El precio de la primera línea de playa

O te quedas ahí desde el principio, o llegas más tarde y te conformas con lo que hay. No se puede tener todo. Es lo que se desprende de la sanción impuesta el 2 de septiembre de 2015. El perjudicado recurrió pero en vano. Nueve meses más tarde, el procedimiento administrativo ha concluido y se ratifica la multa, con el refrendo de un decreto del alcalde Torrevieja, José Manuel Dolón (Els Verds). Se espera que sirva para cambiar de una vez y para siempre los hábitos de los bañistas que se empeñan en colocar su particular pica en Flandes.

A partir de ahora no será ni heroico, ni hallará recompensa de ninguna clase. El panorama ha variado porque un par de agentes dieron un paso al frente y procedieron a la retirada de la sombrilla del incauto que se las prometía muy felices. Allí donde estuviera (no en la arena), muy probablemente fantasearía con una jornada ideal a pocos metros del mar. Seguro que no le quitaba el sueño haber infringido la norma que prohíbe el acceso a la playa a primeras horas de la mañana, con el único fin de que las tareas de limpieza se puedan realizar sin obstáculos ni riesgos.

Por si quedara alguna duda, el edil de Torrevieja Javier Manzanares explicó ayer que la pareja de agentes se limitó a cumplir con la ordenanza municipal de uso público de playas, que penaliza la «instalación de parasoles diáfanos en sus laterales, sillas, mesas o cualquier otro complemento siempre que no se encuentren presentes los propietarios». El bañista interpuso un recurso alegando que en esos momentos se estaba dando «un chapuzón» pero no se le ha dado ningún crédito.

«Las personas que vivimos en Torrevieja sabemos que hay gente que a las 5.30 horas coloca su sombrilla y sus cosas en primera línea de playa y se van», recalcó el portavoz del Ayuntamiento, haciendo suyas las quejas de los responsables de mantenimiento de las playas. «Es una práctica peligrosa. Dificulta un trabajo -insistió el edil- que llevan a cabo hasta las seis de la mañana». De momento, parece que el gremio de la limpieza ha ganado una batalla. Habrá que ver si los bañistas no contraatacan aprovechando las lagunas de la ley. Una posibilidad que no descarta el propio Manzanares, al reconocer que la ordenanza no recoge «el tiempo en el que deben estar la sombrilla o las sillas, entre otros enseres, en solitario o la cantidad que se ha de imponer en las sanciones por estos motivos». En resumidas cuentas, todavía hay que sacar punta a las normas, porque hay muchas sombrillas al acecho dispuestas a conquistar su espacio con vistas al mar. Mejor todavía que una pica en Flandes.