Juanma Moreno: «Lo que me quita el sueño es el Gobierno de Pedro Sánchez; debería darse cuenta de que pegarle un tiro a Andalucía es dispararse en el pie»
El presidente de la Junta repasa en una amplia entrevista a SUR su primer año al frente de la comunidad
Cae la tarde en los patios del antiguo Hospital de las Cinco Llagas, sede del Parlamento de Andalucía. Y el sol provoca un juego de ... luces y sombras bajo las inmensas palmeras washingtonias que se empinan hacia el cielo. Suena el timbre que anuncia que hay votaciones en el hemiciclo y comienzan a entrar parlamentarios ausentes en el pleno. Entre ellos, el presidente Moreno Bonilla, que baja de su despacho en la primera planta. Un grupo de escolares andaluces que participaban en Sevilla en un torneo de debate aguardan al presidente para inmortalizar la visita. Tras la foto de grupo, llegaron los selfies. Uno, otro, otro más. Moreno Bonilla no pierde ni la sonrisa ni la compostura. Termina y nos encaminamos a la sala para realizar la entrevista mientras hablamos de la visita del Rey Felipe VI en los Premios Taurinos y Universitarios que anualmente concede la Real Maestranza de Caballería. «Este es un país muy complicado, muy frentista, y necesitamos un árbitro que esté por encima de las siglas, de las trincheras ideológicas, y esa figura es el Rey, la Reina, la Casa Real». Tras subir las empinadas escaleras, Juan Manuel Serrano hace las fotos. Un posado en toda regla. Se ajusta el traje y la corbata verde, color habitual en los encuentros con el Rey. Y color andaluz. Se detiene junto al cuadro con la bandera blanca y verde en la que Juan Genovés pintó a los andaluces caminando hacia su referéndum en 1980 y que hoy es un símbolo del andalucismo. Entramos y comenzamos la entrevista. Entre ambos, unas botellas de agua y una palmera grande de chocolate que nos disponemos a compartir. «Están riquísimas», dice el presidente. Y estaba en lo cierto.
-¿Se esperaba que esto de ser presidente iba a ser así?
- Hay una parte que sí: la responsabilidad, las presiones, la intensidad en el trabajo... Lo que no me esperaba es el volumen de problemas que se genera en la administración andaluza. Creía que las cosas estaban más rodadas, más maduras. Es como cuando uno va a plantar y se da cuenta de que tiene que quitar piedras, arar, preparar el terreno. Y eso es lo que no me esperaba. También me ha permitido ver Andalucía desde otra óptica.
-¿Y es muy distinta?
-Sí. Andalucía tiene un enorme potencial. Veo con más claridad dónde están las debilidades y también las potencialidades. Tienes más herramientas y más información sobre el potencial de la sociedad andaluza.
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-¿Qué le quita el sueño al presidente de la Junta?
-Muchas cosas. El desempleo, que es uno de los grandes problemas. Cuando voy a un pueblo siempre hay madres que me reclaman empleo para sus hijos. Mujeres, mayores de 50 años… Ese es el problema grave de Andalucía. Me quita el sueño también la sanidad, porque ha sufrido un recorte muy duro en los últimos cinco años. Y es verdad que tenemos que inyectar más dinero y gestionarla mejor. Veo que hay problemas, no tanto como algunos dicen, pero los hay. Me quita también el sueño el Gobierno de España, el Gobierno de Pedro Sánchez, que está impulsando recetas económicas que son antirreformistas, que van en la línea contraria de lo que queremos hacer en Andalucía. Quieren subir impuestos y nosotros, bajarlos; queremos más libertad y ellos, restringirlas. Eso me quita el sueño porque las políticas de Sánchez y Podemos son un lastre.
«Es ingenuo pensar que vamos a cambiar la inercia de 37 años en un solo año. Pido prudencia y también paciencia»
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-Usted citó en su discurso de investidura una frase de Adolfo Suárez: «Soy una persona normal. Y me comportaré con naturalidad». ¿Lo está cumpliendo?
-Claro que sí. Lo que uno debe tener claro es no embriagarse con la posición de presidente de la Junta de Andalucía, no dejarte llevar por un entorno que siempre va a querer regalarte el oído. Es muy fácil dejarse llevar por los halagos y perder la perspectiva de la realidad. El antídoto es tener los pies en la tierra; yo tengo una mujer que es muy crítica conmigo en estos asuntos, tengo los mismos amigos y las mismas pautas.
-¿Y qué es lo que más le repite su mujer?
-Manuela me dice siempre que no me lo crea, que queda mucho por hacer. Y mis amigos, y también personas que se me acercan cuando voy por la calle, son a veces muy críticos. Te ayudan a poner los pies en la tierra.
