Canal Sur, en busca de un nuevo rumbo tras su esperada renovación
La radio y televisión autonómica con nueva dirección se enfrenta a una nueva etapa con grandes retos como la renovación tecnológica
josé luis piedra
Domingo, 2 de junio 2019, 00:42
La radio y televisión autonómica estrena dirección y se enfrenta a una nueva etapa con grandes retos como la renovación tecnológica y la de una ... plantilla envejecida o la gestión con las productoras y la controvertida externalización de su programación, todo ello enmarcado en un nuevo modelo de gestión por definir con el cambio en el Gobierno.
La renovación del Consejo de Administración de la radio y televisión pública de Andalucía llegó por fin cuando parecía una utopía después de seis largos años de bloqueo y desencuentro político. Todo ha sido despedir el pasado domingo la vorágine electoral en la que han estado atrapados todos los partidos desde el otoño pasado para que el espíritu del acuerdo haya resucitado con fuerza en el escenario político andaluz. Y así se ha puesto de manifiesto esta misma semana con el pacto alcanzado por todas las formaciones, a excepción de Adelante Andalucía, para renovar todos los órganos dependientes del Parlamento, con un protagonismo especial para Canal Sur por el valor e importancia que tiene el medio de comunicación con más dimensión, recursos e influencia en Andalucía.
La renovación acordada para la empresa pública de comunicación incluía también los dos directivos que estarán al frente de su cúpula gestora en esta nueva etapa, por un lado Rafael Porras, periodista de dilatada trayectoria que llega procedente de 'Expansión' y 'El Mundo' y que ocupará la presidencia de su consejo de administración, y de otra parte Juande Mellado, otro periodista malagueño también curtido en la prensa y la comunicación institucional que estará al mando de la siempre compleja dirección de Canal Sur, sustituyendo a Joaquín Durán tras seis años de interinidad y ejerciendo el cargo desde la subdirección que antes ostentaba.
De hecho, la llegada de Joaquín Durán tras la marcha de Pablo Carrasco a finales de 2013 se planteó como una solución transitoria, pero la provisionalidad se tornó en estabilidad con el paso del tiempo y ante la ausencia de acuerdo para acometer el cambio que por ley ya tocaba. Una transitoriedad tal vez pretendida por la gestión de un periodista de largo recorrido y perfecto conocedor de la casa como Durán, cuya destreza le ha permitido sostener a salvo a esta mastodóntica y compleja empresa en momentos difíciles con la crisis y los recortes que han afectado indudablemente a la empresa, que se nutre fundamentalmente de los fondos autonómicos. No en vano, su actual presupuesto prorrogado de 2018 alcanza los 161,4 millones, de los que su mayor parte, 139 millones, proceden directamente de las arcas autonómicas mientras que el resto son ingresos recaudados por la publicidad, derechos de imagen y autor, merchandising y otras fuentes.
El panorama con el que tuvo que lidiar Joaquín Durán era bastante difícil y pese a ello ha logrado mantener una mínima paz interior y que las cuentas resistan hasta presumir incluso en su última comparecencia en el Parlamento de un superávit que cifraba en algo más de 700.000 euros, todo un milagro. Hay que tener en cuenta que el presupuesto ha ido cayendo desde los peores momentos de la crisis, reduciéndose hasta en una cuarta parte desde 2013 cuando alcanzaba los 252 millones. Pese a ello, en los últimos años se ha logrado enjugar el déficit que alcanzaba hasta los 10 millones en 2014, cumpliendo la ley de estabilidad presupuestaria y consiguiendo conjugar todo ello con el sostenimiento de la plantilla y de las audiencias que se vieron mermadas con la llegada de la TDT.
