Juanma Moreno pide al Gobierno que presione para que el pasaporte Covid sirva de salvoconducto
El presidente insiste en que la reactivación del turismo pasa por la libre movilidad entre países de la UE y por eliminar las cuarentenas en los viajes
En Israel ya está a la orden del día. El Reino Unido lo tiene casi perfilado y la Unión Europea también lo quiso: el llamado ... pasaporte Covid. Más allá del nombre, también se ha referido a él como tarjeta verde, la idea que había detrás era muy sencilla. Tener un certificado que acredite que su portador está libre del virus. Bien a través de la vacunación o bien con un test negativo. Entre las muchas supuestas ventajas que se tendrían, destacaba la de poder viajar sin grandes complicaciones entre los países del espacio Schengen. Esa era la gran promesa que llegaba desde Bruselas. Pero como tantas veces desde que se inició la pandemia, la Unión Europea ha demostrado que la palabra «sencillo» no se encuentra con facilidad en su diccionario. Después de una larga negociación entre todos los estados miembros, capitaneada por la Comisión Europea, el resultado es desilusionante para Málaga y el resto de Andalucía. Los países seguirán manteniendo la potestad para imponer restricciones y cuarentenas como estimen oportuno. Es decir, ahora se tiene una llave única (el pasaporte Covid), pero sigue habiendo distintas cerraduras. Un jarro de agua fría para el turismo, que había apostado el éxito de la temporada alta a que el mencionado certificado sirva como un pase hacia la libre movilidad en la Unión Europea, y que con él volvieran los turistas a los hoteles de la Costa del Sol. Ahora, el nivel de preocupación no solo crece en los hoteleros y hosteleros. También lo hace en el Gobierno andaluz. El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, lanzó este viernes una petición directa al Ejecutivo central para que ejerza presión diplomática. El presidente andaluz considera que si el pasaporte Covid no sirve de salvoconducto y tampoco para fijar un marco común, «no es útil». Esta petición de renegociar también la hizo extensible a la propia Unión Europea.
Moreno llegó a Málaga para visitar las instalaciones de La Cónsula, uno de los emblemas del sector turístico de la provincia. Fue la segunda vez en esta semana que pasó por la capital, tras asistir este miércoles a la inauguración del Foro Transfiere. Cuando la sombra de la temporada alta ya acecha, no escondió su decepción. «Nosotros siempre hemos visto con muy buenos ojos el pasaporte covid. Es muy útil para crear cauces seguros y propiciar la llegada de turistas a las zonas que somos receptores de turistas», dijo Moreno. La disparidad de criterios que queda ahora, señaló, suponen una amenaza directa a la economía de Málaga y del resto de Andalucía.
Es la paradoja que soporta Moreno desde el estallido del coronavirus. Las medidas que se imponen para contener los contagios tienen estrangulada a la principal industria de la provincia. Conforme a ello, con cada día que pasa, aumenta la presión sobre su figura y lo hace desde diversos flancos. El presidente del Consejo de Turismo de la CEA, Miguel Sánchez, ya advirtió en estas páginas de que perder otra temporada alta supondría «un desastre económico» sin precedentes. Los hosteleros, en aquellas provincias en las que la Junta ha vuelto a imponer el cierre de la gastronomía a las ocho de la tarde, alegando a un crecimiento de la tasa de incidencia, hablan de un «nuevo disparate». Moreno quiso mostrarles su empatía, hasta el punto de afirmar que si solo fuera una decisión política «no habría más cierres ni restricciones». Pero los «criterios técnicos» que marca el comité de expertos, dijo, deben tener prevalencia.
De ahí la necesidad de abrir la movilidad, pero de una forma segura. Para Moreno, así lo dejó claro, también implica que el Gobierno levante las restricciones a aquellas personas que ya tienen la pauta completa de la vacuna. «Si eso se produce, podemos iniciar la reactivación económica. Es absurdo esperar a que el 70% de la población esté inmunizada», concluyó.
También puso sobre la mesa el debate ético que puede generar dar libertades a cambio de estar inmunizado, cuando ni tan siquiera existen vacunas para todo el que quiera inocularse. No obstante, dejó claro que el beneficio general para la sociedad sería mayor al perjuicio individual.
«Es verdad que hay un cierto punto de injusticia entre los que se han vacunado y los que no. Pero para aquellas personas que han sido inmunizadas con las dos dosis y por tanto tienen un nivel de seguridad hacia ellos y hacia los demás, deberíamos empezar a propiciar esa movilidad», sentenció.
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