El club South Investment destaca en la Liga de Bolsa Universitaria

Para los jóvenes universitarios, que quieren adentrarse en este mundo, nació la Liga de Bolsa Universitaria. Una competición de inversión en bolsa con dinero real en las que más de 50 clubes de diferentes universidades pugnan por conseguir la mayor rentabilidad posible.

Durante la X edición, que se disputó en el curso 22-23, hubo más de 600 alumnos apuntados. Además, participaron un total de 30 clubes de España y Latinoamérica. México, Colombia o Paraguay son algunos de los países que han decidido competir durante los diez años que lleva el certamen en activo.

Esta X edición tuvo también un valor especial y un gran protagonismo para la UMA. El club South Investment participó como primer y único representante, hasta la fecha, del cuadro universitario malagueño.

Juan Antonio Ramos Ruiz (Campillos, 2002) es el presidente y portavoz del grupo que representó a la Universidad de Málaga. Para el malagueño fue una experiencia «única» y como cabeza visible del proyecto se encargaba de «ejecutar las órdenes», aunque reconoce que todas las decisiones se «tomaban en conjunto».

Este grupo creado en noviembre de 2022 consiguió quedar cuarto en la clasificación final del certamen. Con una rentabilidad de 14,63%, los componentes de South Investment solo fueron superados por Loyola Investment Club (18,67%), Club de Finanzas UCEMA (21,13%) y UC3M Magellan (28,22%).

Antonio Jiménez Cerezo (Ciudad Real, 2002), vicepresidente del grupo South Investment, fue uno de los impulsores de este grupo en la Universidad de Málaga, formado por 14 integrantes, y basó su estrategia en «la macroeconomía», como explica Antonio Jiménez. «Empezamos leyendo un poco y aplicando conocimiento de macroeconomía, además de ver cómo estaba la actualidad en relación con los tipos de interés y la inflación. Utilizando los factores que teníamos y los conocimientos, ya sea por formación autodidacta o académica, conseguimos el objetivo», resalta el estudiante de Finanzas y Contabilidad de la Universidad de Málaga.

El uso de dinero real ha sido uno de los grande aspectos diferenciales con respecto a otros concursos. La Liga de Bolsa Universitaria pone de condición una cuantia mínima de 200 euros, para poder participar. Dinero que sale del bolsillo de los propios participantes.

Con respecto a este novedoso requisito, lo del dinero real, Antonio Jiménez comprende que es una «gran responsabilidad» por parte de los participantes. Sin embargo, con el paso de los meses esa «tensión», como la califica el vicepresidente de South Investment, se va diluyendo: «Te acostumbras a que ese dinero está ahí, y que no solo no lo pierdes, sino que además le estás sacando rentabilidad».

En el caso de Juan Antonio Ramos Ruiz, cree que esta peculiaridad permite «meterse más en el papel», además permite a los participantes tener en cuenta otros factores, como el psicológico, que para el presidente de South Investment es uno de los puntos «más importantes» a tener en cuenta en este tipo de situaciones.

Como en muchas competiciones, la constancia resulta primordial para conseguir sacar buenos resultados. En la Liga de Bolsa Universitaria la rentabilidad final es la que decide el vencedor, aunque para ello hay que superar los diferentes baches que van surgiendo en el mercado.

Para South Investment, uno de los momentos que más complicó sus inversiones fue llegando a los meses de febrero y marzo. La causa fue una inversión en un fondo cotizado de uranio, que durante esos meses produjo pérdidas, concretamente un 5%. Además, una subida en la inflación de manera inesperada, con un 9,8 en España y una media de 7,6 en Europa, fueron las causantes de estas pérdidas.

«Leímos una tesis que decía que el uranio debía ir bien en los próximos años debido a la transición energética hacia las energías limpias. Nosotros confiamos en la tesis, nos parecía razonable y metimos un 30% de nuestra cartera, que eran unos 60 euros», enuncia Jiménez Cerezo.

A pesar de todo, el club decidió apostar a largo plazo. Decisión que les salió bien finalmente: se iniciaron unos ajustes en la cartera, se confió en una empresa en plena proyección y se apoyó proyectos de carácter más defensivo y en versiones más conservadoras. Todas esas estrategias realizadas durante los meses siguientes les permitieron realizar una gran remontada hasta alcanzar su rentabilidad más alta durante la competición, que alcanzó el 21,23%.

Para el estudiante nacido en Campillos, «la suerte» tuvo una parte importante durante la remontada en los meses finales de competición. Sin embargo, las buenas decisiones también influyeron que al final del curso su grupo consiguiera hacerse con una rentabilidad cercana al 15%.

Uno de los puntos negativos con los que se han visto los integrantes de South Investment durante la competición ha sido el poco apoyo recibido por parte de la Universidad de Málaga, sobre todo en relación con diferentes iniciativas de formación con respecto a este tipo de áreas.

«La Universidad de Málaga tiene una posición privilegiada que no sabe explotar», explica de forma contundente Antonio Jiménez Cerezo. El vicepresidente del grupo, que quedó cuarto en la última temporada de La Liga de Bolsa Universitaria, se muestra desconcertado por este motivo: «Ya sea porque tiene otras prioridades, otros planes… No lo sé, pero no están explotando esa parte».

«La profesora que coordina el proyecto vino el día que presentamos al club de bolsa y desapareció. No volvimos a saber de ella», comenta el estudiante de Finanzas y Contabilidad, que a su vez incide en la idea de que se encuentra «bastante descontento» en este apartado.

Juan Antonio Ramos Ruiz sigue la misma línea que su compañero con respecto a la Universidad de Málaga. Esclarece que dentro de sus respectivos grados relacionados con gestión y finanzas apenas se «toca el tema de bolsa», de ahí la importancia de competiciones de esta índole para conseguir formar a alumnos en este tipo de áreas.

Aunque si hay algo en lo que coinciden ambos integrantes es que esta experiencia les ha servido para «conocer la bolsa» y poder seguir formándose en una nueva área, donde cada vez existe más demanda. Esta incursión en un campo en constante crecimiento les ha motivado a continuar su formación en esta área, reconociendo la creciente demanda y las oportunidades que ofrece.