Éxito rotundo del Minicampus Semana Blanca

La vicerrectora adjunta de Bienestar universitario dentro del Vicerrectorado de Proyectos Estratégicos, Relaciones Institucionales y Bienestar Universitario, Consolación Pineda, y el director del Servicios de Deportes, Hilario Sánchez, fueron dos piezas fundamentales de este proyecto que permite además la «conciliación» entre el trabajo y la vida personal de los integrantes de la UMA. Para todos los padres que tienen niños pequeños, esta semana «es una locura», como expone Hilario Sánchez, y por ende, este tipo de iniciativas son de gran ayuda en estas fechas tan señaladas.

Ambos califican esta nueva edición del Minicampus UMA como un auténtico «éxito». «El objetivo es que los niños vean la gran cantidad de deportes que existen», explica Chelo Pineda, quien también comenta que la universidad debe ser «un valor importante» relacionado con el deporte para estos futuros universitarios.

Una de las características más representativas de este campus fue la diversidad de actividades y deportes que se practicaron. Fútbol-sala, baloncesto, atletismo, motricidad, expresión corporal, pádel, pista rastreo, karaoke… Todas fueron bienvenidas para su disfrute.

Cada una fue adaptada según el momento del día, ya que como bien explica Hilario Sánchez durante la mañana las actividades fueron «más movidas», con atletismo, gymkhana o aikido, mientras que después de la comida se realizaron actividades mucho «más tranquilas», como disco-indiaca, ajedrez o juegos de mesa.

Los niños que comprenden las fechas desde el 1 de enero de 2009 hasta el 31 de diciembre de 2019, o lo que es lo mismo, que se encuentran entre los cinco a los quince años, disfrutaron de todas estas actividades, y fueron encuadrados en cuatro grupos distintos, donde las actividades se adaptaron a su edad.

Tanto Pineda como Sánchez reconocen que la convivencia con los usuarios del gimnasio y el grado de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, por el tema de las instalaciones, fue «lo más difícil» de poder cuadrar. «Ha sido un encaje de bolillos, pero se puede hacer. Es complicado, pero con trabajo se soluciona», aclara Pineda. «Cuándo es uno o dos es fácil, pero cuando sumamos más gente es más complicado. Pero al final este es nuestro trabajo: ver las opciones, organizarlo y que salga todo bien», concluye el director de Servicios de Deportes.

Los monitores encargados de cuidar de los niños durante esas horas del día (en función de si tenían comedor o no) también tiene un valor especial dentro del campus. Entre este grupo podemos encontrar, evidentemente, perfiles muy especializados dentro del sector, pero también algún que otro alumno en prácticas de la Facultad de Ciencias del Deporte y que se encuentra realizando estudios con salidas profesionales relacionadas con esta actividad.

Tanto Chelo Pineda como Hilario Sánchez se enorgullecen de poder decir que poseen muchos alumnos entre ellos, ya que como destaca el director de Servicios de Deportes de la Universidad de Málaga, además de ofrecer «servicios deportivos como cualquier gimnasio», hace «mucho más»: «Tenemos alumnos en prácticas de FP dual, de la Facultad de Ciencias del Deporte, hemos tenido de marketing, de interpretación…»

Aunque muchos alumnos en prácticas de los diferentes grados se encuentran dentro del organigrama del complejo deportivo durante todo el año, al llegar estos campus algunos de ellos, como se ha comentado, piden poder ser parte activa de estos proyectos realizados por el área de Deportes. Y no solo proceden del territorio nacional, sino que personas de otros países solicitaron venir a Málaga para realizar estas prácticas: «En el campus de verano que tenemos vienen algunos alumnos en prácticas internacionales y este año tenemos tres solicitudes concretamente», expone Hilario Sánchez.

Miguel Ángel Barranco es uno de los monitores más veteranos de este minicampus. De hecho, desde el año 2010 ha estado participando codo con codo con la Universidad de Málaga para poder ofrecer un campamento entretenido y lúdico para los más pequeños de la casa.

Si algo destaca Barranco es la relación que existe entre los monitores y los niños: «Lo más bonito es el buen ambiente con los niños. Los ves después de mucho tiempo y te reconocen, te dan un abrazo… Tenemos muy buena relación con ellos».

Barranco califica como «increíble» el proceso evolutivo que van teniendo los niños con el paso de los años desde que aparecen por primera vez en el campus hasta el momento de tener que decir adiós por el tema de la edad: «Forman grupos dentro del campus, y cuando son un poco más mayores su relación se extiende fuera de este ámbito».

Aunque, sin embargo, si hay algo que hace especial este campus para Miguel Ángel Barranco es el grupo de monitores que le ha ido acompañando cada año, tanto en el de verano como en el de Semana Blanca: «Los compañeros siempre nos llevamos muy bien. Desde que entré hemos ido conociendo nuevos compañeros y eso me encanta: conocer gente, relacionarte con nuevos compañeros y poder llegar a tener nuevas amistades que van a durar mucho en el tiempo».