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-Estará de acuerdo en que eso de la herencia recibida, un año después, ya es un discurso agotado, ¿no?
-Hay que ser conscientes de una realidad: nosotros tenemos que enfrentarnos a una inercia de 37 años. Y 37 años contra uno en un periodo histórico es algo muy corto. Creo que es ingenuo pensar que nosotros vamos a transformar y cambiar la inercia de 37 años en un solo año. Pido prudencia y también paciencia. Los cambios van a llegar. Estamos sembrando y recogeremos los frutos. Pero es verdad; no podemos estar siempre con un espejo retrovisor, en eso tiene razón; no podemos estar siempre mirando al pasado. Hemos venido a construir un porvenir nuevo para los andaluces. Ese debe ser nuestro afán.
-Ustedes crearon grandes expectativas en algunos asuntos, entre ellos la sanidad, y muchas de ellas no se están cumpliendo.
-Es normal que después de un cambio de 37 años las expectativas sean altísimas. Todo el mundo quiere que ese problema que lleva siete, ocho o nueve años se resuelva, que se construya su nuevo hospital al año siguiente, un colegio nuevo... Pero los recursos económicos son los que son, por eso nosotros lo que estamos haciendo es una política de planificación. ¿Cuál es el problema? Pues que la Sanidad tiene un agujero de 3.000 millones de euros. Ahora mismo, después de inyectarle mil millones más, después de invertir 145 euros por habitante más de lo que había hace un año, aún estamos por debajo del presupuesto que había en 2010.
-¿Y cómo es posible eso, que se invierta el 33 por ciento del presupuesto, más de 11.000 millones, y que la conflictividad vaya en aumento entre usuarios y profesionales?
-Hemos puestos en marcha planes plurianuales en tres ámbitos. Uno es el de las infraestructuras, entre ellas el tercer hospital de Málaga, que va a ser una realidad. Puedo garantizar a los malagueños que vamos a pasar de los titulares de la prensa a la obra. El segundo plan es para los profesionales, subiendo las guardias año a año, mejorando las condiciones laborales a los profesionales, sobre todo para retener talento. Y en tercer lugar hay que hacer un esfuerzo de eficiencia. La Sanidad siempre necesita más recursos, y ello porque la sociedad andaluza está envejeciendo, como la europea, y hay más necesidades; están entrando medicamentos de última generación, que son bastante más caros. Es inabarcable y por ello vamos a hacer algo racional. Vamos a ir avanzando en el gasto y en las infraestructuras de manera que nos situemos en torno a la media española de manera progresiva; dejar de ser los últimos, como ahora, e ir subiendo poco a poco.
«Hay que ser prudentes, pero no descarto configurar Andalucía Suma. Tampoco lo confirmo»
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-Ha dicho que la destitución del gerente del SAS y de gerentes de hospitales es una demostración de que siempre se quiere mejorar, pero también se puede entender como un fracaso del equipo y la gestión del consejero Aguirre…
-Se puede entender de muchas maneras, que cada uno lo entienda como quiera, pero la realidad es que si consideramos que hay que hacer un refuerzo o mejorar algún perfil lo que hacemos es cambiar. Y eso hemos hecho. Y no sólo en Sanidad, también en Educación y en otros ámbitos. Siempre, eso sí, desde el máximo respeto hacia el que ha estado nueve meses ejerciendo y dejándose la piel. Siempre les digo a los consejeros que no tengan miedo a hacer cambios. Cuando se crea que se puede hacer mejor, se cambia.
-¿Significa eso que respalda la acción del consejero Aguirre?
-Yo diría que el consejero ha hecho un gran esfuerzo en un año muy complicado. Un gran esfuerzo. Se ha dejado la piel. Es un profesional reconocido y muy cercano al sector sanitario. Pero es verdad que se ha encontrado chinas en el zapato.
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-¿Teme una primavera convulsa de protestas de usuarios y profesionales? ¿Qué siente cuando hay protestas en la calle?
-Sobre todo frustración, porque a ningún presidente creo que le guste ver a personas manifestándose en la calle. Frustración porque uno le dedica mucho tiempo y todo el talento que tenemos a gestionar mejor. Y, desde el máximo respeto a los que se manifiestan, creo sinceramente que ahora mismo en Andalucía no hay causas razonables o evidentes para una gran movilización. Muchas de esas movilizaciones, desde algunos sectores, persiguen una finalidad política. Los sondeos nos dicen que la Sanidad figura ahora mismo como uno de los servicios aceptables desde el punto de vista de la gestión.
-¿Qué puede prometer hoy para dentro de tres años?
