Centinelas de la convivencia
Mediadores interculturales velan por la paz vecinal y la integración de los inmigrantes
M. Ángeles González
Lunes, 15 de mayo 2017, 00:14
Después de impartir clases de español a una veintena de inmigrantes en el Centro de Servicios Sociales de Cruz de Humilladero, Ibrahima Balde comienza su ... ruta habitual de los martes por el barrio. Su primera parada, una tienda de arreglos de costura que regenta su tocayo Ibrahima Bah, su principal informador en la zona. Este guineano le mantiene al tanto de cualquier problema que pueda derivar en un conflicto vecinal. «¿Todo bien?», le pregunta, a lo que recibe un gesto de afirmación por parte del propietario del negocio, que valora muy positivamente el papel de Balde como mediador intercultural: «Hace un trabajo muy importante, habla con todos y evita que venga la policía», explica.
Este senegalés de 42 años, cuyo trabajo en la ONG Accem consiste en velar por la convivencia en algunos de los barrios con más población extranjera, continúa su recorrido por una tienda de alimentación, una frutería y una asociación de nigerianos. Por el camino, numerosos saludos. «Soy muy conocido aquí», dice. Hoy todo está en orden, pero no siempre es así. En los últimos años ha tenido que mediar en numerosos conflictos vecinales tanto en Cruz de Humilladero como en Palma-Palmilla, donde, en el marco del programa municipal Fomento de la Convivencia, ejerce como puente entre los inmigrantes y la población autóctona, ya sean vecinos o comerciantes. Un trabajo de calle basado en la observación y la intervención local que puede pasar desapercibido pero que poco a poco va dando sus frutos. «Antes no pasaba una semana sin que hubiera problemas, ahora apenas hay», afirma.
Una muestra de talentos para favorecer la cohesión social en el barrio
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Fomentar la convivencia y la integración y crear un espacio en el que los residentes y trabajadores del barrio puedan conocerse e interactuar a través de la participación en actividades lúdicas. Es el principal objetivo del Día del Vecin@, un evento impulsado por la Obra Social La Caixa en el marco del Proyecto de Intervención Comunitaria Intercultural (ICI) que se celebrará el viernes 26 de mayo en el distrito de Bailén-Miraflores y que este año tendrá como eje central una muestra de talento en la que participarán los propios vecinos.
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En su tercera edición, este encuentro, que desarrolla el Ayuntamiento de Málaga con la colaboración de colectivos ciudadanos que trabajan en la zona, dará comienzo a las 17.30 horas en la plaza Doctor Vargas Machuca y se espera que, como en anteriores años, cuente con una gran afluencia de público. Así lo explica Carolina Cueto, responsable de Accem, una de las asociaciones participantes, que destaca que se trata de «un día de convivencia y de conocimiento mutuo entre los residentes, así como una jornada para conocer los recursos existentes en el barrio». Porque además de la muestra de talento y de las actividades dirigidas a los más pequeños talleres y juegos tradicionales, en el marco de esta acción global ciudadana se instalarán stands informativos sobre los servicios sanitarios, educativos y sociales a los que pueden acceder los residentes en el distrito, como una forma de favorecer, principalmente, la integración de las personas inmigrantes.
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La parte lúdica del evento, que se desarrolla bajo el lema Yo soy Bailén-Miraflores. Una acción de convivencia entre tod@s, la protagonizará un talent show en el que podrán participar todas aquellas personas empadronadas en el distrito y que se desarrollará a lo largo de la tarde. Podrán inscribirse residentes de todas las edades en las asociaciones, junta de distrito y en la página de Facebook del distrito.
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«El conocernos todos hace que caigan muchos mitos o ideas preconcebidas que pueden acabar en violencia, racismo o xenofobia», señala Cueto.
