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La cristalera del local es una tentación. El escaparate de las redes sociales, otro. Dulcero Pastry, la nueva pastelería de Nueva Málaga, ha conseguido hacer de su producto un arte entre sabores por el que muchos 'influencers' malagueños se han interesado y publicado vídeos en sus cuentas de Instagram y TikTok. Pero detrás de ese escaparate tan apetecible y viral en redes hay una historia que nace en Venezuela, sigue en Madrid, continúa en Archidona, Riogordo y Puerto Banús para finalmente acabar en Nueva Málaga. Esta guinda del pastel es el sueño cumplido de Manuel Cárdenas, el joven venezolano de 29 años que acaba de cumplir su gran deseo en la calle José Iturbi.
Lo hace junto a su hermana Herika, que ha sido imprescindible en momentos difíciles para el pastelero. Ella, también con experiencia en la hostelería, es una parte esencial de este sueño de Manuel Cárdenas, que lleva a sus espaldas más de 10 años de experiencia profesional. Cuando tenía 18 ya era todo un emprendedor: lanzó su propia pastelería y elaboraba tartas para eventos, bodas, comuniones desde una pequeña tienda que también abría al público. «El negocio empezó a ser inestable porque era difícil conseguir la materia prima y teníamos cortes de luz constantemente», recuerda. Ese fue el momento en el que se decidió a hacer lo que siempre había pensado: emigrar a España.
Se vino solo a finales de 2018 y llegó a Madrid recibido por su amigo Juan, que lo acogió en su casa familiar para, unos meses después, establecer contacto entre Manuel Cárdenas y una parroquia de Archidona para tener un asilo y poder desarrollar su vida profesional como él quería. «Allí empecé a trabajar en una pastelería y adquirí mucha experiencia con el dulce español», explica Manuel Cárdenas, que un tiempo después se trasladó a Ríogordo para seguir trabajando en el sector. Luego llegó la oportunidad de empleo en una cafetería de lujo en Puerto Banús y luego a un obrador en Marbella. Mientras, estuvo formándose en pastelería un año y medio en una escuela de Barcelona, pero de forma 'on line'.
«Aprendí mucho. Pero llegó un momento en el que tuve una leve depresión porque sentía que necesitaba impulsar todo lo que sabía y había aprendido en los últimos años, pero no encontraba los medios. Quería emprender como lo había hecho en mi país a los 18 años», confiesa Manuel Cárdenas. Ese fue el momento en el que apareció su hermana, que vino unos años después que él a España y contaba también con experiencia en el sector. Decidieron los dos lanzarse a emprender y una amiga les habló de la Asociación Arrabal-AID.
No lo dudaron: «Llamamos a la puerta y enseguida nos recibió Pepe Gómez, que nos mostró su apoyo», concreta Manuel Cárdenas. Les propusieron que mandasen el plan de empresa y proyecto y, a partir de ahí, todas las gestiones fueron satisfactorias. El técnico de Arrabal-AID los incluyó en el programa Incorpora de Fundación 'la Caixa' con el que trabajan en la asociación y en mayo del año pasado comenzaron las obras del local de Nueva Málaga. «Gracias a Dios y a ellos, que colaboraron y nos ayudaron en todo lo posible para que la pastelería pudiese salir adelante. No nos arrepentimos para nada de lo que hemos hecho», asegura Manuel Cárdenas ahora, que se cumplen nueve meses de la apertura de la pastelería 'Dulcero Pastry'.
Después del apoyo de Arrabal-AID y Fundación 'la Caixa', se sienten arropados también por el barrio, donde aseguran que ya tienen clientela fija. Manuel Cárdenas recuerda con una sonrisa a Isa, que todos los días va a comprar allí y la llaman 'la cookie lover': «Ella ha sido un gran apoyo para nosotros, ya forma parte de nuestra familia. Siempre llega con una sonrisa y nos felicita por haber abierto el negocio; ella comprende lo que es esto porque su familia se ha dedicado a la hostelería», cuenta.
Cuando Manuel Cárdenas cuenta su historia aún se nota la ilusión del primer día: «He vuelto a sentir la ilusión por crear y mi autoestima, que estaba bajo cero, se elevó con esta oportunidad», agradece el empresario. Su voz ahora es una motivación para los que tienen dudas y no saben dónde acudir o qué hacer para poder recibir algún tipo de ayuda, tanto humana como económica. «No es fácil emprender, a nivel personal hay dudas y nervios. Pero hay que hacerlo porque todo es parte del proceso, todo esto son sentimientos que tiene que tener el ser humano para luego sentirse satisfecho. Yo lo he experimentado así y puedo decir con toda seguridad que lo he hecho», concluye Manuel Cárdenas.
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