-Que vamos a hacer las infraestructuras que hemos prometido, aunque algunas no se podrán terminar en esta legislatura, como es evidente. También introduciremos mejoras en la organización y a todos los profesionales sanitarios. Nos vamos a centrar en mejorar la atención primaria y las urgencias, y en algunas especialidades vamos casi a triplicar el número de profesionales, como hematólogos, anestesistas, pediatras…
-Se olvida de las listas de espera… ¿Es posible reducirlas?
-En eso trabajamos. De hecho, las listas de espera se han reducido, y podremos seguir reduciéndola. Es un problema complejo y estructural, pero yo quiero dejar claro que el ciudadano medio andaluz no tiene la percepción de que su Sanidad sea mala o negativa. Eso no existe. Existen zonas y comarcas con problemas, pero en líneas generales nuestro sistema de salud es muy garantista, capaz de enfrentarse a crisis de primer orden y sacarlas adelante.
-El 4 de marzo hay una huelga de enseñanza pública…
-Desde el respeto, no es razonable. No entiendo esa huelga. Defiendo la libertad y no me escondo. Llevábamos en nuestro programa la libertad de los padres a elegir entre todas las opciones del sistema público: el público y el concertado. Hay quien dice que la educación pública va a caer. Pues le voy a dar un dato demoledor: el PSOE, en 37 años, ha conseguido que el 80 por ciento de los municipios andaluces no tenga ni un solo centro concertado. ¿Cómo se va a restar la educación pública si se ha restringido la concertada a pesar de la demanda? Desde el Gobierno de la nación, además, la ministra Celá amenaza con restringir aún más la enseñanza concertada. ¿Por qué no damos libertad? Que cada uno pueda decidir lo que quiere para la educación de sus hijos, como ocurre en las sociedades más modernas. No entiendo para nada esa huelga.
-Zona única, pin parental… ¿Es difícil hacer política educativa con Vox como apoyo de su gobierno?
-Vox es un partido político distinto al nuestro, y por tanto hay diferencias. Es verdad que Vox hace planteamientos maximalistas. A ellos, en su estrategia electoral, les va bien tirar de frases grandilocuentes e hipérboles. Es su acción, su estrategia, pero es una posición de máximos con la que nosotros no podemos coincidir porque hay matices. No podemos estar de acuerdo. Pero debo decir, porque lo contrario no sería honesto por mi parte, que Vox, hasta ahora, en estos 13 meses, ha tenido una actitud útil para el Gobierno de Andalucía y para la sociedad andaluza. Han dado estabilidad y han buscado más lo que nos une que lo que nos separa. Mañana esto puede cambiar, lo cual sería un gravísimo error para Vox y para los intereses de Andalucía.
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-Dígame un objetivo prioritario en su política educativa.
-El fundamental es que haya más alumnos en la FP, que desarrollemos la FP dual, que hayamos conseguido adaptar las titulaciones universitarias al mundo laboral, porque creo que hoy hay cierto divorcio.
-El desempleo sigue siendo un problema estructural pese al descenso de la tasa de paro al 20,8 (estaba en 21,3 por ciento hace un año), los 10.500 desempleados menos y las 45.800 personas más que hay trabajando.
-Los datos económicos han sido muy buenos pese al año agrícola catastrófico. Si este año hubiera sido normal en el sector agrícola, probablemente habríamos sido de las economías más poderosas de toda España. A pesar de ello, hemos tenido datos muy buenos: la segunda mejor comunidad exportadora, estamos en un sistema de producción industrial muy alto, hemos conseguido equilibrar balanzas comerciales, somos la tercera comunidad de España después de Madrid y Cataluña... Son datos razonablemente buenos, pero nos encontramos con un problema estructural de paro que tiene que ver con dos cosas: la educación y la formación y la cultura empresarial. Falta cultura empresarial en Andalucía. No puede ser que una tierra con tanto talento no tenga la cultura emprendedora de comunidades vecinas como Murcia o Valencia. Nosotros tenemos que despertar.
-Se acercan nubarrones económicos, con el campo movilizado, recortes en las ayudas agrícolas europeas, la crisis de Airbus, la crisis económica... ¿Cómo lo afronta Andalucía?
-Nos dicen desde que empezamos a gobernar que tenemos el viento de cola. Lo que nosotros tenemos es el viento de frente, de cara. Nos estamos enfrentando a un Brexit del que aún desconocemos sus efectos, a una guerra de aranceles, a una desaceleración internacional y, sobre todo, a un gobierno que es la antítesis de lo que puede generar empleo y prosperidad, que es el Gobierno entre PSOE, Podemos y los independentistas. Y a partir de ahí todo es una tormenta perfecta para destruir empleo. Y prueba de ello es que, en 21 meses que lleva Pedro Sánchez al frente del Gobierno desde la moción de censura a Rajoy, hemos pasado de casi crear medio millón de empleos en 2017 y 2018 a crear 124.000 empleos. Algo pasa. Es verdad que el contexto es malo, pero ellos están contribuyendo a que sea todavía más acusado en España. Y en el ámbito de nuestras responsabilidades queremos hacer cosas para que ese impacto en Andalucía sea menor.
