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El complejo Holiday World es hoy por hoy el mayor resort turístico de la Costa del Sol, con cuatro establecimientos hoteleros y un club de ... playa dando forma a sus instalaciones. A pesar de que el apagón tuvo lugar un lunes del mes de abril, después de Semana Santa, estas instalaciones estaban ya a tope con un porcentaje de ocupación del 90 por ciento. Eso significa que cuando se cortó la luz en toda España en el hotel había alojados 2.280 huéspedes.
«Estábamos con los preparativos del almuerzo», detalla el director del hotel Holiday World Village, José Manuel García Vico. La situación obligó a poner en marcha el plan b con el que cuenta la empresa, perteneciente al Grupo Peñarroya, de manera que cada uno de los hoteles del complejo tiene su propio generador autónomo que funciona a base de gasoil, con lo que en ningún momento se quedaron sin suministro.
Eso no evitó que muchas de las rutinas de los hoteles se vieran modificadas por fuerza mayor, ya que los generadores permiten suministrar un 40 por ciento de la energía habitual. «Mantuvimos la luz en las zonas comunes, la recepción y la cocina central, pero las habitaciones se quedaron sin luz. Pusimos zonas de carga de teléfonos en los espacios comunes y microondas, sobre todo para las familias con niños pequeños que suelen necesitar calentar el biberón», cuenta el director, quien asegura que también se mantuvo el servicio de Internet.
Este último punto jugó un papel importante porque «el 75 por ciento de nuestros huéspedes son de fuera y para ellos era importante estar conectados e informados». Aún así, se les pidió a todos ellos que hicieran uso del wifi con responsabilidad y solo para llamadas de emergencia.
«Dentro de la organización contamos con un comité, que es el que fue estableciendo las pautas con las que dábamos información a los clientes. En todo momento les fuimos informando mediante cartelería, megafonía y a nivel personal de lo que estaba ocurriendo y de lo que íbamos sabiendo», así como de las circunstancias especiales que se iban dando en los alojamientos.
Por ejemplo, en cada hotel se dejaron operativos solo algunos ascensores para casos verdaderamente necesarios, como personas con discapacidad que necesitaban acceder al comedor o familias con carritos. En cocina la suerte fue que los fogones funcionan a gas, por tanto se suprimieron los menús que requerían de freidoras y hornos y se configuraron menús a base de guisos y ensaladas.
Por lo demás, como el día tuvo una temperatura buena, los turistas alojados mantuvieron su ritmo de vacaciones, dentro de las posibilidades. Se mantuvo la música, se abrieron los bares y la piscina, que en las horas centrales del día registró máxima actividad. «No fue un día normal, pero se trató de mantener la normalidad», resume García Vico.
Rompió esa normalidad el hecho de que varios huéspedes tuvieron que volver al hotel porque sus vuelos fueron cancelados, pero a todos ellos se les volvió a asignar una habitación o que al llegar la noche y como aún una parte importante del municipio estaba a oscuras, se pidió a los clientes que no salieran a la calle y que se quedaran en las instalaciones.
«Todos los huéspedes se mostraron comprensivos con la situación y no hubo problemas, también porque se consiguió mantener la vida en los hoteles» hasta que a las tres de la mañana se recuperó totalmente el suministro.
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