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Elisa Bruno
Martes, 30 de enero 2024, 10:16
Alfonso Currás Baeza, madrileño de nacimiento, siempre había querido estudiar Criminología, era una espinita que tenía desde que hizo la licenciatura de Derecho en el Colegio Universitario Domingo de Soto en Segovia, pero comenzó a trabajar en el sector financiero. «La verdad que a mí no me gustaba. Cuando no estás a gusto en un trabajo lo mejor que puedes hacer es irte», comenta. Por eso decidió prepararse la oposición de profesor de secundaria en Andalucía, en su primer intento lo consiguió y su destino fue Málaga.
Desde 1995, la ciudad malagueña acogió a Alfonso Currás, que durante 30 años ejerció su labor en los institutos IES Miguel Romero Esteo, IES Puerto de la Torre, IES Cánovas del Castillo o IES Rosaleda, entre otros. Pero en el año 2010 se matriculó en el grado de Criminología en la UMA, sin embargo no logró entrar. «Había puesto como segunda opción Gestión y Administración Pública y ahí me encontré matriculado en la Facultad de Comercio y Gestión», relata. Hasta 2014 combinó sus clases de docencia como profesor por la mañana y como universitario por la tarde. Su deseo de cursar Criminología lo cumplió en el 2022, tras jubilarse, y a sus 62 años continúa a la carrera, nunca mejor dicho.
Sumergido en sus pensamientos, Alfonso Currás recuerda una pregunta que le hizo en su primer curso un profesor: «¿Cómo es que está usted aquí?» Él respondió: «Siempre había querido hacer Criminología y ahora que he conseguido entrar estoy dispuesto a ampliar conocimientos». Aprender por el hecho de aprender. Entre libros y apuntes, este ex profesor de secundaria lleva toda una vida en las clases.
Tal y como lo ve él, a la mente le pasa algo muy parecido a los músculos. Según Alfonso Currás, si no los usas decaen, entonces si te limitas a estar en tu casa o dedicarte solo a hobbies que no requieran un esfuerzo intelectual vas a perder, en su opinión, inmediatamente facultades intelectuales sencillamente porque no las utilizas. «Digamos que es una forma muy buena de mantener lejos al Alzhéimer», concluye.
Asimismo, admite que ponerse encima de un libro, de un supuesto práctico o de apuntes le hace «la misma gracia» que a cualquier otra persona. «Lo que pasa que se me da bien por regla general y lo veo como algo positivo», confiesa entre risas. «La alternativa sería estar en mi casa haciendo viajes, salir a dar paseos, leyendo... y todo eso está muy bien, pero si voy a emplear mi tiempo prefiero hacerlo a fondo en una materia que en este caso siempre he querido estudiar».
Desde los 18 años, Alfonso Currás ha trabajado y ha estudiado. «Estoy acostumbrado, entonces es cuestión de reservar el tiempo adecuado para cada actividad que llevo a cabo», explica el hoy universitario. Actualmente, le dedica a la UMA el horario de tarde y procura estudiar un par de horas. Es así como consigue resultados, con esfuerzo y constancia. Lo lleva haciendo todo este tiempo y no ha tenido ningún problema.
Los primeros días de clases en la Facultad de Derecho, Alfonso Currás notaba «un poco la extrañeza», ya que no hay muchos estudiantes con 62 años. Sin embargo, cuenta que empezó a tratar con sus compañeros fruto del trabajo en equipo que se intenta fomentar en la universidad. «Aparte, yo siempre he sido partidario de ayudar al que he podido y ellos también me ayudan a mí», cuenta el ex profesor de secundaria.
«Puedo aportarles muchísima experiencia en el campo docente en una cantidad de materias. Incluso si fuera necesario, que no lo ha sido, en el sector financiero. Y luego mis propios conocimientos jurídicos porque muchas materias ya las he tenido que estudiar antes», explica. Aunque lo que más le consultan sus compañeros son los supuestos prácticos para resolverles las dudas. En determinadas asignaturas, Currás juega con ventaja porque en las materias jurídicas lo que necesita es ponerse al día, pero la base la tiene de sus anteriores estudios.
Existe una especie de simbiosis, ya que él les ayuda a los estudiantes y ellos a él. Para este singular universitario hay materias que no domina tan bien como sus compañeros, entre los que destaca la informática o las nuevas tecnologías. «Cualquiera de ellos supera con creces», comenta. Currás aún conserva amistad con compañeros de la época de estudiante del grado de Gestión y Administración Pública, «buenos amigos» que formaron un grupo de trabajo y se ayudaban con los exámenes.
A Alfonso Currás aún le queda dos años para terminar Criminología, pero no descarta prepararse otros estudios cuando acabe. «Echaré un vistazo a lo que ofrece la universidad», indica. No tiene aún ninguna preferencia específica, puede ser otro grado, máster, o doctorado, pero no se cierra a ninguna vía. Le gustaría hacer la carrera de Arqueología, aunque la UMA no la ofrece, la universidad más cercana es Granada, pero, señala, no se ve yéndose a vivir allí. Lo que sí tiene claro es que quiere ampliar conocimientos y seguir entre aulas, apuntes y libros.
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