Condenado por la violación de una chica que lo reconoció en una mesa electoral

Los hechos se produjeron en septiembre de 2006. Era de madruga da y la chica, de 18 años, se divertía con otras amigas en una discoteca de Benalmádena. En un momento determinado se fue al aseo. Al intentar cerrar la puerta notó como alguien de forma brusca intentaba impedírselo. El procesado, de 34 años, dio un fuerte empujón a la puerta, se coló en el interior y cerró con pestillo. Esgrimiendo una botella de cristal en la mano le dijo que se bajara los pantalones o que la mataba. La joven se negó al principio, pero el hombre la volvió a amenazar por lo que se vio obligada a obedecerle ante el temor de que le causara algún daño. Entonces, entre sollozos, le pidió por favor, que se pusiera un preservativo si iba a violarla. Él accedió, pero ante la imposibilidad de obtener una erección, cogió a la chica de la cabeza y la obligó a practicarle una felación.

Tras ello se marchó advirtiéndole que no contara a nadie lo sucedido porque «nada había pasado. La chica salió a la pista de baile donde localizó a una amiga con la que se marchó en un taxi hasta su casa. Al llegar contó a sus padres lo sucedido y presentaron la correspondiente denuncia en la comisaría.

Meses después de la agresión, la joven se dirigía con una amiga a votar en el Referéndum sobre la Reforma del Estatuto de Autonomía de Andalucía al colegio electoral situado en una biblioteca municipal de Torremolinos, Al entrar en el local pudo ver y reconocer sin ningún género de dudas a su agresor entre las personas que formaban parte de la mesa electoral. El brusco encuentro le provocó una crisis de ansiedad que le obligó a abandonar la biblioteca, teniendo que ser auxiliada por su amiga y las personas que se encontraban allí en aquel momento. Su acompañante contó a su padre lo sucedido y éste lo puso en conocimiento de la policía.

A raíz de estos hechos, la víctima tuvo que recibir terapia psicológica durante diecinueve meses. Su vida personal y familiar se vio afectada. Rompió con su novio y tenía fobia a salir de su casa e ideas suicidas, según recoge la sentencia. Además, como secuelas físicas, sufrió una fuerte pediculosis que le obligó a raparse el pelo, caries simultáneamente en nueve piezas dentales y perdió 39 kilos de peso, lo que puso en grave riesgo su salud.

Cinco años después, aún sufre cierta sintomatología como fobias, sentimientos de culpa que «afectan de forma notable a sus relaciones familiares, personales y sociales», subraya la resolución judicial.

El mismo anillo

El procesado negó los hechos durante el juicio. Dijo que ni siquiera había estado aquella noche en la discoteca, sino en su casa haciendo rehabilitación por una operación de menisco que había tenido un mes antes. La víctima dijo en el juicio que lo reconoció de inmediato no solo por su aspecto físico, sino porque el día de las elecciones llevaba el mismo anillo de madera que portaba cuando la violó.

Al hombre le constan cuatro antecedentes penales por robo con violencia. El último, por el que fue condenado a 22 meses de cárcel, fue cometido en julio de 2007 pocos meses después de que la víctima le reconociera en la mesa electoral como su violador,

Además de los seis años de cárcel, el pago de los 50.000 euros de indemnización a la joven, la sentencia le impone alejamiento durante diez años.