Los padres de Julen declaran que desconocían la ubicación del pozo al que cayó el pequeño

Llegaron unos minutos antes de las once de la mañana de ayer, en la que estaban citados los padres (primero) y la prima de José Roselló, que es también pareja de David Serrano, el dueño de la parcela, que ya compareció el viernes. La jueza invirtió el orden y empezó por tomar declaración a la prima para concluir con los progenitores. Los interrogatorios a los tres giraron en torno a qué vio cada uno, en qué lugar de la explanada se encontraban –se les mostró un croquis elaborado por la Guardia Civil– y, sobre todo, si conocían el peligro. Según ha podido saber SUR, los padres coincidieron al afirmar que desconocían la ubicación exacta y mucho menos la profundidad del pozo al que cayó el pequeño.

La pareja del propietario de la finca fue cuestionada también sobre este extremo. La jueza le preguntó directamente si ella escuchó cómo David Serrano advertía al resto del lugar en el que se encontraba la perforación. La mujer reconoció que no oyó esas palabras ni se percató de tal aviso, aunque matizó que David es una persona previsora y por eso no le extrañaba en absoluto que hubiera alertado al padre.

La siguiente en prestar declaración fue Victoria García, la madre del menor. La jueza también quiso saber si ella era consciente de la presencia del pozo en el extremo del lado más corto de esa zanja en forma de L que había en la parcela. Ella sostuvo que desconocía por completo que hubiese allí un agujero de esas características, e incluso expresó que, de haberlo sabido, se habría bajado del coche a medio camino aunque hubiera tenido que volver a Málaga a pie con su hijo.

El padre de Julen, que fue el último en testificar, declaró que esa mañana David Serrano, mientras cogían leña para el fuego con el que iban a preparar la paella, le advirtió de que había tres pozos en la parcela –tal y como declararon el pocero y su ayudante, que aseguraron haber encamisado dos de ellos– y que a pocos metros de donde ambos estaban se encontraba una de esas perforaciones. Al parecer, a tenor de su declaración de ayer, le tranquilizó ver que estaba perfectamente sellada con PVC. Afirmó desconocer la ubicación exacta del sondeo por el que cayó el crío, que era el único de los tres que estaba sin entubar y sin tapar o, como mínimo, mal tapado. El propio padre insistió a la jueza que, evidentemente, si el pozo hubiera estado bien cerrado, Julen no se habría precipitado por él ni tampoco hubiera entrado su brazo cuando, en un intento desesperado por salvar a su hijo, se tiró al suelo y trató de rescatarlo.

La jueza trató de situar a cada uno en la parcela para averiguar qué vieron del momento exacto de la caída. José Roselló confirmó la misma versión que dio a la Guardia Civil y también a este diario, cuando explicó que observó cómo su hijo corría por la zanja, salió tras él para evitar que pudiera lastimarse si sufría una caída, y de repente «desapareció». Reconoció haber visto los bloques de hormigón que David Serrano decía haber colocado sobre la boca del pozo, aunque, cuando él llegó hasta el mismo para tratar de rescatar a su hijo, el agujero estaba al descubierto.

Su prima, y pareja de David, estaba en otro punto de la parcela, cerca de su hija, cuando vio correr al menor por la zanja –fue ella quien dio la voz de alarma– y cómo de pronto daba un pequeño salto y desaparecía. La madre de Julen, Victoria García, no llegó a ver ese instante, ya que se había distanciado unos metros para llamar por teléfono a su trabajo y avisar de que se iba a ausentar esa tarde. Confirmó, con antes habían declarado tanto ella como su marido a la Guardia Civil, que sí lo escuchó llorar dentro del pozo.