Los pisos que son hogar para pacientes con cáncer
La Asociación Española Contra el Cáncer cuenta en Málaga con 11 de las 38 viviendas que ofrecen de forma gratuita a personas que reciben el tratamiento en la capital
Para Francisca «supuso media vida» y asegura que si no hubiese sido por ellos «no podría haberlo aguantado». A su hijo Lucas le detectaron a ... los 12 años un sarcoma de Ewing, lo que les supuso estar prácticamente todos los días trasladándose al Hospital Materno Infantil de Málaga. Ellos viven en Ronda y en la mente de Francisca no dejaba de rondar la pregunta de qué pasaría si tuviesen que llegar «de urgencia» hasta la capital. Preguntó, se informó y se puso en contacto con la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) en Málaga y le dieron la solución: un piso en la ciudad que acabaría convirtiéndose en su hogar y el de su hijo Lucas durante el tiempo que necesitaron.
La AECC dispone de 38 viviendas en 23 ciudades de toda España y Málaga tiene 11 de ellas en las que cuenta con el apoyo de entidades como Fundación 'la Caixa'. Más que viviendas, son hogares y refugio para las familias de fuera de la capital que necesitan la tranquilidad y comodidad de estar cerca del Materno, por eso todos ellos están ubicados a unos minutos del hospital. Y, además de reducir los desplazamientos a las personas enfermas, este servicio supone un ahorro económico para las familias que tienen previsto estar largos periodos de tiempo fuera de su domicilio habitual. «Como están los alquileres era prácticamente imposible poder conseguir un piso para estar durante el tiempo que durase el tratamiento», recuerda Francisca, madre de Lucas, que pasó casi un año alojada en 'La Nave Espacial', nombre de uno de los pisos «más divertidos que tiene la asociación en Málaga».
Espacios temáticos
Es una residencia de uso compartido con tres dormitorios, dos baños, salón y cocina y, además, ofrece actividades de ocio, acompañamiento y servicio de traducción en el caso de ser necesario. Para acompañar la temática del piso, a cada niño que vive en él se le entrega un kit de 'bienvenida de astronauta'. De eso disfrutó Lucas durante su estancia: «Le gustaba estar en su habitación porque no le gustaba estar con el resto de compañeros. Pero al menos teníamos nuestro espacio para estar a gusto», cuenta su madre, Francisca. «La verdad es que si no hubiésemos tenido el piso de la asociación, hubiese sido imposible compatibilizar todo. Si no llega a ser por ellos no lo hubiéramos aguantado, lo habríamos pasado fatal. Lucas se mareaba mucho en el coche de normal y con la medicación, quimioterapia y anorexia que tuvo era aún peor. Ellos han sido la salvación», agradece Francisca.
Al igual que ella, son muchos los que pueden acogerse a este servicio de la AECC. Según informan desde la asociación, han sido más de 70 pacientes los que han pasado en el último año por estas viviendas cedidas. Dentro del gran equipo de trabajo que hay detrás de esto, la trabajadora social Olga Santiago lleva más de 15 años coordinando los pisos: «Solemos tenerlos siempre completos y, además de la vivienda, les ofrecemos alimentos que nos cede Bancosol y toda nuestra atención psicológica, voluntariado, formación... Hay una atención especial dedicada a estas familias», destaca la profesional.
Uno de los expertos del equipo de psicooncólogos de la asociación es Jaime Mena, que valora la importancia de saber afrontar la situación según la enfermedad y el paciente. «Es un trabajo muy personalizado y centrado en cada uno de ellos», concreta Jaime Mena. También el equipo de voluntarios es esencial en estos pisos, ellos se dedican a acompañar a los pacientes y familias y pasar ratos de ocio con ellos. Una de las jóvenes del equipo es Claudia Sánchez, estudiante de Enfermería que lleva dos años como voluntaria en la asociación: «Llegamos al piso y, según lo que al niño le apetezca, jugamos, hacemos talleres o simplemente nos sentamos a hablar y pasar la tarde. El objetivo es que pasen un rato entretenidos y despejados de la rutina», explica la voluntaria.
Muy de cerca está Fátima Zymbioui, intérprete de la asociación y alma de muchas de las familias residentes. «Ella es como un ángel, siempre ha estado con nosotros», cuenta emocionado Mohamed, uno de los padres que ha convivido en estos pisos de la asociación. «Estoy a diario con ellos y se crea mucho vínculo, yo ya no me imagino mi vida sin ayudar a nadie. Es bonito ver cómo muchos superan la enfermedad, aunque también es triste ver que algunos no lo logran», confiesa Fatima Zymbioui.
Esto son sólo algunos ejemplos, tanto de trabajadores como de pisos de la asociación, que al final terminan siendo un hogar para los pacientes con cáncer y las familias. Una forma de hacer «más fácil» un periodo tan complicado como es la cura de un cáncer.
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