«Esto nunca había pasado, el agua entraba por las paredes y por las tomas de corriente»

Gaspar es uno de los negocios señeros de la avenida Nabeul, una de las principales arterias comerciales de Marbella, que ha estado en obras durante diez meses, en los que se ha procedido a la renovación de las conducciones de aguas pluviales y de saneamiento. Para Carlos Montes, algo ha ido mal porque desde que se reabrió la calle, que discurre sobre un arroyo embovedado, ha sufrido dos inundaciones. La primer al día siguiente de la inauguración; la segunda, mucho peor, ayer. «Hay que admitir que lo que cayó ayer no es normal, pero nunca antes el agua se había filtrado por las paredes», sostiene.

Francisco González Ruiz, propietario de una jamonería en la misma calle, recuerda una noche de pesadilla. «A la una y media vi a unos empleados de Hidralia que estaban de guardia y les pedí que me llamaran si pasaban algo; a las cuatro sonó el teléfono». Francisco llegó a su negocio minutos más tarde y se encontró con el sótano anegado y el motor que no daba abasto para achicar el agua. «Estuve toda la noche de guardia sacando agua para evitar que se arruinara la mercadería; a las nueve y media de la mañana vino una segunda tromba y no dábamos abasto, la avenida era un río».

González asegura que su negocio no se vio tan afectado, pero algunos de sus vecinos no pueden decir lo mismo. «Los que están más abajo tuvieron hasta un metro y medio de agua en el subsuelo», asegura. Este comerciante lamenta que en la obra se hayan eliminado los bordillos. «Eran una protección que ahora ya no tenemos».