Borrar
Antonio Banderas, en la terraza de su ático en Alcazabilla, con un cubo homenaje al Museo Pompidou Málaga
Antonio Banderas: «Si Málaga sigue como hasta ahora, esto va a ser histórico»

Antonio Banderas: «Si Málaga sigue como hasta ahora, esto va a ser histórico»

Quiere aprender a decir que no. El corazón le ha avisado de que no puede seguir a ese ritmo: «Lo he entendido». El actor malagueño abre las puertas de su nueva casa en Alcazabilla a los lectores de SUR

Pedro Luis Gómez

Domingo, 2 de abril 2017, 12:40

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Camiseta blanca y pantalón vaquero diseñados por él, zapatillas de Balenciaga, barba canosa («la edad, amigo, la edad...») por exigencias del guión de una nueva película. Nicole se despide para ir al súper. Son las cuatro de la tarde y Antonio Banderas se sienta en su espacioso y precioso salón. No hay estridencias en su nueva casa malagueña, en el corazón de las culturas que dieron vida y alma a esta ciudad para ser lo que es hoy: los vestigios fenicios con las piletas para los salazones, la Alcazaba mora, el teatro romano, el barrio de la judería, y la Catedral cristiana. Arriba, coronando el monte, Gibralfaro. La torre de San Juan, con su Niña dentro, casi entra por la ventana. Frente, Picasso y su museo, legado pr el genio. Dicen las encuestas realizadas con motivo del pasado 28-F que es el andaluz vivo más conocido hoy en día en el mundo. Pocas dudas. Desde luego es hoy por hoy también, con el genio de la plaza de la Merced, el más universal. Se acomoda en un sillón de gusto y cómodo (conjugar ambas cosas es difícil), con una mesa redonda donde hay una revista, su libro de fotografías y poemas prologado por su admirado Manuel Alcántara ('Secretos sobre negro') y una novela, 'Malacitanus', de Cristóbal Romero. El salón está conectado a la cocina mediante una pequeña barra, y al fondo está uno de sus escritorios, con un ordenador, una grabadora y un reproductor y algunos recuerdos cofrades, donde ya está el trono del Cautivo, que SUR le ha regalado. Cuadros de gran tamaño en las paredes, dos esculturas de pie y una escalera de caracol cuyo eje central está repleto de esculturas de Chema Lumbreras representando a El Zorro, al Gato con botas o a Viberti... Arriba, una terraza que me atrevo a decir que es única en Málaga, y abajo otras dependencias. Es un ático para soñar por su ubicación y el excelente gusto con el que se ha decorado, donde la simplicidad se complementa con mucho estilo, otra cosa que también es difícil de combinar. Un piso homenaje a Málaga, con detalles que así lo corroboran. Antonio Banderas está relajado. Mucho.

-Lo primero, la salud.

-Bien, bien... Hombre no puedo ocultar que me dio un sobresalto, pero nunca me asusté. Nicole se ha portado de diez. Y mi gente, mi familia. Pero Nicole ha sido una maravilla... Hay muchas formas de decir te quiero.

-Hemos quedado una hora después con los fotógrafos. Fernando González, y Pedro Quero, de SUR, y Daniel de Joge, un chaval que está empezando, hijo de una gran amiga de Antonio, la actriz Celia Trujillo y el actor Ángel Pardo. Calle Alcazabilla es un bullicio de gente aunque ya el Festival de Cine de Málaga ha concluido. La alfombra roja ya no sigue puesta en una de las calles de la 'nueva' Málaga. La Biznaga de Oro que recibió de manos de su hermano Javier en la noche de clausura del certamen figura es una esquina y luce un montón. "Fue un acto muy bonito. No me esperaba que me la diera mi hermano, para nada, y encima con lo poco que le gusta hablar en público, lo dijo todo de corrido... Fue precioso, y el homenaje de mis ciudadanos. Málaga es muy importante en mi vida. El Teatro Cervantes, el festival, el cine.. Muchas cosas unidas para que esa noche no se me olvide nunca", señala el actor.

Suena como fondo una música de guitarra con obras de Granados que ayuda al clima relajado que se vive en su casa de calle Alcazabilla. Le gusta a Banderas, y además da una serena sensación de paz.

-"Antonio, vamos a dividir la entrevista en tres partes: Antonio Banderas persona, Antonio Banderas actor y Antonio Banderas y Málaga. ¿Le parece?"

"Perfecto. Vamos adelante".

Ahí va.

-¿Cómo se encuentra físicamente hablando tras el 'susto de la patata'?

-Me encuentro bien. Lo que ha abierto todo esto (se señala el corazón, en un gesto que repetirá varias veces a lo largo de la entrevista) es un espacio de reflexión. Yo sé por qué me ha pasado esto. He estado trabajando en los últimos años montado en un camión de adrenalina, y en cuanto bajaba de ritmo, me pegaba como si me pillara un tren... Me ha pasado por un exceso de todo, fundamentalmente de trabajo, porque no no bebo, pero sí fumaba y ya no. Si algo bueno ha tenído esto es que he dejado de fumar de sopetón, sin necesitar pastillas ni nada por el estilo. ¡Se acabó! He llevado, casi sin darme cuenta, una vida a una velocidad que no era normal. Lo dije en la rueda de prensa. El año pasado yo decía que mi estado natural era el cansancio, no recordaba lo que era descansar y cuando lo hacía mi cuerpo se asustaba, y mi corazón me dijo basta. Ahora mi reflexión es cómo voy a seguir viviendo... He llevado una vida que no era normal.

-¿Y cómo va a seguir viviendo Antonio Banderas?

-Hombre, voy a seguir trabajando, pero lo voy a hacer a otro ritmo. Me voy a dar espacio, me voy a pegar un tiempo entre producciones, y sobre todo voy a dar el salto que anhelo desde hace tanto tiempo: ponerme detrás de la cámara, escribir mis guiones, y eso me dará tiempo. Por ejemplo, hacer una película cada uno o dos años. Tranquilamente, y se pueden hacer películas magníficas desde Málaga, desde Madrid, desde Hollywood o desde la Conchinchina, que el mundo ya es global, muy global. El paradigma del cine, además, está cambiando, ya cada vez más gente ve películas en televisión a través de aplicaciones en sus móviles o en sus ipads, mucho más que en los cines. Se ve más cine que antes, pero en formatos muy diferentes. Me apetece muchísimo contar historias que yo he vivido, historias mías. Escribir mis películas, mis guiones, prepararlos bien, buscar la financiación... Es como el que escribe un libro sobre la vida, sobre la amistad, sobre el amor, sobre la muerte, sobre todas las cosas que son importantes para nosotros, y eso es lo que vale. Esto creo que me va a calmar: poder decir ahora me vengo a Málaga, o a mi casa de Marbella y estar varios meses preparando esto o lo otro, lo que antes no hacía, ver a mis amigos por las tardes. Está claro que seguiré atendiendo mis compromisos, por ejemplo con Puig o con la ropa..., pero reducirlo todo; no ir como hasta ahora montado en esta motocicleta loca por la que he circulado.

-La motocicleta esa en la que iba al Teatro Romano hace más de 40 años vestido de romano...

-Sí, sí, es una buena comparación, pero la motocicleta de la vida en la que iba montado era mucho más peligrosa que aquel Vespino.

-Eso conlleva un cambio de mentalidad importante.

-Sí, por supuesto. Hay una palabra que me dijo uno de los grandes agentes de Hollywood con el que trabajé dos años. Me dijo, ¿tú sabes cuál es la palabra más importante en Hollywood?, pues esa es 'no', y en la vida también. Y yo no he aprendido a decir no, y tengo que hacerlo, Pedro, porque uno quiere quedar bien con todo el mundo y eso no se puede. Es imposible.

-¿Se arrepiente de algo de lo que ha hecho hasta ahora en estos momentos?

-No, para nada. Con lo bueno y con lo malo es mi vida, y con ello apecho y eso lo llevo en el saco a las espaldas y es lo que me ha enseñado a vivir como soy, no puedo renegar de lo que soy, porque también vengo de mis errores, es lógico. Soy un ser humano. La gente no me parece ni buena ni mala, la gente me gusta verla como seres humanos, que es lo que somos, con nuestras imperfecciones, pero también con nuestras virtudes.

-Una cosa que repitió en la rueda de prensa es que 'soy un insensato'. Con todo mi respeto, no creo que sea un insensato, otra cosa es que juegue a eso.

