Detienen a una mujer acusada de asestar un hachazo en el cuello a un hombre

Cuando los presentes vieron la herida, más de uno se sentó para no caerse redondo al suelo. Un corte de unos quince centímetros entre la zona cervical y la escápula. «Yo me mareé, y eso que soy pescadera y no me impresiono fácilmente», comenta Sonia, que se encontraba en el bar en compañía de su marido. La presunta agresora, una mujer de unos 50 años, ha sido detenida por la Policía Nacional.

La víctima, un ciudadano magrebí de 43 años, contó a los presentes su versión de lo ocurrido. Los hechos habría sucedido en un piso del edificio contiguo al del bar, que está en la calle Alcalde José María Corona, en la barriada malagueña de Ardira. «Dijo que estaba con una mujer, que habían tenido relaciones y después, cuando creía que le iba a dar un masaje en la espalda, le propinó un hachazo», relata David, que fue quien dio la voz de alarma.

La llamada del camarero entró en la sala del 112 a las 14.22 horas. Desde el servicio andaluz de emergencias se avisó al 061 y a la policía. Mientras esperaban la llegada de la ambulancia, los clientes de la tapería sentaron al herido en una de las sillas metálicas de la puerta. «Yo lo vi demasiado tranquilo para haber recibido un hachazo, aunque venía muy pálido», asegura Andrés. «A mí lo que más me impresionó fue la entereza del hombre», apunta Mónica, una de las vecinas del barrio que estuvo presente.

Sonia, la mujer de Andrés, trató de tranquilizar al herido. «Él me preguntaba: '¿Qué tengo, qué tengo?'; yo le contesté que no se asustara, que no era para tanto», relata ella. Le dio agua e intentó espabilarlo para evitar que perdiera el conocimiento.

Fuera de peligro

El hombre fue asistido en el lugar por efectivos del 061, que lo trasladaron al Hospital Clínico, donde se halla ingresado. Al cierre de esta edición, fuentes sanitarias informaron de que permanecía en la unidad de cuidados críticos de urgencias, aunque precisaron que se encuentra estable y su vida no corre peligro. Un cirujano ya le ha suturado el corte que presentaba.

Curiosamente, el 112 recibió otra llamada en relación al caso. A las 15.07 horas, una mujer que se identificó como la supuesta autora llamó al teléfono de emergencias. La versión que dio a los operadores fue diametralmente opuesta a la del herido. Explicó que un varón había entrado en su casa y que la agresión se había producido porque este la había amenazado con una pistola, según el 112.

Los agentes que se habían desplazado al lugar de los hechos acudieron al domicilio de la mujer, un piso al que se había mudado hace apenas un par de meses, y que pertenecía a su padre. Según fuentes próximas a la investigación, todo parece indicar que convivía con el herido, al que, al parecer, le había alquilado una habitación.

Los policías llamaron varias veces a la puerta sin que nadie les abriera, según cuentan los vecinos, hasta que por fin lograron entrar. Tras ser detenida por la policía, la sospechosa fue atendida por otra ambulancia, ya que al parecer había ingerido unos tranquilizantes.