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Tamara y Clara cocinan en su piso de Hogar Betania. c.s.m.
Nuevo Hogar Betania: Cuatro relatos de supervivencia en Málaga
Nuevo Hogar Betania

Cuatro relatos de supervivencia en Málaga

La asociación expande su acción y ayuda a mujeres prostituidas y víctimas de trata, violencia de género y personas sin hogar, con tres pisos de acogida para su plena inclusión

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Lunes, 7 de junio 2021, 00:35

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La valentía para alzar la voz y denunciar una situación injusta, precaria y de abuso pone en común las historias de cuatro mujeres que nunca se dieron por vencidas. Relatos que, más de superación, son de supervivencia y perseverancia, de lágrimas a las que ahora se les pone fin con la llegada de un nuevo horizonte para ellas, mucho más despejado, sin esa niebla molesta de un futuro incierto que les dificultaba seguir caminado, y algunas de ellas lo hacen ahora con un bebé en brazos.

Con el fin de proteger su identidad, hablaremos de las protagonistas usando otros nombres, así que esta historia la cuentan Tamara, Clara, Patricia y Mónica. Estas cuatro mujeres llegaron a Nuevo Hogar Betania casi por casualidad, pero reconocen que su ayuda, dirigida a cualquier aspecto de sus vidas, les ha cambiado por completo el rumbo.

Tamara y Clara vivieron situaciones de sin hogarismo y precariedad durante varios años. Clara, por ejemplo, llegó a sobrevivir en la calle más de 12 años, intercalando con la estancia breve en recursos de acogida, como albergues o centros específicos. Su testimonio llena de esperanza a quien la escuche y perciba su sonrisa bajo su mascarilla, aunque ahora, que está en uno de los pisos de semiautonomía que ofrece esta asociación a mujeres sin hogar, reconoce que se le hace «complicado» acatar normas y horarios cuando gran parte de su vida ha sido viviendo bajo el raso.

Tamara, en cambio, vino desde Santander, aunque ella es natural de Burgos, con su hija de la mano dispuesta a buscar un trabajo que terminara con esa precariedad laboral que venía arrastrando, pero otras circunstancias le llevaron al albergue municipal, donde estuvo alrededor de tres semanas hasta que las puertas de Nuevo Hogar Betania se abrieron para ella.

Ahora, estas dos mujeres que aparentemente no tienen nada que ver, conviven juntas en su proceso de crecimiento para ponerle fin a esa exclusión a la que se han visto sometidas. Clara se olvidó de cocinar después de tanto tiempo y la entidad le brinda ahora esa oportunidad de empezar de cero, de retomar su vida y olvidar los momentos difíciles que vivió en la calle, aunque no es fácil: «Porque tú tengas dinero no nos tienes que tratar como basura, porque somos personas normales y corrientes. Bastante hemos sufrido en esta vida para que la gente nos juzgue como lo hace. No se puede juzgar a nadie porque duerma entre cartones, porque a mí me han llegado a pegar y robar. Lo que yo viví no se lo deseo a nadie», relata esta mujer con fuerza en su voz.

Mientras recuerdan sus habilidades y aprenden otras para poder prosperar, su nuevo hogar les brinda la seguridad que perdieron. Tamara, incluso, está aprendiendo inglés y estrategias para su crecimiento personal, algo que, con su persistencia y ánimo, la catapultará a un trabajo digno con el que pueda vivir de forma independiente.

Una ayuda integral

Con una sonrisa en la puerta del Centre Pompidou nos esperan Patricia y Mónica, y en su carrito su pequeño de un año y medio, quien será también protagonista de este valiente y valioso relato. Patricia llegó a Málaga desde Brasil hace dos años, huyendo de una relación tóxica, llena de malos tratos y traiciones que acabaron arrebatándole la custodia de sus dos hijos. Así que, llena de miedo tras sufrir continuos robos y una violación en su propia casa que la dejaría marcada para siempre, hizo sus maletas y cruzó el charco para salvar su vida. Desgraciadamente, en España la cosa no mejoró: trabajó como interna cuidando a una persona mayor, pero «sin libertad», y con un sueldo de apenas 200 euros al mes comenzó a ser prostituida. En este momento de la entrevista, su testimonio se vuelve más valiente aún; recordar sucesos tan traumáticos para cualquier mujer, con el fin de romper su silencio y mostrarlo al mundo, es digno de admiración.

Patricia mira al horizonte del Muelle Uno tras contar su historia.
Patricia mira al horizonte del Muelle Uno tras contar su historia. c.s.m.

Cuenta que durante el acto, uno de esos días, el profiláctico se rompió y temió tanto un embarazo que se tomó rápidamente la píldora del día después, pero no hizo efecto. Casi un año después de aquello, Patricia sonríe mostrando una foto de su pequeña en su teléfono móvil, aunque en ese momento sus planes se vieron torcidos al verse de forma irregular en España, embarazada y sin hogar. Conoció entonces a una amiga con la que convive hoy día y de quien habla maravillas tras ayudarle al salir del pozo de la prostitución. Después se topó con Nuevo Hogar Betania, quien le proporciona la ayuda para mantener a su bebé y el apoyo administrativo y jurídico con el fin de regularizar su situación y la de su pequeña.

En este momento entraMónica en la historia: esta mujer colombiana abandonó su tierra hace algunos años tras sufrir violencia física y psicológica por parte de su marido, algo que, reconoce, le puso nombre al tiempo. Una vez en España y trabajando como cuidadora de una persona mayor, Mónica se percató de su embarazo y decidió seguir adelante a pesar de que se encontraba sola. En Málaga estaba su hermano y su cuñada, quienes le ayudaron durante un tiempo, pero esa relación se terminó cuando dio a luz a su pequeño, que tiene síndrome de down.

Ahora, esta mujer es parte del equipo de la entidad que le ayuda, y, además, reside en el piso de semiautonomía para mujeres víctimas de violencia y trata de seres humanos que tienen en Málaga; junto a otros dos recursos para personas sin hogar, Nuevo Hogar Betania sigue expandiéndose por toda España con el fin de erradicar situaciones de exclusión tan severas como la de estas mujeres.

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