Si por un hecho puntual o a través del contacto directo con las asociaciones de vecinos, peñas y comercios se detecta un punto de conflicto o una necesidad, se convocan reuniones con las partes implicadas para encontrar una solución, además de tratar periódicamente los puntos de controversia en comisiones de trabajo en las que participa el Ayuntamiento de Málaga, entidades de la zona y la Policía Local si así se le requiere. Aunque los casos «normalmente acaban bien», el éxito no está asegurado y hay intervenciones fallidas: «Hace años un inmigrante nigeriano fue denunciado por los vecinos porque cerraba el bar más tarde de lo permitido y era muy ruidoso, intentamos mediar pero finalmente tuvo que cerrar», recuerda. Entre los casos resueltos, cuenta el de una senegalesa que vivía de alquiler y a la que el dueño del piso le pidió que lo abandonara para cederle la vivienda a su nieto. Ella se negó. «Al no haber impagos, la inquilina creía que era por racismo, pero funcionó la mediación», explica Balde, que recuerda que le buscaron otro piso y le pusieron en contacto con una trabajadora social para ayudarle a conseguir alguna subvención.
El ruido o la ocupación de parques infantiles o calles por parte de adultos inmigrantes que no respetan las normas de convivencia son el origen del mayor número de desavenencias con la población autóctona, según Balde, que explica que un buen mediador debe tener «mucha paciencia y mano izquierda». Aún así, su presencia no siempre es bien recibida, principalmente en Palma-Palmilla, adonde acude dos días a la semana para estar al tanto de cualquier foco de conflicto: «Un día tuve que llamar a la Policía porque me amenazaron», recuerda este mediador, que participa en las mesas de trabajo de Proyecto Hogar, un programa comunitario de transformación social de la barriada.
Balde supone un refuerzo para el Servicio de Intervención y Mediación Comunitaria e Intercultural del Ayuntamiento, que en 2016 llevó a cabo 69 mediaciones interculturales en los distritos de Palma-Palmilla, Centro y Cruz de Humilladero, así como otras 485 en Puerta Única, como señala Ruth Sarabia, directora del Área de Derechos Sociales, que defiende el trabajo de los mediadores: «El clima entre unos y otros cambia radicalmente gracias a ellos». Estos tres distritos, junto a Bailén-Miraflores, son los que tienen más residentes extranjeros, con un 11,26% (Palma-Palmilla), 10,77% (Centro), 9,47% (Bailén-Miraflores) y 8,59% (Cruz de Humilladero) respecto al total de la población, según datos del padrón a 1 de enero de 2016.
Desmontar mitos
En el caso de Bailén-Miraflores, la Obra Social La Caixa financia desde hace tres años el Proyecto de Intervención Comunitaria Intercultural (ICI), que desarrolla Accem junto con el Ayuntamiento de Málaga y en el que participan diversos colectivos. Su objetivo, favorecer la cohesión social y la tolerancia y desmontar mitos trabajando desde la prevención en los ámbitos de la salud, la educación y las relaciones ciudadanas. «Se pretende favorecer la integración y el respeto a otras culturas desde la infancia, generando espacios de encuentro para evitar el aislamiento y los guetos», señala Carolina Cueto, presidenta de Accem, que cuenta con tres mediadores en la barriada.
La mediación intercultural es uno de los principales campos de actuación de Málaga Acoge, donde hay tres profesionales centrados en las personas sin hogar, el acceso a la vivienda y los inmigrantes extutelados, aunque la labor de mediación se realiza en todos y cada uno de los ámbitos en los que trabaja la ONG, como señala Carmen Cano, coordinadora del Área Social. En líneas generales, acompañan a los extranjeros en su proceso de integración, favoreciendo su autonomía. Así, se les orienta en relació a la búsqueda de alojamiento, desahucios, traducción de documentos, búsqueda de empleo, conocimiento de códigos culturales, etcétera.
«Neutralidad, empatía y capacidad de escucha» son algunas de las cualidades que, según Cano, debe tener un mediador intercultural. «Nuestra función es facilitar la comunicación más allá de una mera interpretación lingüística, ya que un simple gesto puede interpretarse de forma errónea», señala Rabía Banou, mediadora de Málaga Acoge.
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