado en estudiar su especialización y dedicar el tiempo restante en la fase de postproducción de 'Si me dejas'. Tiene claro que el mundo audiovisual formará parte de su vida, hay muchos departamentos que le gustan, pero, sin duda, en un futuro le gustaría ser guionista de sección. Escribir y contar historias en las que las personas puedan verse representadas es lo que más ilusión le hace, de ahí nació su corto.
–¿Cómo se decantó por la carrera de Comunicación Audiovisual?
–Era una carrera que estaba un poco destinada para mí sin yo saberlo. Siempre había tenido la idea de que me gustaba escribir, me gustaban las letras y pensé en que mi carrera podría ser una filología. También me llamaba mucho la atención el periodismo, por la idea de escribir, pero siempre había tenido un enfoque más creativo. Y cuando estaba en el instituto me surgió un amor más grande del que ya tenía por el mundo del cine y las series, entonces descubrí Comunicación Audiovisual y un mes antes de tener que echar la plaza me decanté por esta, porque no creía que ninguna se adaptase tanto a lo que a mí me gustaba. Tomé la decisión de intentar hacer mi hobby mi profesión, sin saber muy bien en qué consistía la carrera.
Trayectoria
–¿Cómo han sido esos años de carrera? ¿Cómo se ha sentido?
–Con sus más y sus menos, pero mi balance es positivo. Para ser franco, una carrera no es un billete a ninguna parte, no te asegura nada. Entonces, no me gusta guiarme por cómo de productivos han sido para mí esos cuatro años, sino me gusta quedarme con qué me aportó a título personal y formativo, que al final es lo importante de la carrera. Estoy muy contento de haberla estudiado, porque además de que me enseñó mucho de lo que me gustaba, aprendí más aún de lo que no me gustaba y me dio como una guía para tomar decisiones y ser concreto para saber a qué quería dedicarme.
Quería ser creativo y sabía que me gustaba el cine y la televisión, pero es un mundo muy amplio y quería saber el departamento que me gustaba y cuáles son los trabajos que yo podría llevar a cabo y con los que disfrutaría. Esa concreción me la ha dado esa prueba y error en los años de carrera.
–¿Cómo surge su TFG? ¿Cómo nace 'Si me dejas'?
–'Si me dejas' nace porque yo siempre he estado en un ambiente muy feminizado. Mi madre se quedó viuda cuando era joven, mis abuelas también sobrevivieron a mis abuelos y yo siempre he sido el niño integrado en el grupo de niñas del colegio y luego del instituto y de la universidad. Y de alguna forma eso a mí me ha creado cierta sensibilidad con las mujeres, porque son las personas que me han protegido. Esa sensibilidad, al final, hace que te preocupes especialmente por los problemas que afectan a las mujeres, como es la violencia de género.
Y la violencia de género con un enfoque psicológico, porque siempre me ha dado la impresión de que la pantalla tiene un problema, el espectador sólo sabe reconocer que está viendo maltrato cuando ve la agresión física, cuando ve el puñetazo o el empujón, pero es incapaz de reconocerlo cuando no ve eso. No en todas las relaciones de violencia de género se llega a la violencia física y eso no las hace menos tóxicas. Me gustaba la idea de crear en 15 minutos un recorrido por todas esas estrategias de manipulación psicológica que crean esas dinámicas y que dan nombre a una relación de violencia de género sin ser obvias, como un puñetazo o el empujón.
–¿Cómo fue todo ese proceso de crear el corto?
–Es complicado. Una vez tomas la decisión de querer hacer como TFG un cortometraje, fue una decisión a la que me obligué a mí mismo porque pensé en que era ahora o nunca. He participado en los proyectos audiovisuales de todos mis compañeros, pero no había ninguno que tuviera mi firma y no quería salir de la carrera sin poder decir esto está escrito y dirigido por mí. Y una vez tomé esa decisión ya tienes una primera semilla de idea en la cabeza, eso marca el comienzo y te pones a escribir.
El proceso de escritura es un poco solitario, yo lo escribí solo y más adelante se lo presenté a mis personas de confianza que me fueron dando consejos y 'feedback'. Y luego, una vez ya el guión estaba cerrado se pasa a la fase del trabajo en equipo. Formé equipo con personas con las que estaba trabajando en otros proyectos, con compañeras increíbles, porque el equipo era mayoritariamente femenino. Entregué el primer borrador, y más adelante el final para que lo evalúen. En mi caso me vino un poco grande, me fui corriendo a Madrid, estaba en otra ciudad, con otra gente y teniendo que estudiar. Entonces esa fase postproducción volvió a ser un poco solitaria y me costó, porque era difícil conectar con el proyecto, hasta que realmente lo conseguí. El proceso es una montaña rusa de emociones.
–¿Qué ha sido lo más complicado?
