Fuego cruzado en la Orquesta Sinfónica
Discrepancias entre la batuta titular y la directiva colocan a la agrupación en una situación delicadaEl director denuncia que ha perdido el control sobre la agrupación por las «graves intromisiones» de la junta
REGINA SOTORRÍO
Jueves, 20 de enero 2011, 09:03
Tenía que haber dirigido el primer concierto de la temporada el pasado 15 de enero; pero Francisco de Gálvez, director de la Orquesta Sinfónica ... Provincial de Málaga, no ocupó finalmente al atril del Auditorio de la Diputación. Era la primera consecuencia visible de las discrepancias que desde hace algo más de un mes enfrentan a la junta directiva, presidida por José Antonio López Ortega, y a la batuta titular de la agrupación. De Gálvez denuncia una «grave intromisión» en sus competencias artísticas como director, cargo que ejerce desde hace más de doce años. «No controlo ya a la orquesta y no puedo garantizar su calidad», señala. El presidente, por su parte, rehúsa responder a este periódico hasta haber consultado los términos con la junta directiva.
La falta de entendimiento entre ambas partes -que ha llegado a requerir la intermediación de abogados- desembocará en una asamblea el próximo 29 de enero en la que los socios de la Sinfónica intentarán salir de la encrucijada en la que ahora se encuentran.
El origen de las diferencias hay que buscarlas en una reunión de la junta directiva -renovada el pasado año- celebrada el 17 de diciembre. En ella, el órgano decide constituirse en comisión artística con la colaboración del director «si fuera necesaria», tal y como especifica el acta. A ella corresponderá a partir de entonces decidir sobre la plantilla de la orquesta para cada recital, al igual que la fecha de los ensayos y los horarios. «Esto es lo que más me duele de la situación. Es un desprecio enorme a mi trabajo. ¿Qué pinto entonces yo aquí?», lamenta -preguntado por este periódico- Francisco de Gálvez.
Voluntad de diálogo
No se opone a la creación de esta comisión «si se habla desde una buena voluntad de diálogo», pero entiende que tanto el director como los músicos deben estar representados. En su opinión, es al titular al que le corresponde en última instancia decidir la configuración de las plantillas en función de las cualidades artísticas de cada músico y «no en función de si es socio o no de la orquesta».
Por otro lado, ante el déficit de 30.000 euros con el que cerró el año pasado la Sinfónica (que sobrevive con los 180.000 euros que aporta la Diputación), la junta opta por cambiar el sistema de retribuciones al director. Así, en lugar de percibir una cantidad anual o mensual, se aprueba pagar a la batuta titular por actuación realizada, por lo que no cobraría en el caso de que el recital se celebrara con un director invitado. Según De Gálvez, esto implica un recorte superior al 50% de su salario, que ya sufrió una caída del 16% en el ejercicio anterior. «Si me plantean una reducción, lo hablamos y llegamos a un acuerdo, pero ha sido por imposición de una reunión en la que yo ni estoy», declara De Gálvez.
El director se negó a firmar las nuevas condiciones, que entrarían en vigor en el primer concierto de temporada, a lo que la junta directiva respondió el día 4 de enero «con un ultimátum»: si no aceptaba ser director de ese recital antes de las 10.00 horas del día siguiente, la junta entendería que no quería dirigirlo. De Gálvez puso el documento en manos de su abogado, que remitió al presidente un escrito en el que se le advertía de que esa comunicación constituía un «flagrante incumplimiento de la vigente legislación».
No obstante, ante la falta de contestación de De Gálvez, la junta decidió invitar a dirigir el 'Concierto para el nuevo 2011' al malagueño Arturo Díez Boscovich y suspendió el ensayo previsto para el 7 de enero. Al día siguiente, la tensión subió varios puntos. Imaginen la escena: Sábado 8 de enero. Los músicos de la Orquesta Sinfónica se preparan para ensayar. Llega el director titular, camina firme hacia el atril... pero le impiden subir a él. Ya había otra persona. Un notario -que De Gálvez solicitó ante la posibilidad de que esto sucediera- levanta acta de los hechos. «No me esperaba un comportamiento tan agresivo. Está claro que hay un sector duro de la orquesta que no quiere que yo les dirija, pero lo hablamos y pactamos una salida amable y cariñosa, no de esta manera», argumenta el director.
Así las cosas, la decisión queda ahora en manos de la asamblea de socios. «Si ellos creen que no deben ser representados por esta junta, me quedaré. Si se manifiestan en el sentido contrario, no quiero pertenecer a este grupo», concluye De Gálvez.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión