Los andaluces siguen dando más importancia a familia que a amigos y tienen un concepto más tolerante de las relaciones de pareja
La Fundación Centro de Estudios Andaluces presenta el primer gran estudio monográfico sobre familia en la región, donde se recoge también el impacto del Covid en la convivencia en el hogar, que ha mejorado
Los valores, el impacto del Covid en el hogar, las dinámicas familiares, la importancia de las nuevas tecnologías, los proyectos de pareja, las demandas en ... políticas públicas, el papel de los hijos o la figura de los abuelos son sólo algunos de los prismas desde los que se pueden contemplar las familias actuales. En el caso de Andalucía, todos ellos aparecen recogidos en 'La realidad familiar en Andalucía 2021', el primer gran estudio monográfico sobre esta institución, sus opiniones o sus actitudes y comportamientos en las esferas públicas o privadas. El informe, con miles de datos que darían para estudios específicos por separado, está impulsado por la Fundación Centro de Estudios Andaluces (CENTRA) y dirigido por el profesor titular de Sociología de la Universidad de Málaga Luis Ayuso, en colaboración con las investigadoras Olga Jiménez y Nadia Khamis.
El primer gran titular que se puede extraer de esas cerca de 200 páginas con datos es que los ciudadanos andaluces, en su mayoría, siguen dando más importancia a la familia por encima de los amigos y que, en paralelo, han evolucionado hacia un modelo más tolerante y abierto de las relaciones familiares. «Los avances han sido importantes y es necesario que estudien y analicen; de hecho es la primera vez que abrimos la gran caja negra de la realidad de las familias«, confirmaba esta mañana durante la presentación el director del estudio, realizado el pasado mes de enero a través de teléfono fijo o móvil a 3.596 personas residentes en Andalucía (a un mínimo de 400 encuestas por cada una de las ocho provincias andaluzas).
En esencia, ese informe confirma un cambio familiar en la región en los últimos años, en línea con los experimentados en el resto del país pero con un peso específico y más importante del concepto de familia. En este sentido, Andalucía sigue siendo una tierra donde la cultura familiar está profundamente arraigada, «teniendo en cuenta también el fenómeno de que las unidades familiares cada vez están integradas por menos personas, que cada vez hay menos hermanos y que las formas de vida familiar son más plurales», ha indicado Ayuso. El director del informe se ha referido en concreto a la «red de apoyo familiar», que en el caso de la mayoría de los encuestados está integrada «por tres familiares y dos amigos, a los que se recurre en caso de necesidad por estar enfermo o necesitar apoyo económico o emocional». Este primer dato es importante y representa una notable diferencia con respecto al resto del país, donde se da más importancia a los amigos que a la familia en caso de necesidad. «También es importante -ha añadido el profesor- porque esa red, aunque invisible, protege frente a las crisis».
Esa importancia que los andaluces dan a las familias se aprecian en otros indicadores relevantes: por ejemplo, el 71% de los encuestados cree que es la familia la que debe hacerse cargo del cuidado de los mayores o dependientes (61%); e incluso a la hora de pedir dinero prestado, los andaluces prefieren acudir antes a la familia que a un banco (57%). En este punto, el director del informe ha destacado que en ese complicado equilibrio que representa el considerar a la familia como un recurso instrumental o emocional, la situación es híbrida y se confirma en cifras igualmente destacables; como que el 84% de las personas encuestadas están a favor de que las personas mayores «se gasten sus ahorros en ellos y no dejen herencia« y el 62% está a favor de las guarderías como recurso de conciliación frente a la alternativa del hogar.
Hogares más tolerantes
Otro de los indicadores de referencia está en los valores, donde se confirma que en Andalucía hay una gran tolerancia a la libertad de comportamientos que tradicionalmente «no eran vistos con buenos ojos». Conceptos como el de la cohabitación antes del matrimonio, las parejas de hecho, el divorcio, la adopción de hijos por parte de parejas homosexuales o la libre elección de no tener hijos «tienen un amplio respaldo y muestran cómo el cambio en esos conceptos ha sido enorme en los últimos 20 años», ha destacado Ayuso, que ha dejado en este capítulo una cifra para ilustrar esa realidad: «Los jóvenes entre 18 y 34 años están a favor de las parejas abiertas en un 43% de los casos». De otro lado, llama también la atención que en 62% de los casos los animales domésticos se consideran un miembro más de la familia.
Esa visión más tolerante de los modelos familiares, ha reflexionado el director del informe, «nos acerca más a conceptos suecos que a italianos», a pesar de que, por estadística, Andalucía sigue siendo una región tradicional si se analizan los tipos de pareja , ya que el 57% de los encuestados admite haber tenido una sola relación de pareja, el 96,6% de las parejas son heterosexuales y dos tercios de estas conviven bajo la fórmula del matrimonio (el 82%, religioso). En paralelo, el 28% de las uniones no han pasado por la fórmula del registro, gana terreno la opción de la cohabitación antes del matrimonio y el 8% vive en casas separadas (el 2% se ve, además, sólo los fines de semana).
Sobre las causas más valoradas a la hora de mantener la vida de pareja figuran el entendimiento, la fidelidad y «amarse intensamente», mientras que el desamor, la infidelidad o la diferencia en los intereses comunes están como los principales motivos para que una pareja se rompa.
