

Secciones
Servicios
Destacamos
Juan Cano
Miércoles, 13 de julio 2016, 00:50
El dolor, el más agudo que ha sentido en toda su vida, «mucho peor que los dos partos», va desapareciendo, pero le queda una profunda desazón por lo inexplicable del suceso. «Sé que no va a solucionar lo de mi ojo, eso ya está perdido, pero quiero saber lo que pasó». Quien habla es Toñi Oballe, la mujer que el sábado resultó herida por un objeto que la policía trata de identificar mientras se bañaba con sus hijos en la playa de La Carihuela, en Torremolinos.
Atiende el teléfono desde la habitación que ocupa en el Hospital Clínico, donde se recupera de una larga operación en la que se confirmó el peor de los diagnósticos. Lo que sea que impactara en su ojo izquierdo le ha privado para siempre de la visión. «Ahora hay que tener cuidado con las infecciones para evitar que me pongan una prótesis», explica la mujer, cuyo único consuelo es que no alcanzara a uno de sus hijos: «La suerte es que me dio a mí y no a ellos».
El sábado, como cualquier otro fin de semana que tengan libre en el trabajo, la familia cogió el coche desde Priego de Córdoba, de donde es oriunda, y se desplazó a Torremolinos. Reservaron unas hamacas en primera línea y una mesa para cuatro en el chiringuito La Coquina, del que son clientes habituales.
Tras darse un baño, el marido se fue a la orilla y la mujer se quedó en el agua con sus dos hijos, de 21 y 26 años. «Estábamos bromeando. Saben que me dan miedo las olas y me decían: Mamá, que viene una grande. Yo nadaba hacia la orilla y, en esas, sentí un impacto tan fuerte que saqué medio cuerpo del agua y eso que no hacía pie del dolor que sentí, por eso pensaron que me había mordido un tiburón», relata la mujer, que tiene 52 años. Mientras ambos buscaban debajo del agua la causa de los alaridos de su madre, ella empezó a gritar: «¡Mi ojo, mi ojo!».
Ni Toñi, ni sus hijos, que estaban mirando hacia ella, ni su marido, que observaba desde la orilla, pendiente de los tres, vieron qué objeto fue el que la alcanzó. Tampoco han localizado testigos entre los bañistas. Y ni los médicos ni la policía han logrado identificar aún de qué objeto se trata. Se baraja, como principales hipótesis, entre una piedra lanzada desde la orilla y un proyectil disparado con un rifle de aire comprimido.
A través de esas líneas, Toñi quiere hacer un llamamiento a la colaboración ciudadana: «Si alguien lee esto y puede dar norte de lo que pasó, yo le estaría muy agradecida», pide la mujer, quien añade: «Si ha sido un niño tirando la piedra, al menos me queda la tranquilidad de que no hay un loco suelto. Pero si ha sido adrede, hay que evitar que vuelva a pasar, porque podía haberme matado; el médico me dijo que, si me da un poco más arriba, no lo cuento. Esa es la intriga que tengo, porque he perdido la visión y todavía no sé por qué, ni con qué intención».
El menor de sus hijos la cogió en brazos y la llevó como pudo hasta la orilla, donde fue asistida por el socorrista y, después, por una enfermera y un médico extranjero que se encontraban entre los bañistas, algunos de ellos, como denunció su hijo en un foro de Internet, más preocupados de grabar la escena con su teléfono móvil que de ayudarla.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.