Tras 30 años de la puesta en marcha de Canal Sur, el ente se dispone a afrontar una nueva etapa tras el cambio de Gobierno y la llegada a San Telmo de la coalición que conforman PP-A y Ciudadanos, que decidirá ahora el futuro en un medio considerado siempre como un instrumento estratégico de poder e influencia en los andaluces. El nuevo Ejecutivo quiere ahora extender también el cambio y las nuevas formas de gestionar a la empresa audiovisual autonómica. En principio, sus pretensiones están recogidas claramente en el acuerdo alcanzado con PSOE y Vox y al que esperan poder sumar también a Adelante Andalucía, reticente hasta ahora a incorporarse al mismo. El citado acuerdo refleja con claridad dos principios básicos que van a regir la nueva etapa y que disipan muchos de los temores que se ciernen dentro y fuera del canal autonómico: el afianzamiento de su carácter de servicio público y el mantenimiento de los puestos de trabajo, mensajes destinados también a calmar la inquietud e incertidumbre manifiesta en estos momentos en el seno de la radio y televisión.
El acuerdo alcanzado, que ha dado entrado por primera vez a la voz de los representantes de los trabajadores en el consejo de administración, es precisamente la base del nuevo Ejecutivo para relanzar a Canal Sur desde esas premisas de la defensa de lo público y el sostenimiento del empleo. De hecho, el objetivo que se plantean es que el cambio en el ente público sea liderado por sus propios profesionales para convertirlos en el auténtico motor de esa renovación y mejora. Además, el cambio supondrá también trasladar hasta el ente público la nueva gestión impulsada desde el Ejecutivo autonómico cimentada en la eficiencia, la optimización y la racionalización en los recursos y gastos, sin que ello suponga ninguna merma en el empleo ni en la calidad de sus servicios y contenidos.
Quedan así lejos los fantasmas y amenazas de privatización y otras fórmulas vía externalización que han sobrevolado sobre Canal Sur siempre ante un eventual cambio de gobierno, como el que acaba de ocurrir, aunque nadie sospecha que fuera a seguir los pasos del finiquitado canal autonómico valenciano o el modelo del canal madrileño. De hecho, desde las filas de Vox se proponía hasta su cierre, aunque ahora se han subido al carro del acuerdo para la renovación de su órgano rector y ocuparán incluso un sillón en el mismo. Con todo, la continuidad y el carácter público son a estas alturas de la historia de Canal Sur aspectos incuestionables y que están blindados en el propio Estatuto de Autonomía, que recoge con claridad que el servicio y la gestión de la radio y televisión de Andalucía tienen carácter público y se prestarán mediante gestión directa de la Junta de Andalucía. Ahora bien, otra cuestión es el cómo se desarrolle esa gestión directa y el grado de externalización de su producción, una contratación ajena que ya hoy es toda una realidad y que ya se desarrolla a través de diversas productoras.
Lo primero que tendrá que afrontar el nuevo equipo directivo es la renovación del contrato-programa que desde el año 2016 rige los criterios y objetivos de la gestión del ente público y que se sustenta en un acuerdo suscrito por la Agencia Pública Empresarial y la Junta. La vigencia del último contrato firmado expira a finales de este año. En la voluntad del nuevo Gobierno está el impulso de un modelo de gestión renovador y abierto, que garantice la pluralidad y que sea capaz de mantener en este medio público la esencia y las señas de identidad de Andalucía, asegurando que la ciudadanía se vea reflejada e identificada con su radio y televisión. Todo ello acompañado de una renovación y reflotamiento necesario de la empresa pública que le permita modernizarse, competir y adaptarse al nuevo panorama del mercado audiovisual.
Entre los principales retos a abordar se encuentran la necesaria renovación tecnológica y también la de su capital humano, con una plantilla envejecida, además de definir el modelo de radio y televisión que se persigue, con producción propia o más externalización, y también de la gestión y planificación de sus recursos necesarios para ello. También se tendrá que analizar la estructura actual del ente y decidir sobre su diseño y dimensión, con un total de 29 cargos directivos con sueldos que superan en algunos casos las retribuciones de los altos cargos del Gobierno autonómico, como así ocurre con el director general de Canal Sur y otros miembros de su equipo.
