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Juan Manuel Santiago se prepara el desayuno en la cocina del centro de Cruz Roja. Ñito Salas

Un respiro para engancharse a la vida

Drogodependientes pueden comer, asearse, lavar su ropa o ver la tele en un centro de acogida de Cruz Roja en Palma-Palmilla

Lunes, 2 de octubre 2017, 00:29

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Son las ocho de la mañana y Juan Manuel Santiago espera a que abran las puertas de su segunda casa. O más bien la ... primera. Porque, aunque (mal)vive con su madre en Palma-Palmilla, el Centro de Encuentro y Acogida de Cruz Roja (CEA) para personas con adicciones se ha convertido en un hogar para él. Allí se ducha, se afeita, lava su ropa, desayuna y toma algo para el almuerzo. Además, hasta las tres de la tarde puede jugar al dominó, ver la tele, participar en algún taller o leer un libro.Pero lo más importante es que este malagueño de 51 años que cayó en las drogas cuando tenía solo 11 encuentra gente con quien conversar y desahogarse, dejando de sentirse por unas horas despreciado y prejuzgado.

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