El testigo clave de la defensa de Sergio Ruiz se retracta ante la jueza: «Estaba muy nervioso, sinceramente no era Dana, era más alta y más gruesa»

Según consta en las declaraciones a las que ha tenido acceso SUR, este trabajador se retractó, matizando que «estaba muy nervioso, sinceramente no era Dana, era una mujer más alta y más gruesa, 30 o 40 centímetros más alta y que pesaría unos 80 kilos», manifestó a preguntas del abogado del hermano de la joven asesinada, Marcos García Montes. Preguntado por el letrado del único investigado porqué había cambiado de versión, este empleado declaró que «estaba muy nervioso, estaba muy oscuro y no lo vi bien». «Descolgué el teléfono y hago una llamada al 091, dio algunos toques pero no llegué a hablar, pensé que igual me devolvían la llamada», detalló.

Interrogado por García Montes sobre por qué no volvió a llamar, aseguró que pensó que era «una discusión de pareja». «Cuando pasaron unos días y vi que el bar estaba cerrado, pensé que igual podía haber sido ella», expresó ante la jueza el trabajador de la gasolinera, quien reconoció que no se lo comunicó a su jefe al día siguiente. De hecho, cuando la Guardia Civil acudió al negocio a recabar las cámaras de seguridad, estas imágenes ya habían sido borradas por el sistema de manera automática, al haber transcurrido más de 12 días.

Entre los testimonios de testigos que acudieron en aquella jornada a declarar ante la jueza destacó el de la expareja de Sergio Ruiz y madre de su otra hija, quien lo definió como «una persona violenta y agresiva», al confesar que ella lo había denunciado por malos tratos, motivo por el que rompieron la relación. «Me pidió que le quitara la denuncia para poder tener un perro pitbull, es muy mentiroso y agresivo», confesó esta mujer, quien relató también frecuentes episodios de «violencia, hacia caballos, perros, gatos y palomas, con patadas y puñetazos» por parte de Ruiz.

Al día siguiente de la supuesta desaparición de Dana Leonte, la expareja recibió un mensaje de la hermana de Sergio en el que le manifestó que Sergio «podría haberle hecho algo a Dana o haberla encerrado». Ese día Sergio Ruiz llegó a trabajar dos horas y media más tarde de lo habitual, según reconocieron ante la jueza los dueños del almacén de materiales en el que estaba contratado en Vélez-Málaga. Esa jornada, además, a diferencia de lo que era habitual, el joven pidió a la madre quedarse con su hija mayor.

Cuando la llevaba al colegio al día siguiente, el joven de Arenas paró en unos contenedores que hay en la carretera hacia Vélez-Málaga y cogió unas botas, siempre según el testimonio de la madre. «Eva me dijo que estaba preocupada por mi hija, que habían robado en la casa y que había movimientos muy raros, por eso decidí que no se quedase más con él», declaró la expareja de Sergio Ruiz.

La niñera de ambos también declaró como testigo, relatando que la noche de la desaparición Ruiz llegó a recoger a su hija «mucho más tarde de lo habitual», casi a las 23.00 horas, después de avisarla de que habían sido víctimas de un robo en su domicilio. A esta vecina le sorprendió que el joven acudiera sólo, sin Dana, «recién bañado y vestido de limpio». «Al día siguiente no me trajo a la niña, aunque no me hizo mención a que Dana hubiese desaparecido», expresó ante la jueza. Fue en la jornada del viernes 14 cuando le manifestó que Dana «se había marchado a Rumanía».

Esta mujer también relató que Dana le había contado que unos tres meses antes había conseguido escapar con vida de una agresión de Sergio en la vivienda familiar, que le provocó «arañazos y golpes». «La niña le vino muy grande, tenían muy mala relación, Dana me decía, por favor, a mi niña cuídala», expresó. A pesar de que no volvió a quedarse al cuidado de la hija de ambos, la niñera preguntó a Sergio por el paradero de Dana a través de WhatsApp en el mes de julio. «Me sorprendió que intentó ligar conmigo, diciéndome que si quería subir a Arenas a pasear en su caballo y a ver a la niña», manifestó.

Por su parte, el prestamista que dejó cerca de 7.000 euros a Dana confesó que la conocía desde hacía tres años. «Era una relación laboral, no sentimental», aclaró. «Me contaba sus problemas, que no la admitían en la familia de Sergio y que se quería marchar», declaró en el juzgado. «Era vox populi que Sergio se portaba muy mal con ella», matizó. «Ella se quería independizar y me pidió otros 2.000 euros», agregó. Después de la desaparición, Sergio le comentó que igual se había ido con un sargento de la Guardia Civil de Rincón de la Victoria. Este hombre admitió, a preguntas del abogado del investigado, que sabía que el hermano de Dana y un amigo fueron acusados de un robo en un local que regentó la joven en Torre del Mar hace unos años, que era propiedad de un expolicía nacional, condenado por tráfico de drogas.