Sistemas y equipos obsoletos
Una de las grandes preocupaciones de los profesionales es la precariedad de los medios tecnológicos con los que se trabaja, especialmente por su calidad ya que la mayoría de los sistemas informáticos de montaje y grabación de vídeo y sonido está ya obsoleto, con material que a veces cuenta con una antigüedad que supera los 15 años. En este sentido, la renovación tecnológica es una asignatura pendiente que hay que afrontar para poder contar con un sistema más moderno y único que puedan compartir tanto la radio como la televisión, cuyo proceso de fusión va a ser inexorable ante la necesaria optimización de recursos y el despliegue de sinergias que implementen la rentabilidad y eficacia en el funcionamiento del canal autonómico. Para ello hace falta promover también una fusión real y física de radio y televisión que implicaría a su vez redefinir las funciones de los trabajadores.
Costes de la RTVA
En cuanto a las cuentas, que serán auditadas por la Cámara de Cuentas, arroja una previsión para el cierre de este año de un total de 155,6 millones, con una merma prevista en los ingresos publicitarios, que pueden verse reducidos en un 10%. De hecho, los ingresos previstos ya para el pasado año también contemplaban obtener 21,2 millones en concepto comercial y publicidad y al cierre solo alcanzó los 14,7 millones, muy lejos de la época dorada previa a la crisis en la que se superaba el medio centenar de millones como en 2008. También se ha reducido en los últimos años la aportación de los recursos de la Junta (la transferencia de financiación), que ha pasado de los 177 millones hace 10 años a los 138 actuales. La inversión, tan demandada por trabajadores y sindicatos para la mejora de los medios y sistemas, también se visto mermada en los últimos años hasta los más de 4 millones previstos para este año, una cuantía insuficiente ante las necesidades que exige el ente.
Pese a estas cifras, la RTVA es la cadena autonómica que menos le cuesta al ciudadano de todas las comunidades históricas, 16,61 euros por andaluz en 2018, frente a los 55 euros que soportan en el País Vasco o 35 euros de Galicia, y eso teniendo en cuenta el descenso presupuestario registrado en los últimos años, defienden desde la actual dirección de Canal Sur. Y se ha resistido esta situación sin recurrir a fórmulas dramáticas para los trabajadores y garantizado el servicio público. Con todo, desde los sindicatos se denuncia que la empresa ha experimentado un recorte de personal de unos 250 trabajadores y no se ha realizado ninguna contratación para mitigar esta pérdida de puestos de trabajo.
El mundo de las productoras
El sector audiovisual andaluz vive en su inmensa mayoría de Canal Sur, que es el sostén de muchas de las productoras que operan en Andalucía. Desde la dirección del ente se apunta a que trabajan con un gran número de ellas, pero lo cierto es que hay un reducido grupo que son las que acaparan la mayor parte de estos trabajos que suponen la base para el mantenimiento de su programación y además se encargan de los espacios estrella. Algunas de estas productoras han sido bautizadas como 'pata negra' por la frecuencia y volumen de sus trabajos, entre las que se encuentran Andalucía Digital Multimedia (ADM) e IndaloyMedia, que juntas aglutinan la mayor parte de las contrataciones en los últimos años, superando el 50% de la producción encargada por el ente con más de 60 millones facturados en los últimos cinco años por ambas empresas audiovisuales.
La productora ADM tiene la singularidad de estar participada por la Junta a través de la empresa pública Sandetel, con un 47% de su capital, y es la que aporta uno de los programas estelares y más veteranos de la cadena, 'Andalucía directo', que cumple ya 21 años en antena con un contrastado éxito y que se ha convertido en un espacio pionero de información y entretenimiento emulado por otras cadenas. Con ADM Canal Sur comparte sinergias y recursos y también realiza el magazine de las mañanas y otros programas con gran aceptación y que recogen las tradiciones andaluzas como 'Andalucía de fiesta'.