-Bueno, verás, hay un punto de insensatez en las cosas que he hecho en mi vida. Yo me apunté a hacer cosas que la gente me decía "éste está loco", que no se podían conseguir. Si hacemos un simil es comparable a los que hacen deporte de riesgo, que aunque conocen la técnica, la verdad es que se pueden matar. Lo mío es muy parecido: yo salté a un acantilado una noche sin saber si abajo había agua o rocas, y me encontré con que había agua y caí bien, pero... Por eso, lo que traté de establecer, en el discurso del sábado por la noche en el Cervantes fue un paralelismo entre lo que a mí me había pasado y lo que le había pasado a esta ciudad para que la gente creyera en lo imposible. Porque esta ciudad, esta Málaga nuestra, se puede convertir en algo mucho más importante de lo que ni siquiera soñamos, pero nunca lo hará si nosotros los malagueños no nos lo creemos primero. Si somos capaces de ello, entonces no nos va a parar nadie, porque el malagueño tiene 'mucho de adentro'. Nosotros, los malagueños somos maravillosos, pero también muy puñeteros. Nos damos mucha caña. Nos hemos metido en la dinámica que utilizan los políticos y eso no es necesario en la vida normal porque no nos jugamos los votos, sino vivir mejor.

-La primera entrevista que se le hizo fue en SUR por este mismo periodista, cuando Joaquín Marín, entonces redactor del periódico, encargó que se le hiciera una pieza a un familiar suyo que se iba a Madrid a hacer carrera de actor. ¿Recuerda aquello?

-¡Jo!, me acuerdo de aquella entrevista como si fuera hoy, perfectamente además. Del cuarto en el que se hizo, en SUR, de los sillones negros... tengo las fotos que me las regalaste, por cierto.

-Usted dijo entonces "estoy un poco chalado, me voy a Madtrid sin nada. Si me salen las cosas bien me quedo y si no me vuelvo..." Ese es el acantilado al que se refería, ¿no?

-Sí, era verdad. Reuní unas pesetillas de mis parientes y me fui a Madrid el 3 de agosto del 80. En el tren Costa del Sol. También lo recuerdo perfectamente, hasta incluso el golpe en seco que dio la máquina apenas iniciar la marcha...

-¿Qué queda de aquel Antonio Banderas?

-Todo, queda todo. Al menos eso creo, aunque a lo mejor es un espejimos que me he creado, pero creo que sí... Incluso mantengo una gran ilusión, aunque naturalmente han pasado tantas cosas que uno ya lo relativiza todo, pero...

-Y ese chaval al que despidieron sus padres y sus amigos pensaba que iba a llegar a donde lo ha hecho Antonio Banderas.

-No, no, no...Yo no me lo podía imaginar, sin falsas humildades, creeme. No podía... Me hubiera parecido un manicomio si yo hubiese pensado en aquel momento las cosas que me han pasado después en estos casi 40 años. De manicomio; de atar, vamos. A finales de los 70 era inconcebible que un actor español pudiera hacer películas en Hollywood de una manera regular, de instalarse allí y protagonizar 40 ó 50 películas, y no una por casualidad, o tener una estrella con mi nombre en el paseo de Hollywood Bulevard, tener los amigos que tengo, haber recibido en mi casa a un presidente de los Estados Unidos (Barak Obama) que decide que esa visita era fundamental para convencer a los hispanos de que había que votarle otra vez... Todas esas cosas son increíbles si las miras desde la perspectiva del niño, porque yo era un niño, de 19 años que se metió en el Costa del Sol camino de Madrid con 10.000 pesetas en el bolsillo a ver qué pasaba.

Banderas se retrepa en el sofá y ríe abiertamente. Son esos momentos en el que el entrevistador intuye que el entrevistado ha 'cogido la onda'.

-La lotería de la vida le ha dado un gordo, pero para ello había que jugar...

-Sí es verdad. Me gusta lo que me dices. Yo no me iba a Madrid a disfrutar, ni a trabajar de camarero, aunque allí después hice de todo.

-Y se encuentra con Pedro Almodóvar.

-Sí, pero ojo, hasta mi encuentro con Pedro hay un tiempo importante en Madrid. A mí hubo gente que me ayudó mucho, y uno de ellos fue Joaquín Sabina, al que había conocido cuando cantaba en el pub Zambra en Pedregalejo, que tenía mi gran amigo Miguel Gallego con otro socio, creo que José Luis Sevillano. Se traían a músicos de Madrid como Chicho Sánchez Ferlosio, Javier Kraft, Teresa Cano, la hija de Rafael Cano, y un año llegó Sabina cantándonos canciones de Georges Brassens y de pronto nos hicimos muy amigos y se enganchó con nuestro grupo de teatro, nos apoyaba mucho, y cuando me fui a Madrid decidí ir a verlo porque no tenía nada. Lo recuerdo también muy bien, una tarde en casa de Teresa Cano, que por cierto hizo una paella horrorosa, de las peores que he probado en mi vida, y Sabina nos cantó una canción que había compuesto, y que la música se la había hecho un malagueño. Era 'Pongamos que hablo de Madrid', y desde entonces me contrató para su grupo de música y me pagaba cinco veces más de lo que debía. Canté con él en el Rocola, en los Comedores Universitarios de la Complutense, en La Mandrágora... y eso me salvaba la vida. Joaquín Sabina fue un magnífico amigo. Se portó de 'diez'.

