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Con optimismo, ánimo y energía positiva atiende Sonia Díez Abad la llamada de SUR para hablar de un tema tan delicado como es la venta ... del colegio que ella misma pusiera en pie hace 20 años y que ha pasado a manos de un grupo internacional. Ella no estará, pero seguirá muy pegada al que ha sido su hijo mimado, un colegio que fue creciendo desde cero con su impulso y que se ha colocado entre los más prestigiosos a nivel internacional.
No ha sido la primera oferta que ha recibido, pero sí la que ha considerado más adecuada. «Con frecuencia recibimos visitas de grupos nacionales e internacionales que vienen a conocer el colegio y lo que estamos haciendo, y esto me ha hecho sentir muy orgullosa. Algunos nos ofrecieron comprar el colegio, incluso me daban la posibilidad de quedarme en la dirección», explica la fundadora del centro.
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Además del Colegio Internacional Torrequebrada, el grupo presidido por Sonia Díez Abad ha vendido el colegio Nuestra Señora de Europa de Guecho (Vizcaya), su localidad natal y donde sus padres, maestros, crearon una pequeña escuela en los años sesenta. Sonia aprendió de ellos el amor por la enseñanza. Se hizo maestra y muchas cosas más: licenciada en Psicología y doctora en Ciencias Económicas y Empresariales por la UMA o un MBA en el IE Business School, además de varias acreditaciones de postgrado de la Universidad de Harvard.
Era consejera delegada del grupo malagueño dedicado a la formación Vértice cuando, en 2004, decidió dejarlo todo para dedicarse de lleno a hacer realidad su sueño de crear un colegio diferente e innovador. «He tenido el privilegio de verlo crecer, como si fuera un hijo, desde sus primeros pasos a lo que es hoy, con un esfuerzo tremendo, yo sola apoyada por un gran equipo profesional», afirma.
Sonia Díez considera que había llegado el momento de dar «un paso al lado» y dejar el colegio en «las mejores manos». Sus hijos escogieron otras profesiones, «han sido libres para decidir su futuro» y no quería que el colegio «se convirtiera en un yugo para ellos» si no querían seguir con su proyecto.
Por el lado personal, dice que cumple 60 años, después de superar un cáncer de páncreas. «En la vida hay que saber calibrar tus fuerzas, y el colegio requiere una dedicación absoluta», dice. El CIT se encuentra en un momento «óptimo», dice su fundadora, con «un gran nivel de solvencia y solidez, pero vienen momentos en los que será necesario hacer mayores inversiones, nuevas alianzas, algo en lo que yo en el medio plazo ya no me podía comprometer».
Aunque otros grupos interesados en el colegio le habían ofrecido continuar, Sonia Díez ha preferido apartarse y que haya una «sucesión natural. Por esto no me gusta hablar de venta, sino de una transmisión, porque las instituciones grandes, como considero que es el CIT, están llamadas a una sucesión natural y las personas, a ocupar otros espacios».
Para Sonia Díez, «hay que saber estar presente, pero sin poseer». Por esto dice que los nuevos gestores «contarán conmigo para todo lo que necesiten, pero yo he preferido no tener una participación directa». Esto no supone una retirada, sino más bien afrontar nuevos proyectos. «Tendré tiempo para escribir –es autora de '¡Educacción!' (Editorial Deusto)–, viajar, colaborar en medios y dar conferencias», señala.
Sonia Díez deja el colegio que fundó justo cuando se cumple su 20.º aniversario. «Me he roto varias veces a lo largo del año, en estos meses de una negociación compleja que se ha llevado con mucho rigor y confidencialidad. Entendí que este era el momento de ser generosa y de desprenderme de algo tan querido, brindando por los próximos 20 años y entregándolo con alegría, no con tristeza, que es al fin y al cabo puro ego», afirma.
El Colegio Internacional Torrequebrada ofrece formación desde los 0 años al Bachillerato, en el que se sigue el modelo del Bachillerato Internacional. Cuenta este curso con 750 alumnos, «estamos llenos, y con lista de espera», puntualiza su fundadora.
Y, aunque se marcha, lanza un mensaje a la comunidad educativa: «Seguiré estando cerca, siempre, para todo lo que se me necesite, dispuesta a brindar mi apoyo mientras continúo mi viaje en favor de la educación».
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