–Todo es complicado, pero lo que más me costó fue la responsabilidad. 'Si me dejas' involucró a la gente a participar en tres días. Pero a mí, la sensación de que estaban colaborando de forma gratuita, porque yo les pagué la gasolina y la comida de esos días, pero la sensación de que esa gente estaba poniendo todas sus fuerzas en un proyecto, me emocionaba mucho. Por otra parte me agobiaba, porque sabes que hay un proyecto en el que si tú durante el camino ves que no está quedando como tú esperabas, pues te tienes que aguantar y sacarlo hasta el final, porque esa gente tiene que ver la recompensa, al margen de cómo te siente o si en algún momento estás un poco cansado y quieres tomarte un respiro. Tú sabes que el destino de ese proyecto no puede quedar en el olvido. Y yo creo que esa fue la parte más complicada para mí, el estar a la altura del equipo con el que conté, porque al final también era la primera vez que yo dirigía algo.
–¿Cómo es esa primera vez de enfrentarse a elaborar un trabajo propio?
–Es algo de lo que no eres plenamente consciente, excepto en momentos muy concretos. La última vez que yo tuve esa cosa en el estómago fue cuando se estrenó el corto. Fue algo súper familiar con mis amigos más cercanos, familia y poco más, porque, al final, había pasado mucho tiempo, la gente del equipo se había movido y ya no estaban en Málaga. Pero ese cosquilleo lo sentí en el momento en el que se apaga la última imagen de la actriz y aparecen los créditos y el primero que aparece en ellos soy yo. Es como un pequeño hijo que tú tienes ahí y que ahora quieres enseñarlo, al margen de que no es perfecto, pero tú estás orgulloso, quieres que la gente lo vea.
–¿Qué repercusión cree que puede llegar a tener?
–Por ahora poquita, porque se ha movido poco. Pero yo me conformaría con que alguien, una persona, me pueda decir, fíjate que yo nunca hubiera caído en que esto está mal o yo he tenido una historia parecida y no supe verlo. La idea es que gracias a haberlo visto en pantalla alguien se de cuenta de que yo pasé por eso. A cuantas más personas le ocurra mejor, pero con que una mujer me pueda decir yo entiendo de qué estás hablando, a mí ya me hace sonreír, porque esa es la magia que tiene el audiovisual. Por eso me gusta la idea de que se pueda mover y que se pueda llevar a talleres, foros feministas e institutos. Si pudiera tomar ese recorrido para enseñar a los adolescentes, que son los que están en un momento más vulnerable con respecto a este tipo de manipulaciones, podría ser una especie de masterclass de qué cosas no permitir en una relación. Todo eso me haría más feliz que cualquier premio que pueda ganar en un festival.
–¿Qué le ha aportado elaborar este proyecto?
–Me ha aportado un sentido de responsabilidad mayor. El saber que no hay que tener prisa con las cosas, porque yo sentía que si me iba de la carrera sin algo que estuviera firmado por mí, la carrera no habría merecido la pena. Cuando la realidad es que a lo mejor yo no estaba preparado para dirigir algo así. Me alegro de haberlo hecho, pero a lo mejor no estaba preparado. Es un proyecto que me ha dado una lección de humildad, me ha hecho entender que no puedes asignar a la gente que que camine contigo. También conocimientos técnicos y no técnicos, he aprendido mucho en materia de dirección de actores, a escribir y mucho más. Sobre todo me ha dado una cura de humildad y ambición. A lo mejor son dos cosas que están un poco opuestas la una con la otra, pero ya haber probado ese primer pinchazo en el estómago de esto es mío, lo he hecho yo, es algo que te deja con ganas de más. No tengo prisa, puede ser dentro de cinco años o de cinco meses, pero ya sabes que dentro de ti hay un creador y tienes que alimentarlo. Me quedaría con esas tres cosas, conocimientos técnicos, humildad y ambición.
–¿Cuando entró en la carrera se imaginó que a los cuatro años cerraría un ciclo con un corto?
–Pues sí. Cuando entré en la carrera estaba dispuesto a comerme el mundo y me parece una actitud muy buena a la hora de entrar en una carrera. Entré con muchísima seguridad y con la idea de que esto me va a gustar y voy a encontrar a gente que tiene mis gustos. Y esa actitud me ayudó mucho, porque iba predispuesto a tener una buena experiencia y efectivamente la tuve. Yo a la hora de hacer un TFG podría haber sido una investigación, que es algo que me resulta mucho más sencillo, sobre todo porque es un trabajo que depende enteramente de mí, no tengo responsabilidad con más gente. Pero decidí no hacerlo, precisamente porque Emilio de cuarto de carrera se acordaba de Emilio cuando entró en primero queriendo comerse el mundo. Y no me podía decepcionar a mí mismo, no podía salir de aquí sin haber hecho una pequeña criaturita de la que sentirme orgulloso. Emilio de primero de carrera estaría muy contento con el de cuarto, y Emilio ya con vida laboral empezada está bastante orgulloso de los dos.
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