-¿Y cuáles son esas cosas?
-Tres cosas. La primera, la bajada de impuestos, como bien saben las clases medias y trabajadoras en relación al Impuesto de Sucesiones y Donaciones y al IRPF en su tramo autonómico. Y nos decían los agoreros que con la bajada de impuestos íbamos a recaudar menos. Eso es categóricamente falso; hemos recaudado más de 500 millones de euros más a pesar de bajar los impuestos. Ha habido más actividad económica. Y vamos a seguir en esa senda, bajando tasas públicas. En segundo lugar, vamos a sacar adelante un decreto ley para simplificar 18 leyes, normas y directivas para bajar así el impacto legislativo a la hora de desarrollar una actividad económica; se trata de desregularizar, como se hizo en Canadá. Y en tercer lugar, vamos a impulsar una potente política exterior comercial. Ya estamos teniendo algunos éxitos. La visita a Marruecos ha permitido mejorar la balanza comercial con este país; la visita a Portugal va a tener también buenos resultados; la visita prevista a China, que se ha tenido que suspender, es otro ejemplo. Y trabajamos en dos líneas: vender productos y atraer inversiones.
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-¿A qué inversiones se refiere?
-Tenemos mucho interés en el sector agroalimentario, con un sector cárnico andaluz cada vez más poderoso. Estamos trabajando en el mercado europeo y en el norteamericano para potenciar nuestro sector servicios, y después con Israel queremos hacer muchas cosas por su experiencia en el sector agroalimentario e hídrico, especialmente con el aprovechamiento del agua para producir más con menos agua. Andalucía tiene un problema: cada vez llueve menos y cada vez tenemos menos agua para el mango y el resto de subtropicales. Ellos han conseguido producir en un desierto. Vendrán empresas francesas, norteamericanas, rusas, chinas e israelíes.
-¿Puede dar algún nombre?
-Aún no. Mejor esperar a que estén cerradas las negociaciones.
-¿Presentarán el contencioso para reclamar al Gobierno central la deuda del IVA?
-Hemos presentado un apercibimiento, que es el paso previo, y como probablemente no tendremos respuesta iremos al contencioso. Me parece una irresponsabilidad que nos digan que la salida a los 537 millones que ya hemos gastado es acudir a los bancos para financiarnos. Es un timo lo que está practicando la señora Montero, y creo que se van a arrepentir. No entiendo la deslealtad permanente.
-¿Mantienen el objetivo de déficit?
-Sí, pero que no nos pongan palos en la rueda. A veces lo que creo es que quieren que vayamos a déficit.
-Hemos pasado de la 'Andalucía Imparable' de Chaves a la 'Revolución Verde' de Moreno Bonilla. ¿Va más allá del eslogan?
-Es una firme determinación, una convicción que tengo desde muy corta edad: proteger los espacios naturales que se ven en peligro, especialmente en Andalucía, que es la más vulnerable de las regiones europeas. Pero además, si no queremos modificar nuestro espacio socioeconómico, hay que ser conscientes de los efectos del clima y amortiguar el cambio climático. Pero a la vez hay una enorme oportunidad. China reclama empresas con liderazgo tecnológico en materias ecológicas como energías limpias y sostenibles. Andalucía tiene sol, viento y tecnología no sólo para producir, sino para generar riqueza. Quiero que los agricultores se den cuenta de que la UE va a invertir un billón de euros para convertir Europa en una región pionera en materia de economía verde. Andalucía no puede perder ese tren. Hemos perdido muchos trenes a lo largo de nuestra historia y ese no lo debemos perder.
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-Pues es llamativo que con estos objetivos desapareciera la Consejería de Medio Ambiente o que aún esté pendiente el Comisionado para el Cambio Climático que se anunció en octubre de 2019.
-El Comisionado ya se está realizando e incluso he pedido que se vincule al área del Presidente, para yo directamente supervisarlo. No a la Consejería de Presidencia, sino al Presidente directamente. Y estamos haciendo cosas. Estamos cambiando el parque móvil de Andalucía, con 51 vehículos híbridos. Soy el primer presidente de la Junta de Andalucía que tiene un coche híbrido y que se desplaza en coche híbrido, salvo que se estropee. Es la primera vez que toda la energía que consume la Junta de Andalucía procede de energía limpia, que es renovable. Estamos dando saltos culturales. No sólo queremos alcanzar los objetivos del milenio para amortiguar el cambio climático, sino también para crear empleo. Hay a quien se le olvida que gran parte de los próximos fondos europeos se van a dirigir a la economía circular y verde. Todas las empresas o tienen un desarrollo tecnológico en materia sostenible o no tendrán futuro.
