'La desaparición de las especies', un viaje por el tiempo
La obra de Nuria Luque narra la búsqueda de Espinete, desaparecido tras la demolición de los almacenes de RTVE por contaminación
TERESA R. DEL SOL
Martes, 14 de diciembre 2021, 00:01
La obra 'La desaparición de las especies', de la artista Nuria Luque, es un cómic expandido por las paredes y el suelo de la sala ... de exposiciones de la Facultad de Bellas Artes que estará abierta hasta el 23 de diciembre. Lo primero que pisas cuando entras en la sala es un camino de papel pintado que te conduce a viajar a través del tiempo: pasado, presente y futuro.
La exposición, que parte de su cómic, narra la búsqueda de Espinete, protagonista de la versión española de 'Barrio Sésamo', perdido tras la demolición de almacenes de RTVE por contaminación de amianto. Un recorrido sin rumbo ni una historia lineal donde el paisaje, el olvido y la memoria son protagonistas. La obra intercala imágenes de 'google maps' del río Guadalhorce como icono de su infancia, con otro icono infantil, Espinete y su desaparición, y con pájaros en peligro de extinción como enganche.
Nuria Luque nació en Málaga en 1998 y es artista interdisciplinar, actualmente está interesada en expandir las posibilidades lingüísticas del cómic tras su paso por la Facultad de Bellas Artes de la UMA donde ha finalizado el Grado en Bellas Artes y el Máster en Producción Artística Interdisciplinar. Las ideas no paran de brotar en la mente de la artista malagueña que se refleja en su velocidad hablando, el nerviosismo de sus manos y en la capacidad para transmitir todo lo que pasa su cabeza para convertirlo en arte visual.
«Yo entiendo la sala de exposiciones como un cómic, pero en el espacio, es como si te adentraras de lleno»
-¿Cómo nació la idea de 'La desaparición de las especies'?
-Me propuse como tema de tratar la idea de paisaje romántico y traerme esa literatura a la imagen digital. Me inspiro en Aby Warbug, que ofreció una lectura de la historia que no fuera lineal si no a través de imágenes. Entendiendo las imágenes como huellas culturales y es un poco de ahí de donde yo parto porque dije: voy a trabajar con el paisaje, igualando el de la literatura, con el paisaje de cultura, con el de 'google maps'.
-¿Cómo se le ocurrió unir todo?
-Yo funciono así a la hora de ir mezclando ideas. El nexo visual que ocurre en la pintura fue mi gancho para construir narraciones, por eso en mi cómic casi no hay palabras, hay pero funcionan como un elemento más.
-¿Por qué este título?
-Yo cuando me encontré que Espinete estaba desaparecido de los almacenes, oficialmente dado por muerto, a mí eso me resultó muy potente y decidí hacer un cómic que fuera la desaparición de Espinete. Y por establecer una línea narrativa, en las imágenes aparece un señor que está divagando por 'google maps' ya que se ve una figura humana, pero que ese señor puede ser o no Espinete. Las imágenes son del río Guadalhorce, que es un vertedero por excelencia. El icono infantil me lo llevo al icono malagueño de nuestra infancia que es como el vertedero del Guadalhorce, que ahora lo han resignificado y está puesto para ver los pájaros. Entonces me di cuenta de que estaba tratando de hablar de como en la era digital con todas las imágenes que hay están tendiendo a la desaparición, que se están engullendo en la propia galería de los móviles. Ahí ya me había ido a la desaparición de Espinete y a la desaparición de las imágenes y entonces me vino el título.


-¿Cuánto tiempo le llevó hacer primero el cómic y después la exposición?
