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Nosotros

FRANCISCO APAOLAZA

Jueves, 26 de noviembre 2015, 12:14

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El dialectólogo español Manuel Alvar dijo que 'La lengua es nuestra morada vital', pues nos hace y 'en ella nos hacemos'. Cada palabra es un mundo concreto. Todos es susceptible de crecer, salvo las palabras, que cuanto más se ensanchan, más se vacían. Cuanto más estrechas y precisas, mejor funcionan; al revés que el dinero. La política es especialista en dar de sí y encoger palabras como un jersey en una lavadora. Podemos tomar cualquier palabra -libertad, nuevo, crisis, cohesión, terrorismo, ayuda, prudencia, deber, chuches, casta-, pasarla un par de veces por el discurso de un político y queda que no la reconoce ni su madre.

Por ejemplo: nosotros, pronombre personal usado a veces por error en referencia a 'todos'. Es tú y yo, o yo y ellos. Nosotros es un billete excluyente en el que no cabemos el común de los humanos, pues siempre falta alguien: el otro. En esto, hay gente que se equivoca, pues piensa que nosotros somos todos, y no. Ojalá. Ni siquiera los humanos somos nosotros del todo, pues salvo prueba científica, faltan ellos. Hay gente que todavía sigue creyendo que los amenazados por la yihad no somos nosotros, o ellos, pues siempre hay otros que hicieron algo, el francés por bombardear Siria, el guardia civil por Intxaurrondo, el concejal del PP, el gringo capitalista y el «cochino imperialismo» de las Torres Gemelas, el descarado caricaturista de Mahoma, el poli al que rematan en una acera o el simple judío que iba al supermercado. Nosotros contiene la línea fina de la culpa que separa los delicados límites de la inocencia. Esta es una frontera que se mueve y las gentes la cruza sin darse cuenta hasta el momento en el que alguien ametralla una sala de fiestas llena de esos que creían no haber hecho nada. Hay gente a la que le tranquiliza escuchar a Mariano Rajoy en su versión más sagaz de Hercules Poirot amansar votantes antes de las elecciones con un «podemos estar tranquilos». Son esos. Hay gente que no sabe quiénes somos nosotros y tampoco quiénes son ellos. Tampoco tienen claro en qué parte de la línea están sus hijos, si están con nosotros o están con ellos, y si ellos lo van a tener en cuenta cuando sigan ametrallando. Las balas definen con efectividad las posturas. Si estabas en Bataclán, eras de los nuestros. De nosotros. Deberíamos saber en qué bando estamos. No es tan complicado.

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