La conmovedora carta a los Reyes Magos de una niña acosada: "Que Eva y María me dejen en paz"

Este año, Paula no está para juguetes. Nada de lo último de Monster High, ni de los ultravenerados Descendientes. No le interesan las novedades de la patrulla canina, ni la casa de los cuentos de Pyn y Pon. Los Reyes saben bien el camino a su casa, pero de sus alforjas no espera regalos, a pesar de que se ha portado bien y ha sacado buenas notas. La recompensa a todo ese esfuerzo que se pide a los niños es, en su caso, tan sencilla como conmovedora. Porque lo único que pide Paula es que este año Eva y María la dejen en paz, que Luis no le quite el desayuno y que sus compañeros no se rían cuando Pedro se mete conmigo en clase. No entiende por qué lo hacen, porque ella, por su puesto, no les ha hecho nada.

Y ya que las cartas a los Reyes están para pedir deseos, Paula añade otro tan importante como los anteriores: una amiga para no sentirse sola. Alguien con quien compartir los juguetes que -quién sabe- se animará a pedir el año que viene si las cosas van algo mejor. Si deja de ser víctima de acoso escolar, un término de mayores que sin embargo sufren miles de niños como Paula en toda su crudeza. Porque su historia es el argumento de un 'spot' que ha creado la delegación en Málaga de la Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar con motivo de la Navidad, pero no resta ni un ápice a la devastadora realidad que a diario viven otros como Paula en sus colegios.

Que no haya más cartas como la suya, y que los niños puedan pedir regalos en lugar de algo de paz y seguridad, es la razón de ser de este colectivo de profesionales que lidera en Málaga la educadora social, licenciada en Derceho y experta en mediación Marta Jurado. En realidad, combatir esta fuente de sufrimiento para muchos niños y jóvenes le costaría a los Reyes Magos mucho menos de lo que vale cualquier muñeco; y seguro que sus Majestades estarían dispuestos a invertir diez euros al año por niño para no tener que recibir más cartas como la de Paula.

Con esa cantidad por cada alumno las escuelas podrían poner en marcha el plan de prevención del acoso escolar, un completo programa de prevención, concienciación y, dado el caso, acción sobre las víctimas. Un estudio de cada niño, charlas de sensibilización para estudiantes, profesores y padres; formación de personal especializado para observar y alertar, cursos a las víctimas fuera del horario lectivo con técnicas de teatro o artes marciales e incluso videojuegos específicos en cada aula forman parte de este conjunto de medidas que, por qué no, podrían ser la base de otra carta a los Reyes Magos que de respuesta a la de Paula. Pero ésta, de los mayores.