Desigualdad en las tareas domésticas
De puertas adentro, la desigualdad sigue presidiendo el capítulo de la «Dinámica familiar», aunque con cambios con respecto a encuestas similares realizadas en los últimos años. En este sentido, Ayuso ha matizado que este tipo de preguntas sólo se han formulado a mujeres, que a pesar de que admiten que ha descendido esa visión de que las tareas domésticas es cosa de ellas, «el 66% de las encuestadas entre 50 y 56 años siguen asumiendo en solitario la tarea de la limpieza de la casa». En el caso de la comida, el 72% de esta franja de edad asume ese papel en la cocina, aunque la cota baja al 38% si la pregunta se formula a encuestadas más jóvenes. A pesar de que aún queda un camino por recorrer en este sentido, el informe también constata que a la hora de tomar decisiones «seguimos un modelo cada vez más democratizado, aunque en los asuntos que tienen que ver con lo doméstico sigue prevaleciendo el criterio de la mujer«.
En cuanto a la organización de las cuentas, en el 56% de los hogares encuestados el grueso de la aportación económica «la hace el varón sustentador», en palabras de Ayuso; y en el 21% es la mujer la que lleva más dinero a casa. Los hogares donde los ingresos llegan por igual (hombre o mujer) son el 13%. Además, la tendencia mayoritaria es la de la «bolsa común», aunque con importantes diferencias por edades: «En las economías de los más mayores sólo hay un administrador y sin embargo los más jóvenes tienden a mantener el dinero por separado«.
Con respecto a los hijos, el estudio presentado esta mañana confirma que hay una «disonancia» entre el número ideal al que se aspira (2,4 hijos) y el real (1,59), aunque esta diferencia está aún más acusada en el resto del país que en Andalucía. Como curiosidad, las personas entre 35 y 64 años que viven en capitales de provincia tienen menor probabilidad de tener hijos frente a otros que viven en entornos «más amigables». También hay importantes diferencias si se tiene en cuenta el nivel de estudios, ya que las universitarias tienen menos hijos si se compara con mujeres que sólo tienen estudios básicos (22% frente al 44%).
El problema de la baja natalidad responde, según los datos del informe, no sólo a una realidad económica, también cultural, en palabras de Aysuo. En este sentido, el director del informe ha destacado la diferente visión que tienen ellos y ellas a la hora de considerar qué es un buen padre y una buena madre: «Ser un buen padre está más vinculado a la capacidad de aportar más recursos económicos y ser una buena madre, en cambio, a la capacidad de dedicar más tiempo a los hijos«.
Al otro lado de la escala por edades, el estudio confirma la importancia «extraordinaria» de los abuelos en las estructuras familiares, «hasta el punto de que ellos están más presentes en el ciclo de la vida de nuestros hijos que los propios hermanos, porque cada vez hay menos». Más allá del valor emocional, los abuelos tienen una importante función instrumental, ya que el 47% de los encuestados admite recibir ayuda habitual del abuelo, ayuda económica (45%) o ayuda en los estudios (30%) .
La familia y el Covid
El hecho de que la encuesta haya sido realizada el pasado mes de enero también ha dejado una foto fija muy útil para valorar cuál ha sido el efecto de la pandemia y el confinamiento en la mejora (o no) de las relaciones familiares. En este capítulo, la mejora de estos vínculos es un hecho, tal y como demuestran los datos de que el 21% de los encuestados (sobre todo los más jóvenes) considera que pasar más tiempo juntos ha mejorado la implicación de los miembros de la familia en las tareas domésticas y el 30% admite que ha mejorado la comunicación familiar.
Sin embargo, también es un hecho de que el Covid ha tenido un importante impacto en las economías familiares, que en el 40% de los casos ha visto una reducción de ingresos. Esta cota escala hasta más del 70% si la franja de edad se sitúa entre los 18 y los 34 años. «Los jóvenes han sido los grandes perjudicados de esta crisis», ha destacado Ayuso, que por otra parte no ha destacado un efecto «muy importante» en el deseo de tener hijos. Es decir, que la pandemia no parece haber afectado esas expectativas en el 71% de los casos, hasta el punto de que se prevé un pequeño 'baby boom' tras la pandemia.
En uno de cada tres hogares andaluces ya no es el varón el que más dinero aporta a casa
De puertas adentro, la desigualdad sigue estando presente en los hogares andaluces, tal y como se recoge en el capítulo de la 'Dinámica familiar' del informe, aunque con avances con respecto a encuestas similares realizadas en los últimos años. En este sentido, el director del estudio, Luis Ayuso, matizó que este tipo de preguntas sólo se han formulado a mujeres, que a pesar de que admiten que ha descendido esa visión de que las tareas domésticas es cosa de ellas, «el 66% de las encuestadas entre 50 y 56 años siguen asumiendo en solitario la limpieza de la casa». El avance se constata en el hecho de que en mujeres de 18 a 29 años, este porcentaje desciende al 31%.
De hecho, el informe también confirma que a la hora de tomar decisiones «seguimos un modelo cada vez más democratizado, aunque en los asuntos que tienen que ver con lo doméstico sigue prevaleciendo el criterio de la mujer».
En la organización de las cuentas, en el 56% de los hogares el grueso de la aportación económica «la hace el varón sustentador», en palabras de Ayuso; y en el 21% es la mujer la que lleva más dinero a casa. Los hogares donde los ingresos están igualados son el 13%. Es decir, si se suman los dos últimos porcentajes, en uno de cada tres hogares ya no es el varón el responsable exclusivo del sustento.
Además, la tendencia mayoritaria es la de la «bolsa común», aunque con importantes diferencias por edades: «En las economías de los más mayores sólo hay un administrador y sin embargo los más jóvenes tienden a mantener el dinero por separado».
Con respecto a los hijos, hay una «disonancia» entre el número ideal al que se aspira (2,4 hijos) y el real (1,59), aunque esta diferencia está aún más acusada en el resto del país que en Andalucía. Además, si se tiene en cuenta el nivel de estudios, las universitarias tienen menos hijos si se compara con mujeres que sólo tienen estudios básicos (22% frente al 44%).
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