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La planta de transferencia de residuos urbanos de Benalmádena se someterá en breve a un proceso de transformación y modernización con el que se busca ... dejar atrás los habituales problemas que ha venido sufriendo este espacio debido a las averías de una maquinaria obsoleta, lo que daba lugar a la acumulación de basura y malos olores, con la consiguiente queja de los vecinos.
Esta planta, que recibe toda la basura que diariamente recogen los camiones en los contenedores del municipio, se encarga de compactar la misma antes de su traslado definitivo a la planta de tratamiento de residuos de Casares, gestionada por la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol Occidental. Hace veinte años fue construida completamente alejada del entorno urbano del municipio, pero hoy queda próxima a nuevas urbanizaciones como Santángelo Norte y al cementerio.
El concejal de Residuos Sólidos Urbanos, Juan Olea, anunció que el Ayuntamiento de Benalmádena ya ha logrado la resolución favorable de la Junta de Andalucía para poder iniciar las obras de mejora y aseguró que la planta «arrastraba casi una década de abandono».
Olea culpó de los problemas que ha venido dando la planta al anterior Gobierno local del PSOE, gobernado por Víctor Navas. «Al final de sus ochos años de mandato llevó a cabo la licitación, pero sin contar con la resolución favorable por parte de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía que los técnicos municipales han considerado pertinente para realizarla con todas las garantías», una «desidia» que, según dijo, «también ha tenido un impacto negativo en el servicio, al presentar las instalaciones un estado decadente y lamentable ».
Lo cierto es que la modernización de la planta de transferencia está recogida en el pliego que enmarcó la adjudicación del servicio municipal de basuras. Un proceso que culminó en junio de 2024 y del que resultó adjudicataria la empresa FCC. A pesar de que ha pasado prácticamente un año desde entonces, aún no se ha intervenido en esta planta.
Según apuntó Olea, la falta del visto bueno de la Junta daba lugar a una situación «cargada de incertidumbre e inseguridad por las dudas técnicas existentes» y es lo que ha motivado la «paralización durante un año de las obras».
Hasta ahora, «no se tenía la certeza de que la planta pudiera ser viable, por lo que desde el equipo de Gobierno se ha actuado con prudencia, corríamos el riesgo cierto de hacer una obra de entidad sin tener la seguridad ni la certeza necesarias«.
Una vez que parece que la actuación está ya encaminada, desde el Gobierno local se ha anunciado una inversión de 716.713,46 euros que «permitirá que Benalmádena cuente con una instalación moderna y adaptada a la normativa».
En concreto y según los datos facilitados por el Gobierno local, se actualizará un equipo «obsoleto y con grandes carencias de funcionamiento». La nueva planta permitirá, además de todas las funciones que realizaba hasta ahora, cumplir con la normativa de respeto al medioambiente, reducir los tiempos de espera de los vehículos, poner coto a las averías y roturas y una mayor «flexibilidad que permita dar respuesta a variaciones de tonelaje».
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