La elección de Río de Janeiro confirma a Brasil como la gran potencia del cono sur

La presentación brasileña se convertía en un extenso y completísimo repaso a su candidatura que desataba los aplausos de los miembros del COI en numerosas ocasiones. Se aventuraba su favoritismo. El camino estaba casi hecho. El país de Lula arrancaba la primera ovación de la jornada. El ex presidente de la FIFA, Joao Havelange, pedía la oportunidad de disfrutar de los Juegos en su país a los 100 años. Después tomaban el testigo tres atletas, entre ellos el mítico futbolista Pelé, para mostrar cómo el deporte puede ayudar a cambiar la vida a las personas más humildes.

Después llegaba la verdadera estrella de la delegación. Lula, el flamante presidente de la nación. El momento álgido llegaba con su intervención. Represento la esperanza y el sueño de 190 millones de personas. Nuestra candidatura no es sólo nuestra, también de toda América del Sur, afirmaba. También recordaba la fortaleza de la economía brasileña, demostrada en la actual crisis, y hacía hincapié en los esfuerzos que está haciendo su Gobierno para combatir la inseguridad en las calles de Río de Janeiro, la mayor crítica a la candidatura. Apenas le ha hecho falta hablar para convencer.

Horas más tarde llegaba la confirmación. Confirmación de que Brasil organizará los deseados Juegos y también de que el país es la gran potencia del cono sur. Un Estado que lidera las relaciones internacionales en Sudamérica, que tiene un PIB superior al español, poseedor de ingentes riquezas naturales, con una enorme capacidad diplomática y una gran influencia sobre sus países. No es casual que Manuel Zelaya, el presidente de Honduras depuesto por un golpe militar, eligiera la embajada carioca antes que la de Venezuela u otros países para presionar con su presencia en Tegucigalpa al Gobierno de Micheletti. Brasil tiene poderío militar y, con la designación de hoy, confirma también su liderazgo deportivo. Albergará el Mundial de Fútbol de 2014 y dos años después los Juegos Olímpicos.