Otra productora preferente es IndaloyMedia, la de Juan y Medio, que aporta además del espacio de los menores con talento 'Menuda noche', el programa de más audiencia en las tardes, enfocado a los mayores y liderado por el incombustible presentador almeriense, sin duda, uno de los iconos más longevos de Canal Sur en su historia. De hecho, Juan y Medio es una de las señas de identidad de Canal Sur junto a María del Monte, otra veterana presentadora que es la referente de los programas de cante y copla que también se sitúan al frente del ranking de las audiencias del canal autonómico. Veralia es la productora que realiza programas como 'Soy del sur' y 'Original y copia', que junto a los producidos por IndaloyMedia son de los más costosos pero a la vez también cosechan los mejores datos de audiencia para la cadena.
Este será uno de los dilemas a los que se tendrán que enfrentar los nuevos responsables, el mantenimiento por esta apuesta por el folclore y el entretenimiento, muy criticado desde algunos sectores pero con gran aceptación y que garantizan audiencia y competitividad, o bien la búsqueda de otros espacios y contenidos alternativos que aporten más calidad pero que entrañan el riesgo de alejarse de la anhelada rentabilidad en términos de espectadores y en ingresos por publicidad que tanto necesita el canal autonómico.
Radio
En cuanto a la radio, su incipiente traslado a la sede central de la television en Sevilla marca un futuro donde la apuesta por el servicio público también está en el ADN de su programación, con mucha información y deportes y programas de entretenimiento con Rafael Cremades y Pepe da Rosa como estandartes de lo lúdico y Tom Martín Benítez como referencia en la información. El afable y sexagenario periodista llegó a Canal Sur desde la TVE después de la marcha de otro ilustre de Canal Sur, Carlos Herrera, al que tomó el relevo en las mañanas informativas en las que lleva ya dos décadas despertando a los andaluces con la retribución más alta de la radio y uno de los mejores pagados de toda la casa, al nivel de los altos directivos. Su continuidad es toda una incógnita con la llegada de la primera dirección del ente impulsada por un gobierno no socialista.
Una plantilla envejecida con más de 1.400 trabajadores
El capital humano con el que cuenta la RTVA es también muy singular, a su dimensión, que supera los 1.400 trabajadores, se le suma un factor que es hoy uno de sus grandes problemas, el envejecimiento sistemático de una plantilla que no se renueva desde hace muchísimo tiempo, debido en gran medida a la falta de contrataciones y de nuevas oposiciones, todo ello agudizado por los recortes y el sostenimiento del gasto que han marcado los últimos años.
La plantilla de Canal Sur tuvo su tiempo esplendoroso y llegó a alcanzar los 1.700 efectivos antes de la crisis y antes también del cierre del Canal 2 Andalucía, que marcó una regresión notable y que afectó también a muchas productoras que vivían del trabajo de este segundo canal.
El grueso de los trabajadores accedieron a Canal Sur en la década de los 90 y en los primeros años del nuevo siglo y la mayoría son fijos, un total de 1.200. Del resto, unos 150 son indefinidos pero sin la condición de plantilla, mientras que los otros 100 son trabajadores que realizan sustituciones o están contratados por obra y servicio.
En los últimos años no se han realizado nuevas contrataciones excepto las del nuevo plan de jubilación parcial voluntaria, una novedosa iniciativa a la que se pueden acoger voluntariamente los más mayores con una reducción de jornada de hasta el 50% hasta el momento de su retirada y cuyo tiempo será cubierto por nuevas incorporaciones.
Con este panorama el mayor problema es, sin duda, la falta de renovación y rejuvenecimiento de una plantilla envejecida que sitúa la edad media ya en los 55 años. Por tanto, hace falta un relevo generacional difícil de acometer y eso que en los últimos años se han perdido cerca de 300 puestos de trabajo, según alertan los sindicatos, que ven la merma de esta plantilla una excusa perfecta para la externalización o privatización de algunos servicios.
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