Un monasterio para compensar el «espíritu mundano» de Torremolinos
El cronista oficial, Carlos Blanco, recuerda el origen de la llegada de la orden de las Carmelitas a Montemar, gracias a Carlota Alessandri, mujer de gran religiosidad y precursora del turismo
Hace ya 71 años que abrió el monasterio del Sagrado Corazón de Jesús, donde están establecidas las Carmelitas Descalzas, en el barrio de Montemar, en ... Torremolinos. La casa de esta comunidad religiosa fue inaugurada un 7 de mayo de 1964, aunque las gestiones para su llegada al que, en ese momento, todavía era un barrio de Málaga capital, comenzaron antes, en concreto, a finales de 1957, de la mano de una de las mujeres más importantes de la historia torremolinense reciente, Carlota Alessandri.
Alessandri, fallecida en 1972 y que da nombre a una de las principales avenidas de Torremolinos, es conocida por ser una ferviente católica y también por su contribución al turismo; es una de sus precursoras, con la construcción de un pequeño establecimiento, precisamente, en una parcela que compró en Montemar.
1957 no es un año cualquiera, es recordado por la temporada que pasó la actriz francesa Brigitte Bardot, uno de los mitos eróticos de la cinematografía mundial, en tierras malagueñas, durante el rodaje de 'Los joyeros del claro de luna', filmada en localizaciones de Torremolinos y Churriana.
En esta cinta, dirigida por el exmarido de la bellísima gala, Roger Vadim, Bardot interpreta a Úrsula, una joven que deja el convento donde se ha educado para empezar una nueva vida, en el sur de España. Para este rodaje, la protagonista tuvo que desnudarse y, además, para escándalo y sorpresa de la época, también tomó así el sol en algunos descansos, en las playas torremolinenses.
De esta forma, Bardot superó, con creces, el hecho relacionado con las conductas de las turistas que acudían a Torremolinos que, hasta el momento, había sido más disruptivo, el famoso toples de Gala, la pareja de Salvador Dalí. Gala, durante una estancia en el Castillo del Inglés, fue fotografiada cuando tomaba el sol con los senos al descubierto, con lo que, al quedar constancia, se la considera pionera de esta forma de broncearse, un hecho que está inmortalizado en una escultura.
En ese contexto, Alessandri contactó con la madre Maravillas, considerada una de las grandes místicas del siglo XX, con la que tenía amistad, para fundar en Torremolinos una casa de clausura.
De esta forma, como recoge el cronista oficial de la ciudad, Carlos Blanco, buscaba «reparar el espíritu mundano que se había introducido en el pueblo en poco tiempo». El proyecto no cayó en saco roto, ya que llegó directamente a Roma, para consultarlo con el Papa, Pío XII en aquel momento.
El pontífice llegó a conceder una audiencia privada a Alessandri y su familia, el 17 marzo de 1958, y bendijo la idea.
Blanco considera que esta entrevista personal, en sus palabras, «probablemente sea la única audiencia concedida por un Papa a alguien vinculado a Torremolinos».
La implicación de la madre Maravillas con el que se consideró «un testimonio de fe en la Costa del Sol», como se recordó con motivo del 50 aniversario del convento, hizo que viajara cinco veces para visitar las obras, junto al cardenal Herrera Oria y la propia Alessandri, que fue la que puso a disposición los terrenos.
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