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Efectivos del Consorcio Provincial de Bomberos y de la Guardia Civil siguen tratando de rescatar al niño de dos años y medio que ha caído a un pozo de unos 110 metros de profundidad en el término municipal de Totalán. Se sigue sin tener rastro del menor, tras haber realizado cuatro inmersiones con una cámara en el agujero, de apenas unos 25 centímetros de diámetro y 115 de profundidad. Se ha llegado a los 78 metros sin que se haya podido localizar al pequeño por lo que las tareas de búsqueda y rescate se prolongarán durante toda la noche.
Los hechos han sucedido sobre las dos de la tarde. La familia estaba en la zona con otra pareja para preparar una paella. Al parecer, los padres vieron cómo el pequeño caía por un agujero de una prospección realizada para buscar agua en el campo, incluso en un primer momento aseguran que lo escucharon llorar. El agujero, cuyo diámetro es muy estrecho, se realizó a finales de año, pero no se había taponado aún.
La zona donde habían acudido a pasar el domingo está cerca del Dolmen del Cerro de la Corona. Un matrimonio que visitaba el yacimiento, a apenas 200 metros del lugar del suceso, acudieron alertados por los gritos de los padres y llamaron a los servicios de emergencia. Los progenitores del menor es una pareja joven de Málaga capital y, al parecer, estaban con otra familia en una explanada que, según los testigos, parecía a punto de urbanizar, a juzgar con los palés de ladrillos que había. «Cuando hemos llegado les hemos preguntado si estaban seguros de que el niño había caído ahí y estaban convencidos». Tras intentar llamar al menor por si respondía se retiraron del agujero para evitar que pudieran caer piedras en el interior.
Rápidamente, se ha activado un dispositivo de rescate en el que participan Bomberos del Consorcio, patrullas de Guardia Civil además del Equipo de Rescate Intervención en Montaña (EREIM), el Grupo de Especialidades Subacuáticas (GEAS); Cuerpo Nacional de Policía y la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias (EPES).
En los primeros momentos del rescate y debido a la estrechez del agujero, los bomberos decidieron meter un móvil atado a una cuerda y lo bajaron unos 50 metros sin encontrar nada. Posteriormente, ha sido un robot de una empresa de desatoros el que ha podido bajar hasta los 78 metros, sin avanzar más ya que hay un tapón de tierra húmedo que impide que siga descendiendo. Aunque no se descarta ninguna hipótesis, la tarea de rescate del pequeño se centra en el agujero ya que se baraja que el niño, al caer, pudiera haber provocado un desprendimiento de tierra, bajo el que pudiera encontrarse.
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