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El Real Monasterio de Nuestra Señora de Gracia y la iglesia de Las Claras están en la calle Félix Lomas. E. C.
Vélez-Málaga quiere reactivar la compra de un convento del siglo XVI

Vélez-Málaga quiere reactivar la compra de un convento del siglo XVI

El cuatripartito negocia con los nuevos propietarios la adquisición del inmueble situado en pleno casco histórico para destinarlo a fines sociales

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Domingo, 22 de octubre 2017, 01:06

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::El Real Monasterio de Nuestra Señora de Gracia, conocido popularmente como Las Claras, por albergar durante casi cinco siglos a las monjas de la orden de clausura de Las Clarisas, es uno de los tres únicos Bienes de Interés Cultural (BIC) oficialmente declarados en Vélez-Málaga, junto a los restos del conjunto amurallado de La Fortaleza y el antiguo castillo de Torre del Mar. El inmueble tuvo uso religioso hasta 2009, año en el que las religiosas se trasladaron a un convento de nueva construcción situado en la carretera de Arenas, después de alcanzar un acuerdo con un matrimonio veleño, que les permutó la propiedad del histórico edificio, construido en 1555 (siglo XVI), a cambio de que les ejecutaran uno nuevo en otro sitio.

El objetivo de la firma Conclave Nostrum, del arquitecto veleño Francisco Torres y su mujer Margot Zayas, era rehabilitarlo y convertirlo en un gran hotel de lujo. Sin embargo, con la crisis el proyecto se paralizó. Entre 2012 y el pasado verano, parte del inmueble ha venido siendo utilizado por el colectivo local Sociarte, que ha estado organizando actividades culturales en su interior, incluyendo la iglesia de Las Claras, para realizar conciertos, recitales poéticos, representaciones teatrales, etc.

Sin embargo, el pasado agosto la entidad financiera Unicaja se hizo con la titularidad del convento, al subrogarse la hipoteca de 1,2 millones suscrita por la empresa para poder construir el nuevo convento para las religiosas, ante los impagos de Conclave Nostrum. A partir de entonces, los integrantes de la asociación sociocultural Sociarte no han podido seguir utilizando parte del edificio.

Los antiguos dueños han perdido la propiedad al ejecutar el banco la hipoteca para construir el nuevo convento

Después de que el equipo de gobierno cuatripartito, conformado por PSOE, PA, GIPMTM y el edil no adscrito, José Antonio Moreno Ocón, alcanzase en octubre de 2015 un preacuerdo con los entonces todavía propietarios para adquirir el inmueble, a cambio de 2,1 millones de euros, tras conocer que Unicaja es ahora la nueva dueña, los responsables municipales quieren reactivar las negociaciones para que el edificio pase a ser de titularidad pública. No en vano, ésta es una de las grandes aspiraciones del Consistorio en las últimas décadas. Así, la entidad financiera ya se ha dirigido al Consistorio veleño para negociar su venta y el alcalde, Antonio Moreno (PSOE), ha mantenido una primera reunión con responsables del banco malagueño.

El primer teniente de Alcalde, Marcelino Méndez-Trelles (PA), dijo a SUR que existe un «derecho de tanteo» a raíz del preacuerdo alcanzado en 2015. «Se van a abrir varias vías, porque no sólo es pagar, son más cosas, porque a Unicaja y al Ayuntamiento le puede interesar otro tipo de acuerdo», dijo. Así, apuntó que una de las posibilidades que tienen es pagar parte del precio que se fije a través de los fondos europeos EDUSI, de los que el Consistorio ha conseguido 10 millones para invertir hasta 2020.

Peligro de deterioro

La intención del Consistorio, si se hace con la propiedad del convento, es destinarlo a usos sociales o culturales. No obstante, eso aún no está definido, ya que en los últimos años ha habido un inversor interesado en rehabilitarlo para instalar un colegio privado. La empresa veía factible el proyecto, ya que existe la posibilidad de ejecutar un edificio colindante, en el que ubicar las instalaciones deportivas y un aparcamiento subterráneo.

Por su parte, desde el colectivo Sociarte, su presidente, Fernando Gil, mostró su «preocupación» por el estado de conservación del convento. «Con las últimas lluvias ha podido deteriorarse aún más, y ahora que no podemos usarlo, al estar cerrado, el deterioro va a ser aún mayor», dijo. Méndez-Trelles apuntó que «no le constan» nuevos daños en el edificio, aunque en todo caso afirmó que «la responsabilidad» de garantizar la conservación de un BIC es del dueño.

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