-Ahora le falta cambiar su coche familiar diésel…
-Eso quiero, en cuanto pueda.
-¿Qué opina, por cierto, de Greta Thunberg?
-Estoy en contra de la sobreactuación siempre. Yo me considero naturalista y estoy fuertemente concienciado, pero no me gusta cuando desde grupos políticos, desde un lado u otro, se sobreactúa y se utiliza algo tan importante como el cambio climático. Se nos han derretido kilómetros de nieve en Sierra Nevada, algo que no había sucedido nunca. Se están cambiando las denominaciones de origen porque las temperaturas están cambiando. Me parece importante la labor de Greta como concienciación y llamada de atención a las generaciones futuras, pero no me gusta que se sobreactúe y se lleve a la hipérbole, porque eso le resta credibilidad.
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-Del uno al diez, ¿cuál es el estado de salud del Gobierno de coalición con Ciudadanos?
-Un ocho. Goza de muy buena salud. La línea divisoria entre las dos formaciones políticas se ha ido disipando.
-¿Y cómo ha influido la crisis de Ciudadanos?
-No lo sé. Por ahora hemos superado cuatro procesos electorales sin problemas y respeto las decisiones que dentro de una semana tomen en el Congreso. Lo que deseo de corazón es que se organicen, decidan y funcionen.
-¿Ve alguna posibilidad de configurar Andalucía Suma, una coalición electoral entre el PP y Ciudadanos?
-Dependerá de las circunstancias; primero dependerá de que los dos queramos, de que el PP quiera en Andalucía y de que Ciudadanos quiera en Andalucía. Creo que hay que ser inteligentes y ver si por circunscripciones sumamos o si, por el contrario, restamos. A veces se pierden votos. Hay que ser prudentes.
-¿Eso significa que no la descarta?
-No la descarto, pero tampoco la confirmo. Lo que no tendría sentido es hacerla para perder votos y perder la oportunidad de seguir transformando Andalucía. Cuando llegue el momento hablaremos.
-¿Qué piensa cuando se refieren a su Gobierno como el 'trifachito'?
-Me parece un topicazo, soez y de poco nivel político. Me entristece que líderes a los que he tenido respeto, como la actual secretaria general de los socialistas andaluces (Susana Díaz), utilicen esa terminología; pierden su papel institucional, pierden el decoro y la altura política…
-En el discurso de investidura fue usted muy duro con Susana Díaz, ¿mantiene la misma opinión?
-Lo peor de la anterior administración del PSOE fue la indolencia, lo que más me ha dolido es su falta de interés por lo público; se han perdido cientos de millones de euros, o mejor dicho, miles de millones de euros por inacción, por falta de voluntad, de ambición y rigor. Y eso es lo que me molesta y me indigna. Me cuesta mucho sacar diez millones para proyectos y aquí se han perdido miles de millones de euros. No es corrupción, pero es indolencia. Llevaban tantos años gobernando que ya no les importaba.
-¿A quién teme más como oposición: al PSOE de Susana Díaz o al PSOE de Pedro Sánchez?
-A lo que temo es a nosotros mismos; que lo hagamos bien para seguir contando con la confianza de los andaluces. Pero sí es verdad que me preocupa mucho el Gobierno de Sánchez, porque el Gobierno de la nación tiene instrumentos y herramientas poderosas en materia de financiación, de convenios, de acuerdos para inversiones en Andalucía. Es muy difícil remar contra el Estado; espero y deseo que entiendan que España no va a ir bien si Andalucía no va bien. Pegarle un tiro a Andalucía es pegarse un tiro en el pie. Por tanto espero que lo entiendan y que tengan el mínimo de lealtad institucional con Andalucía.
-¿Qué piensa sobre la última medida del Gobierno central para que el País Vasco asuma la gestión de la Seguridad Social? ¿Cuál debe ser el papel o la respuesta de Andalucía?
-El papel de Andalucía debe ser reivindicativo. Tengo la obligación institucional como presidente de defender los intereses de todos los andaluces. Y no voy a abdicar nunca de esa responsabilidad. Lo segundo, tenemos una responsabilidad moral como la segunda comunidad más poblada de España. Vamos a combatir por la vía judicial todo lo que veamos injusto. No sólo para Andalucía, sino para la igualdad entre los españoles y para que no se agrande la brecha entre norte y sur. Vamos a ir a donde tengamos que ir, al Constitucional, al Supremo... Vamos a utilizar todos los recursos políticos, en las Cámaras y en los medios de comunicación. Lo vamos a denunciar una y mil veces. Espero que los ciudadanos andaluces también sepan reaccionar. Me parece un disparate colosal que empecemos a abrir la puerta a trocear las pensiones, que son de todos los españoles. ¿Qué va a pasar? Pues que las comunidades españolas que tienen más renta podrán dar pensiones más altas y los que tenemos rentas más bajas tendremos que dar pensiones más bajas. Si somos españoles, no puede haber divisiones.
