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Interior de una limusina.
Un verano sin calculadora

Un verano sin calculadora

El servicio de coches de lujo no entiende de crisis. Sus clientes, por lo general, planean sus vacaciones sin problemas de presupuesto y están dispuestos a pagar hasta cien euros por un trayecto de veinte minutos

Alberto Gómez

Martes, 25 de agosto 2015, 01:18

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Apretarse el cinturón, reducir gastos y hacer equilibrios con la calculadora son una constante en tiempo de crisis. No son pocos los que durante estos últimos años han cambiado las playas de Punta Cana por las de Benidorm y el hotel de cinco estrellas por un modesto bungalow con cocina incluida, que ya no está la cosa como para andar comiendo fuera todo el día. Los recortes son el peor enemigo de las vacaciones, aunque algunos sean capaces de estirar un fin de semana como si de todo un mes se tratara a base de colgar fotos en Facebook. En verano no se estilan tanto los selfies y sí la inquietante imagen de unas rodillas con el mar de fondo. Cosas del postureo.

Quienes no necesitan un smartphone para decorar sus viajes son los ricos, esos que manejan los billetes de 500 euros que el resto de los mortales ni siquiera olemos. A veces, inocentes, hasta nos preguntamos si existen. Los ricos, decíamos, no hacen cuentas porque casi siempre les salen bien, y el verano es la oportunidad perfecta para desplegar sus fortunas al modo en que los pavos reales abren sus plumas.

En cuanto al transporte de lujo, en Málaga operan numerosas compañías que ofrecen vehículos de alta gama, como Garcatri, una empresa familiar fundada por Luis García Trigo que pone a disposición de sus clientes, de alto poder adquisitivo, coches y autobuses con asientos de cuero, techo solar, mesas plegables, wifi, nevera e incluso cuarto de baño. En invierno trabajan sobre todo con golfistas, que por algo esta es la Costa de Golf, pero los meses de verano son un auténtico filón para este tipo de empresas. Garcatri, que en los últimos años ha ganado una importante cuota de mercado en el sector, casi duplica su número de conductores en julio y agosto. «Suelen solicitar nuestros servicios personas relacionadas con el mundo del espectáculo y las finanzas, y también políticos o familias reales», asegura el responsable comercial, Pepe Sánchez, que se vuelve un muro de silencio cuando se le intenta sacar alguna anécdota. «Respetamos la privacidad de nuestros clientes, la confidencialidad es una parte básica de este trabajo, pero claro que hay muchas historias interesantes».

Debe de haberlas a juzgar por la nómina de personajes que reclaman transporte de lujo. Otra empresa andaluza, Casado, fundada a mediados de los 70 después de que Salvador, su propietario, adquiriese un SEAT 132 que convirtió en taxi, ha prestado servicio a Mick Jagger, Montserrat Caballé, The Scorpions, Plácido Domingo, José Carreras, Joe Cocker, Ainhoa Arteta, Manolo Escobar, David Bisbal, Marta Sánchez o la selección española de fútbol. Las voces de esta empresa, eso sí, también enmudecen en cuanto a las excentricidades y peticiones fuera de lo normal de sus clientes. Lo que ocurre en los coches de lujo se queda en los coches de lujo.

A veces el servicio debe realizarse a pie de avión, algo para lo que los conductores han de pasar por el pabellón de estado y entregar su DNI, además de rellenar el pertinente formulario con la matrícula y el seguro del vehículo. «Cualquiera que tenga un aeroplano privado puede reclamar este servicio, y es lógico; no van a venir en su propio avión y luego esperar cola para coger un taxi o subirse en un autobús de línea».

Pero también las empresas de lujo se han visto obligadas a reciclarse en los últimos años, incapaces de vivir tan solo de llevar a los hoteles a turistas de clase alta. Muchas de estas compañías trabajan de forma directa con touroperadores internacionales y ofrecen rutas y excursiones en la comodidad de sus coches. En el caso de Garcatri, organizan viajes desde Málaga a Granada, Sevilla o Córdoba, con precios que oscilan entre los cerca de 500 euros que puede costar una excursión en un vehículo de nueve plazas a los 90 de un trayecto sencillo desde el aeropuerto a un hotel en Marbella: «Y siempre en autopista».

Quien no tenga problemas de presupuesto puede organizar las vacaciones a su antojo en cualquier lugar del mundo. Para los que elijan la Costa del Sol, un destino históricamente vinculado al turismo de lujo, ya hay decenas de empresas dispuestas a envolver la estancia de los más ricos en puro algodón, y no sólo durante el transporte: algunas compañías ofrecen servicio de canguro, chefs a domicilio y guías turísticos personales para un viaje de cinco estrellas.

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