La educación, base para el crecimiento
Málaga Acoge premia la labor de integración social y educativa que desarrolla desde hace años el Instituto Vicente Espinel (Gaona) de la capital con jóvenes migrantes
Hassan El Boujaddaini, un chico marroquí de 19 años, lleva tres en España buscando eso que tanto desea: un trabajo. Hace dos estaba en Melilla ... con su familia, pero al poco tiempo tuvo que ingresar en un centro de menores al quedarse solo en la ciudad; cuando cumplió los 18 años llegó a Málaga con la esperanza de encontrar aquí el futuro que tanto ansiaba y, ahora, está en vía de ello.
Hassan es uno de esos chicos a los que el Instituto Vicente Espinel, también conocido como Gaona, les brinda la oportunidad de afianzar sus conocimientos y llegar a ser lo que ellos deseen. En su caso, no ha pensado nada en concreto ni tampoco tiene ningún sueño definido por el que luchar, simplemente quiere «trabajar» para ayudar a su familia: «Tengo muchas cosas en la cabeza, la verdad es que no he pensado en nada. Mi meta, que es para lo que vine, es buscarme la vida y trabajar de lo que sea. Por ejemplo, me gustaría trabajar como cocinero», apunta.
Hassan ya está en el segundo año que el Vicente Espinel ofrece para conseguir el título de Educación Secundaria Obligatoria (ESO), aunque en su caso es de 'Adultos' (ESA). Como él, Ayman, también de 19 años y proveniente de Kénitra, una ciudad situada al noroeste de Marruecos, tiene el sueño de ser peluquero, algo que ya practica con él mismo cuidándose su peinado con delicadeza y estudiando también la ESA. Actualmente, mientras compagina sus estudios también se prepara en un curso de soldadura, porque el saber no ocupa lugar: «Me vine en patera, estuve dos días viajando porque mi ciudad está muy lejos. Lo recuerdo horrible. Ahora quiero aprender mejor español, que sólo sé un poco y quiero mejorarlo», cuenta con timidez.
Hassan y Ayman son algunos de esos chicos a los que Málaga Acoge ayuda durante su integración sociolaboral en la ciudad. Adela Jiménez, presidenta de la entidad, fue quien entregaba el reconocimiento al Instituto Vicente Espinel por su labor inestimable con los chicos de Málaga Acoge. Una fotografía (de lo que significa el mar para las personas migrantes) que entregaban de manera simbólica a profesores y dirección por el largo recorrido que llevan de la mano haciendo que el futuro de muchas personas sea cada día más claro y accesible. «Os merecéis ser socios de honor por el gran trabajo de acogida que realizáis, ese retorno educativo tan necesario», contaba la presidenta delante de los chicos y los docentes.
Genoveva Pérez Mazuecos, coordinadora del Área de Jóvenes de Málaga Acoge, explicaba que ese acuerdo de colaboración con el instituto lleva realizándose desde hace siete años, aunque fue hace tres cuando comenzó a ser real «incorporándose al plan de estudios del Gaona».
Sembrar esa semilla
«Entendimos que cuando los jóvenes nos hablaban de su proyecto de vida contemplaban quedarse en España. Para hacer una vida normalizada y tener un trabajo digno es necesario al menos tener la ESO. Comenzamos a trabajar con ellos y sembrar esa semilla: hacerles entender que es muy importante formarse para poder tener un trabajo», apunta esta profesional. Quizá sus palabras al comienzo no calaron demasiado en los jóvenes, sólo se apuntaron cinco a ese plan de estudios que ahora ya es todo un éxito. Actualmente, 36 jóvenes se forman en el Vicente Espinel y los resultados no pueden ser más satisfactorios.
Uno de ellos, buen estudiante y poniendo todos su empeño en salir adelante, es Mohamed Makhlouf, de 21 años. Este marroquí no ha tenido un lugar estable de residencia hasta ahora y vive en uno de los pisos de acogida de la red de Cáritas. Incluso pasando por el recurso nocturno de acogida Calor y Café o el Albergue Municipal, Mohamed no dejó de estudiar ni un sólo día... En cuanto abandonaba estos centros, buscaba un sitio para seguir aprendiendo o acudía al instituto. Esto se ve reflejado en sus notas, aunque ahora reconoce que ha tenido una mala racha y está recuperando dos asignaturas: «El trimestre que viene voy a darle mucha caña a los estudios. Los profesores de Gaona nos explican muy bien, sobre todo a los chicos que no sabemos español. Para nosotros es un gran apoyo», apunta el joven.
Un esfuerzo que será recompensado y reconocido. «Mi día a día fue muy duro porque era en cada momento a ver qué pasaba... Como vivir en la calle porque sólo podía ir de noche a dormir», cuenta recordando esos días que ahora ha dejado atrás.
Verdadera integración
Por creer en ellos, por estar de su lado y no cejar en su empeño, Málaga Acoge agradece al instituto y sus docentes ese trabajo que hacen cada día: «Creemos en la verdadera integración y en la igualdad de oportunidades. Estos chicos llegan sin nada y ahí estamos nosotros. Nuestra mayor satisfacción es verlos en ciclos y universidades», apuntaba Julia del Pino, directora del centro, desde el que ahora luchan para poder impartir allí mismo esos ciclos de grado medio para facilitarle la labor aún más a estos chicos.
«El instituto es el primer entorno normalizado al que los jóvenes pertenecen, no es un entorno segregado, es un recurso formal», apunta Pérez Mazuecos, con la esperanza de que, en un futuro próximo, los estudiantes puedan seguir formándose en Gaona y cumpliendo sus sueños: cocineros, peluqueros o cualquier cosa que se plantee, pero felices y con un trabajo digno.
El dato
-
36 Es el número de jóvenes migrantes que estudian actualmente en el Instituto Vicente Espinel (Gaona), donde pueden conseguir su título de educación secundaria.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión