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María Jesús Montero. Iván Mata
María Jesús Montero, la eterna alternativa que dio finalmente el paso
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María Jesús Montero, la eterna alternativa que dio finalmente el paso

En su día se barajó su nombre como posible reemplazo si Susana Díaz saltaba a la política nacional, y de Pedro Sánchez cuando el presidente puso sobre la mesa su eventual retirada de la vida política. Ahora, será al fin número uno

Miércoles, 8 de enero 2025, 19:01

A la tercera fue la vencida. La trayectoria política de María Jesús Montero ha estado signada por un ascenso constante desde que en 2002 se estrenó como viceconsejera de Salud de la Junta de Andalucía, pero esa carrera siempre pareció detenerse cuando estaba a punto de dar el salto definitivo al primer lugar.

En mayo de 2017, cuando Susana Díaz se midió a Pedro Sánchez en las primarias para la Secretaría General del PSOE, su nombre se barajó como posible reemplazo de la presidenta de la Junta si el resultado que se suponía lógico finalmente se concretaba. Pero los militantes socialistas decidieron otra cosa y el destino de Montero no fue el de quedarse al frente del Gobierno andaluz, sino el de marcharse, dos años después, como ministra de quien había derrotado contra todo pronóstico a su hasta entonces jefa.

La política nacida en el barrio sevillano de Triana hace 58 años fue ascendiendo posiciones en el Consejo de Ministros hasta que en abril del año pasado, Pedro Sánchez anunció mediante una carta que se retiraba a reflexionar sobre si le merecía la pena continuar después de que se admitiera a trámite una denuncia contra su mujer, Begoña Gómez. En aquellos días en los que las que un hermético presidente sólo consultó consigo mismo si seguía o se marchaba y mantuvo en la incertidumbre a todo el país, incluidos sus compañeros de gobierno y de partido, muchas miradas volvieron a depositarse en Montero, otra vez considerada el relevo natural. Por segunda vez, el posible reemplazo no se produjo y la número dos del partido y del gobierno siguió donde estaba.

No ha sido hasta ahora, cuando Pedro Sánchez ha decidido dar un giro de timón en el PSOE de Andalucía para evitar una nueva debacle electoral, cuando ha llegado el momento para que María Jesús Montero se convierta en la número uno, esta vez del PSOE de Andalucía.

Su nombre es el único que despierta consenso, y hasta entusiasmo, en un partido desorientado y desanimado que aún no consigue encontrar el rumbo seis años después de iniciada la debacle que comenzó con la pérdida de la Junta y que continuó con el derrumbe de su poder territorial en diputaciones y ayuntamientos. Los dirigentes y militantes socialistas andaluces coinciden en que el aterrizaje de Montero significa que el PSOE no se conforma con hacer un buen resultado en 2026. Va a por todas.

Y eso que la próxima secretaria general del PSOE de Andalucía no es lo que podría denominarse como una socialista de origen. Sus primeros pasos en la política los dio en las juventudes del Partido Comunista cuando estudiaba Medicina en la Universidad de Sevilla y frecuentaba grupos cristianos de base afines a la Teología de la Liberación.

Con una gran vocación social, apenas llegó a ejercer como médica y se inclinó tempranamente a orientar su carrera profesional a la gestión y la gerencia hospitalaria. Fue subdirectora médica del Hospital Universitario Virgen de Valme entre 1995 y 1998, subdirectora médica del Hospital Virgen del Rocío a partir de ese año y posteriormente subdirectora gerente de ese mismo centro sanitario, el más importante de Sevilla.

Con esa trayectoria a sus espaldas, en 2002 el entonces consejero Francisco Vallejo la fichó como número dos de la Consejería de Salud, y dos años más tarde, el presidente de la Junta, Manuel Chaves, la nombró consejera de esa área.

Todavía faltarían algunos años para que se decidiera a dar el paso y afiliarse al PSOE. Sin embargo, tuvo continuidad en los gobiernos socialistas de la época. De hecho, fue la única consejera que integró gobiernos de la Junta con Chaves, con José Antonio Griñán -con quien dio el salto de Salud a Hacienda- y con Susana Díaz.

Separada y con dos hijas, aficionada a las motos, a las series españolas, el cine clásico y a la ópera -aunque confiesa gustos musicales diversos- tiene fama de negociadora dura y constante. De hecho, en su etapa como consejera de Hacienda se vio obligada a negociar presupuestos primero con Izquierda Unida y después con Ciudadanos. Esa gimnasia le daría tablas para lo que el futuro le depararía como ministra de Hacienda de un gobierno con un frágil y multicolor respaldo parlamentario.

De su época de consejera es también el episodio político que la marcaría primero y la perseguiría después: su enfrentamiento con el entonces ministro de Hacienda del gobierno de Rajoy, Cristóbal Montoro, en reclamo de un nuevo sistema de financiación autonómica. Bajo su impulso, el Parlamento de Andalucía aprobó una resolución en la que se reclamaba un modelo que saque a Andalucía de su condición de comunidad infrafinanciada.

Ese texto es aún la referencia de los reclamos de la Junta ante el Gobierno central, sólo que ahora el presidente de la Junta es del Partido Popular y quien se sienta en sillón del Ministerio de Hacienda no es Cristóbal Montoro, sino María Jesús Montero.

Cómo hará la próxima jefa de la oposición en Andalucía y candidata socialista a la Junta para posicionarse ante ese reclamo es uno de los grandes interrogantes que encierra el regreso de Montero a la política autonómica, ya que la futura secretaria general del PSOE-A seguirá siendo ministra y vicepresidenta primera de un Gobierno que tiene en cartera, además, aprobar el cupo catalán. La incógnita comenzará a despejarse una vez que se celebre el congreso del PSOE-A, previsto para el 22 y el 23 de febrero.

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