-El cómic fue de noviembre a junio del año pasado. Lo defendí en junio como Trabajo Fin de Máster. En enero ya lo tenía todo pensado porque el cómic requiere muchas horas sentada, muchas horas trabajando. Al final son todas las horas, a veces tenemos el error de pensar que solo estamos trabajando en el cómic cuando estamos sentados en la silla y lo digo para culparme a mí misma porque me tiraba días enteros sentada y muchas veces salir y dar paseos es la clave. Al final te engulle y acaba siendo tu vida entera. La exposición fueron dos meses horribles, pero muy gratificantes.
-¿Ha recibido ayuda para la exposición?
-Todos los que estamos aquí en la universidad acabamos haciendo piña y de hecho yo no había sido consciente hasta que me he tenido que enfrentar a la obra. Es imposible que salga adelante sin ayuda de la gente. Los ordenadores son de un amigo mío que expuso el año pasado. Luego los televisores son de una amiga que tenía dos televisores en el trastero, algunos también son de la facultad. Además, el día que fuimos aquí a montar vino muchísima gente.
-¿Por qué decidiste combinar vídeo, audio, dibujo y el mural?
-Mezclo tantos medios porque no puedo concebir de otra manera el cómic aunque fuera formato papel, ahí estaba ya mezclando dibujo, un montón de fotogramas, técnicas que son del 'collage', técnicas de la pintura, técnicas que son del montaje de vídeo. Yo no puedo concebir la obra usando solo una técnica nada más. Yo entiendo la sala de exposiciones como un cómic, pero en el espacio, es como si te adentraras de lleno en el cómic , por eso cuando entras a la sala lo primero que te encuentras es papel para que lo pises. Esto se está montando y por eso hay una lona a medio caer, por eso hay caja de cartones y un montón de cosas que están en proceso. Esta experiencia era nueva, igual que uno compone en la página uno compone en sala.
«Entiendo las imágenes como huellas culturales, y es de donde parto»
-Aúna pasado, presente y futuro, ¿cómo se encuentra representado cada espacio temporal?
-No es porque exactamente estemos mezclando a nivel lineal 'per se' espacio presente y futuro aunque puede ser leído perfectamente así. Todo el concepto que hay detrás de mi cómic y del arte contemporáneo en general es de cómo las imágenes se relacionan unas con otras y eso propicia pensamientos. En mi caso es cómo establecer una narración que va a tantas capas que son horizontales mezclandose unas con otras.
-¿Qué intenta transmitir con su obra?
-Yo intento transmitir muchas cosas, más que nada porque las obras casi que se hacen solas, tú eres como el agente que va detrás y haces lo que la obra te pide. A mí lo que me gustaría del espectador que entra en la obra y lo ve que reflexione un poco sobre las imágenes en sí y qué hacemos con ellas. Ahora más que nunca están en nuestro día a día y estamos constantemente bombardeados con ellas o las convertimos en fetiche que pierden todo su valor o ese cauce que está tan saturado que se van intercalando nos permite hacer conexiones nuevas.



-¿Cómo nació su interés por el arte? ¿Fue desde pequeña?
-Yo siempre he dibujado y he escrito, de hecho me hace mucha gracia porque uno de mis primeros recuerdos fue tener ganas de que me enseñaran a escribir en infantil así que yo creo que eso dice mucho.
-¿Por qué es tan importante para usted el tiempo y la memoria?
-El lenguaje del cómic me lleva mucho a hablar de la memoria y del tiempo, pero es algo que es intrínseco a mí. Sí, tengo cierta obsesión con respecto a cuestiones de tiempo, de la muerte, de olvidar y recordar, el olvido es algo que está super claro en este trabajo.
-¿Tiene futuros proyectos?
-Sí, tenía dos proyectos con la cabeza super bien amueblada antes de la exposición, y en la semana que la estuve montando me ha hecho cambiar tanto la idea. Yo tenía un proyecto que quería relacionarlo con la música pero cuando estoy trabajando en ese proyecto echo de menos trabajar con las imágenes de internet, echo de menos la plasticidad que me permite eso. Luego por otro lado está la azucarera de Málaga, que tiene una historia detrás maravillosa.
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