La Guardia Civil ya investigaba robos en el entorno de Rincón de la Victoria desde «hace tiempo»

En la población rinconera, según los afectados (la Benemérita, por el momento, se reserva la cifra de denuncias recibidas), se habrían registrado no menos de media docena de robos en inmuebles con un 'modus operandi' similar. Este consistió en elegir casas de los bajos de distintas urbanizaciones para, una vez franqueada la zona de vallado de los respectivos residenciales, probablemente, tras abrirse camino por el monte bajo que las rodea, moverse dentro de estos complejos de viviendas hasta llegar a los jardines. Desde las áreas verdes comunes, a las que se asoman las terrazas de los domicilios donde se han dado las sustracciones, los ladrones habrían penetrado en las casas tras forzar las cerraduras de seguridad, previo escalo de los muros, a pocos metros del suelo. El Instituto Armado no dice que todos los robos registrados en Rincón y los alrededores tengan relación, lo que sí deja claro es que, las investigaciones en curso a raíz de lo ocurrido entre los pasados 6 y 10 de diciembre, cuando coincidieron las festividades de la Constitución y La Inmaculada, se añaden a las que ya estaban en marcha por acciones similares. Habrá que ver si, con motivo de alguna detención, se pueden relacionar.

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Oleada de robos en esta zona de Rincón de la Victoria: preocupación entre los vecinos

En todo caso, lo ocurrido en Parque Victoria ha causado gran preocupación entre los residentes en esta barriada, separada del casco urbano de La Cala del Moral y Rincón por la autovía A-7, y ha sacado a relucir cuestiones como la necesidad de mejorar la iluminación y demandas como la posibilidad de implementar sistemas de videovigilancia en esta parte del municipio. Son varios residenciales los elegidos por los ladrones, en el entorno de las calles Jumilla, Cariñena y Montilla Moriles, muchos de los cuales tienen en su denominación el nombre de la promotora. Entre las víctimas, se mezcla el sentimiento de estupor y rabia ante los robos, con cierto alivio, ya que, a la hora en la que se dieron, en torno a las ocho y media de la tarde, muchos de ellos llegaban a sus casas, por lo que creen que llegaron a estar bajo el mismo techo que sus asaltantes algún tiempo. «La sensación de vulnerabilidad, violencia visual y shock no se quita y llevo desde entonces sin dormir», reconoce una afectada.