-¿Pero qué va a hacer?
-Ir al Tribunal Constitucional de cabeza. En este caso, lo primero que han hecho es ceder los servicios económicos. Nosotros ya hemos pedido un informe jurídico para ver si vulnera el marco constitucional de principio de igualdad entre los españoles; si vemos que lo vulnera, recurriremos al Constitucional. Y si no lo vulnera, el siguiente paso que tienen dentro de la agenda de transferencias es ya ceder una parte importante de la financiación de las pensiones y entonces iremos al Constitucional. Cuando haya conferencias de presidentes lo diremos, cuando haya conferencias del consejo de política fiscal y financiera lo diremos… y vamos a evitarlo. Aquí, y entro de lleno en la celebración del 28F, no está en juego que maltraten a los andaluces, que ya es grave, aquí lo que está en juego es que se vulneren y se quiebren definitivamente el principio de solidaridad territorial entre todos los españoles y el principio de igualdad. Ahí es hacia donde va Pedro Sánchez: hacia una república federal asimétrica en la que no cabe Andalucía tal y como la entendemos. Por eso vamos a pelear con uñas y dientes.
-¿Cuál es su concepto de andalucismo?
-Para mí, el andalucismo es la defensa a ultranza de los intereses de los andaluces en beneficio de Andalucía y de España.
-Un manifiesto del PSOE para el 28F que se leyó en la casa de Blas Infante decía: «Las derechas que hoy gobiernan quieren suprimir la autonomía».
-Es un disparate como una casa de grande; un disparate absurdo. Soy de una generación autonomista, me he criado desde que tengo uso de razón en el ámbito autonómico; creo en la desconcentración de la administración, en la desconcentración del poder. Esas comunidades autónomas, esa España descentralizada, han sido positivas para España. Sólo nos ha fallado la lealtad y ha faltado algún elemento de equilibrio corrector. Y han faltado por dejación del Estado y por alguna imperfección de la propia Constitución. Ha habido deslealtad de los dirigentes de la Generalitat de Catalunya. El resto de comunidades que somos leales constitucionalmente a España y al conjunto del Estado no tenemos por qué estar en entredicho.
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-Su primer acto fue una visita a Clavero Arévalo. ¿Fue algo más que un gesto dentro del andalucismo?
-Tuvo dos significados. Primero, reivindicar una figura histórica como fue la de Clavero, que quizá fue marginada por no venir del ámbito de la izquierda, porque era ministro de UCD; un hombre íntegro y honesto que renunció a ser ministro y a una carrera política simplemente porque quería que Andalucía tuviese lo mismo que las demás comunidades. Defendió la autonomía de Andalucía por la vía rápida. Me parecía que estaba olvidado. Por eso fue un gesto político de primer nivel para reivindicar esa imagen y figura política de la historia de la autonomía de Andalucía. La segunda tuvo un significado más emocional, porque mis padres fueron votantes de UCD; mi padre le tenía un gran respeto al señor Clavero Arévalo. Por eso para mí, una vez fallecido mi padre, ver a una persona de la que tanto me habló tenía una gran carga emocional.
-¿Qué relación tiene con el andalucismo de Blas Infante?
-Al hablar de andalucismo hay muchas formas de sentir Andalucía. El andalucismo no es homogéneo, como lo quieren representar algunos. Nuestra manera de sentirnos españoles es sintiéndonos andaluces, con nuestro habla, nuestras singularidades, nuestra cultura, con nuestra alegría... Esa es nuestra manera. Y después hay andalucistas que lo llevan al extremo, hasta el punto excluyente y rupturista. Me gusta un andalucismo moderno y constitucional, sentirme orgulloso de ser andaluz. Como dice el himno: por sí, para España y la humanidad. Quiero una Andalucía potente para una España potente.
-Ahora Teresa Rodríguez quiere liderar un nacionalismo andaluz…
-Cada partido tiene sus estrategias políticas. Es evidente que no hay sintonía, ni política ni personal, entre ella y Pablo Iglesias y ha decidido ir hacia una rama del andalucismo que no tiene nada que ver con lo que yo hablo. Me da la sensación que es un andalucismo excluyente el que plantea, no constitucional. Un andalucismo que no representa lo que somos los andaluces.
-¿El Partido Popular es hoy de centro derecha, de derechas, muy de derechas...?
