El verano saca del paro a 20 personas al día

Con todo, los sindicatos llaman a la prudencia y recuerdan que la tendencia, aunque buena, no deja de responder a criterios de estacionalidad. El mercado laboral empezó a hervir en marzo, en plena Semana Santa, en busca del punto de ebullición que con seguridad alcanzará en julio y agosto, los meses fuertes de la temporada turística.

Parados de larga duración

Así lo cree al menos el secretario general de CC OO, Antonio Herrera. «Presumimos que el desempleo seguirá bajando en julio y agosto, pero habrá una caída enormemente importante en otoño, porque hablamos del mismo modelo productivo», explicó el líder sindical. Argumento similar esgrimió la secretaria de Empleo de UGT, María Auxiliadora Jiménez, quien consideró que en septiembre «las contrataciones volverán a descender, como ocurre tradicionalmente». Dato coyuntural o punto de inflexión como se afana en ver el Gobierno, lo cierto es que junio dejó un 4,46 por ciento de parados menos que un mes antes. El porcentaje es además dos puntos y medio superior a la media provincial, donde 3.404 desocupados consiguieron, aunque fuera de manera temporal, volver insertarse en el mercado laboral.

No obstante, en Marbella 13.748 personas están apuntadas en los Servicios Públicos de Empleo (antiguo INEM) en busca de una colocación. La cifra es alarmante ya que supone un 16, 46 por ciento más que un año antes y tras ella se esconde un problema de calado. El número de parados que hace más de un año perdieron su empleo, lo que comúnmente se denomina parados de larga duración, supone más del 36 por ciento del total de desocupados. Paco López, de 48 años, cumplirá el próximo agosto doce mese fatídicos en los que la búsqueda de un empleo ha marcado su día a día.

La actividad de las grúas

La empresa de construcción para la que trabajaba cerró poniéndole en la calle tras quince años de servicio. Poco antes, su esposa con la que tiene tres hijas también se quedaba sin ocupación por lo que ahora asegura que estaría dispuesto a coger cualquier tipo de empleo, pese a que su vida laboral ha estado únicamente ligada al ladrillo. López no pierde la esperanza. Confía en que la entrada en vigor del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) reactive el sector, que llevaba en punto muerto desde mucho antes que comenzara ha hablarse de la crisis económica internacional. El vacío urbanístico que arrastraba la ciudad dejó las grúas sin actividad. Ahora no se espera una avalancha de obras, pero sí que algunos proyectos pendientes de ver la luz puedan arañar parados a las listas del SAE.

Alfonso Sánchez, de 62 años, aguardaba ayer la cola en las puertas de los Servicios Públicos de Empleo para tramitar los papeles que le permitan acceder a la ayuda de 420 euros que otorga el Gobierno a aquellos que han agotado la prestación por desempleo.

Tras toda una vida dedicada a la construcción y en la que recalca «siempre tenía a gente en cola esperando mis servicios» ve que con este subsidio no tendrá «ni para llenar la olla», pero no le queda otra puesto que será el único ingreso que percibirá su familia hasta que soplen vientos más favorables.

El caso es parecido al de Rosalía Cabral, empleada de la panadería que cerró hace 14 meses en los aledaños de la plaza de toros y que desde entonces busca, aunque sin fortuna, una colocación. Aunque su juventud y el hecho de que su pareja si tenga una ocupación dibuja para ella un panorama menos desalentador. De momento, unos y otros ponen la vista en el tirón del verano, que aunque coyuntural, bienvenido es.

«Con la ayuda de 420 euros no tienes ni para poner la olla»

«Trabajaré tres meses; y eso porque tenía influencias si no, crudo»

«No tengo ninguna perspectiva. Ahora a cobrar de papá Estado»