-El PP es un partido de masas, es un partido que ha sido Gobierno y que es alternativa de Gobierno. Y no puede ser muy de derechas; debe ser un partido abierto, plural, tolerante y permeable. ¿Y eso qué significa? Pues que tiene que dar cobijo a muchas sensibilidades dentro de España. Y eso sólo se puede hacer desde el centro político.
-Usted representa junto a Feijóo el ala moderada y centrista del PP. ¿Cómo combina esa posición con la de Pablo Casado?
-Muchas veces se dibuja la iconografía de Pablo Casado como una persona muy de derechas, cosa que no es.
-¿Está usted seguro?
-Es que no lo es; lo que sí tiene es una personalidad vehemente en cosas en las que hay que ser vehementes, como la defensa de la unidad territorial de España, en la lucha contra el independentismo, en la lucha contra los que aún hoy legitiman el terrorismo. En definitiva, en la lucha por una economía liberal y de mercado. Muchas veces se confunde esa vehemencia con una actitud ideológica que nada tiene que ver.
-¿Cómo recompuso su relación política con Casado después de apoyar a Soraya y de que incluso Elías Bendodo saliese en primer plano en aquella foto de la pizza del equipo de Soraya?
-Sencillo. Hablé con él antes de las primarias, durante y después. Cuando terminaron las primarias yo fui honesto y le dije a Pablo que mi responsabilidad en Andalucía estaba a su disposición y que si estimaba que había que hacer un cambio pues que lo podía hacer con absoluta libertad. Pablo me dijo que en la vida, que confiaba plenamente en mí. Y eso lo hice en un Comité Ejecutivo en Barcelona. Nunca lo había contado, pero se lo cuento a usted ahora. Fue así. Con Pablo siempre he tenido una línea de comunicación y afecto que ha permitido que se reconduzca con facilidad.
-¿Sigue pensando aquello de que con ocho basta, que ocho años son suficientes en la presidencia de la Junta en caso de lograr la reelección?
-Sigo pensando que con ocho años basta. Cuatro años no son suficientes porque no da tiempo a recoger lo que se ha sembrado, pero ocho años sí son suficientes. Uno tiene también que vivir la vida; entiéndame la expresión, vivir la vida es disfrutar de tus hijos, disfrutar de ti, de tus amigos, de la vida, que los años van pasando…
-¿Eso significa que después no habrá política? Muchos le sitúan después en Madrid.
-No, no, en la vida. Mi objetivo es la reelección, culminar los proyectos que quiero culminar en materia económica y social para transformar Andalucía. Y luego me gustaría hacer otras cosas distintas: probar otras actividades, probarme a mí mismo, plantearme otros retos…
-Confiéseme, ¿qué sintió cuando llegó a la Presidencia después de que algunos de su partido estuviesen preparando su salida previendo un descalabro electoral?
-Pablo Casado nunca barajó esa idea.
-Me refiero a Juan Ignacio Zoido y su idea de forzar su salida de Andalucía.
-Creo que eso de la noche electoral es un mito. Nunca tuve ese temor. Yo no soy una persona rencorosa. Si alguno pensaba que no era la persona idónea y ahora piensan que sí lo soy, pues bienvenido sea.
-El que más confiaba en ser presidente de la Junta era usted mismo… No sé si el único.
-Sí. Muchos habéis sido testigos. Yo siempre estuve convencido de mis posibilidades. Lo dije en el debate de investidura. Sólo pueden los que creen que pueden. Yo he tenido claro siempre que en un mundo tan complejo como la política, o tienes fortaleza mental y crees firmemente o no merece la pena. Siempre he creído en mí.
-Felipe González dejó la Expo y el AVE en Sevilla… ¿Qué va a dejar usted en Málaga en su paso por la Presidencia de la Junta siendo malagueño?
-Por lo pronto, terminar de una vez por todas las obras del Metro para que llegue al centro, que es fundamental tanto como arrancar la línea 3. Me gustaría avanzar en el proyecto del Guadalmedina, que nunca se ha podido. Estamos trabajando ya. Espero poder comenzar las obras en el transcurso de esta legislatura. Me gustaría que el PTA se convirtiera en líder del sur de España en tecnología, multiplicando por dos el número de empresas y empleados, y me gustaría mejorar algunas de las conexiones internas de la provincia de Málaga. Y presionar en asuntos que no son de nuestra competencia pero que son importantes, como que Sevilla y Málaga, el 42 por ciento del PIB andaluz, estén mejor conectadas. Son ciudades complementarias en beneficio mutuo y del resto de Andalucía.
-Entiendo que incluye en sus planes también el tercer hospital, ¿no?
-Por supuesto. Se lo he comentado antes.
-¿A quién ve como sustituto de De la Torre cuando llegue el momento, porque no sé si estará tan convencido como yo de que volverá a presentarse en las próximas municipales?
-Creo que en el 2030 (risas)…. Ahora no me planteo nada; Paco (De la Torre) es una referencia vital en Málaga. Puedo decir que he ido con él por las calles y es impresionante el nivel de cariño hacia un alcalde que lleva casi 20 años en el cargo. Es admirable. Mientras Paco tenga fuerzas, ganas e ilusión, confío en él.
-¿Cuál debe ser el papel de Málaga en el contexto andaluz? ¿Ha percibido el efecto del centralismo en Andalucía?
-El papel de Málaga debe ser importante; es una de las grandes metrópolis del sur de España, con un crecimiento económico en los últimos años vertiginoso incluso en la época de crisis, con una gran actividad empresarial. Málaga está llamada a ser capital, aunque tengamos a Sevilla como una capital indiscutible, en muchos sectores. En el turístico ya lo tiene, pero le quedan dos segmentos más: el tecnológico, porque creo que, por su clima, por el AVE, por el aeropuerto, puede ser uno de los grandes polos de atracción tecnológica de España y, si lo hacemos bien, de Europa, y el tercero es el sector agroindustrial puntero, que es como se llama. Tenemos una gran capacidad, aunque nos falte agua, de introducir productos subtropicales de primer nivel, con gran valor añadido. A medida que las temperaturas vayan cambiando, vamos a poder cultivar productos que sólo se cultivan al otro lado del Atlántico, y eso va a dar un importante potencial económico.
-Antes nos ha comentado los consejos y advertencias de su mujer. ¿Y qué le dicen sus hijos?
-Al principio no supieron calibrarlo, pero conforme crecen me van diciendo que hago cosas importantes; cuando me ven con el Rey, por ejemplo. Cada vez tienen más curiosidad. Eran muy reacios al principio porque consideraban la política como un competidor; cuando les preguntaba si se iban a dedicar a la política me decían: «Nunca jamás». Ahora empiezan a entenderlo y a verlo con un punto de admiración, de cariño… La verdad es que son los que más sufren mi ausencia. Cuando hablamos de esos ocho años siempre pienso en ellos. Hay cosas de ellos que me estoy perdiendo que sé positivamente que no voy a poder recuperar. Y lo que espero y deseo es que no me lo reprochen mis hijos.
-¿Se ve uno más alto y más guapo siendo quizá la persona más poderosa de Andalucía?
-Yo me veo exactamente igual, pero es verdad que cuando desde fuera le ponen a uno el foco, cuando te ven en actos relevantes o ante cientos de personas, uno crece institucionalmente. Uno es el mismo, pero te miran de otra manera.
-¿Cuál ha sido su peor momento como presidente de la Junta de Andalucía?
En agosto de 2019, con la crisis de la listeriosis. Cuando me llamó el consejero y me habló de la listeriosis, de la tasa de mortandad, me preocupé y lo pasé mal. Cuando se habla de vidas humanas o de salud es cuando más se sufre.
-¿Y el mejor?
-Para mí, el día de la investidura. Fue un día mágico, muy especial. Tantos familiares, tantos amigos... Vi gente llorar. Ese día quedó grabado para toda mi vida.
-Durante la campaña llegó usted a hablar con una vaca y no le fue mal…
-(Interrumpe) Sí, sí, no me fue mal y me lo han imitado otros…
-¿Qué opinión tiene del mundo de las redes sociales, la inmediatez, las 'fake news', la mercadotecnia política?
-Es un mundo muy vertiginoso que tiene ventajas, porque permite conectar rápidamente con muchas personas, pero también tiene amenazas, sobre todo de las 'fakes news' que surgen desde la difamación y el anonimato.
-¿Se sufre?
-Uno tiene que intentar aislarse, pero es verdad que cuando se publica un 'tuit' o una noticia falsa, se meten contigo, mienten o te difaman es muy duro, porque te sientes indefenso. Opto por no verlo.
-Un lugar para perderse…
-Mil rincones, no podría decir sólo uno… He redescubierto Andalucía.
-Algo que desea hacer y no puede por ser presidente de la Junta de Andalucía.
-Siempre hacía viajes intercontinentales. Tengo muchas ganas de ir a la India, Camboya y Vietnam. Y desde que soy presidente no lo puedo hacer, son viajes muy largos y no me puedo ausentar. Siempre intento estar, como máximo, en un radio de un par de horas de Andalucía.
-Algo que ha podido hacer por ser presidente
-Hay cosas que me han hecho mucha ilusión, como ser recibido en la Zarzuela por el Rey. Cambiarle la vida a muchas personas, satisfacer reivindicaciones en materia de dependencia, educativa, urbanística... Cuando se ha podido hacer, la cara de esas personas o las cartas que he recibido… Eso ya compensa todos los malos ratos.
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