-¿Poco despues llegaría el director manchego, no?

-Almodóvar vino a verme cuando yo estaba trabajando en una obra de Calderón de la Barca, 'La hija del aire', a la que llegué tras hacer una prueba y otra y otra, con un golpe de estado de por medio... 23-F de 1981: otro momento imborrable, el de aquel día: yo estaba en el Teatro de las Bellas Artes viendo una obra de Manuel Azaña, que se llamaba 'La velada en Benicarló', con José Bódalo, Agustín González... (se ríe otra vez). Vi un jaleo en el teatro. En el intermedio le pregunté a una señora que tenía un transistor: "¿Qué ha pasado?". Por lo visto, me dijo, ha entrado un teniente de la Guardia Civil pegando tiros en el Congreso. Yo había visto mucho movimiento cuando esperaba antes del comienzo de la obra a mi amigo Roberto Altozano, también actor, que tenía las entradas, vi a dos guardias corriendo que se las pelaban hacia el Congreso, porque el teatro está al lado. Yo pensé que iban persiguiendo a alguien...

-Y resulta que el teniente coronel era de era de Málaga...

-Ya, ya, ya... Recuerdo cuando salí del teatro que Madrid era una ciudad fantasma, no había nadie. Nos preguntábamos ¿dónde está la gente, dónde están los coches? A la mañana siguiente fui uno de los que estaban frente al Congreso de los Diputados, y eso se lo conté años después a Felipe González, del que me hice muy amigo, y él fue uno de los que salieron por allí... ¡Jo, qué momento!

-Volvamos a su encuentro con Almodóvar.

-La historia es que él llega con Cecilia Roth y me dijo "tengo un personaje muy bonito para ti. Es un personaje que tiene un poder sobrenatural en una comedia muy loca que estoy haciendo", a lo que le dije que no había hecho cine nunca. "Pues ya lo vas a hacer, es el momento; te ha llegado la hora", me contestó. Y entonces llegó lo del nombre.

-¿A ver qué pasó?

-"¿Cómo te llamas?", me preguntó, a lo que le contesté que José Antonio Domínguez. Pues ese nombre, me respondió, es como de torero (jajaja), y tras quedarme un poco sorprendido le propuse el de Antonio Banderas, a lo que me dijo "está muy bien, para mi película está muy bien".

-O sea que fue usted y no él.

-Sí así es. Yo hasta ese mismo día en el teatro me anunciaba como José Antonio Domínguez, y en la primera obra en la que participé también lo hice así, con 'La historia de los Tarantos', que hice una gira por España.

-Pero Antonio Banderas ya había nacido, ¿no?, vamos que no surge ese día.

-Bueno, Antonio Banderas nació el mismo día que me metí en aquel tren en la estación de Málaga. El tren hizo un movimiento y muy poco a poco comenzó a alejarse de la estación, y yo asomado por la ventanilla en una noche de mucho calor veía a todos los que fueron a despedirme hacerse muy chiquitillos, y en ese mismo momento pensé que yo ya no era yo, sino el que quería ser. El que se iba. Otro pensamiento claro me asaltó en aquel instante: no podía volver a Málaga con el rabo entre las piernas. Para nada.

-¿Falso orgullo?

-No, era una forma de estimularme a mí mismo.

-Y mire, ha vuelto con medio mundo...

-Bueno, sí, pero no fue todo inmediato.

-¿Y cuándo decide, y por qué, irse a Estados Unidos? ¿Se le queda chica España o qué pasó?

-Fue un accidente.

-Si no sabía ni inglés.

-Mira, la primera vez que voy a Los Ángeles fue cuando nominan al Oscar a 'Mujeres al borde de un ataque de nervios". Esa película había causado un bombazo en Estados Unidos. Hubo una fiesta organizada por Jane Fonda, allí estaba por ejemplo Jack Nicholson... Había una gran expectación entre los propios actores de Hollywood para saber quiénes eran aquellos locos españoles que eran capaces de hacer películas tan extraordinariamente distintas a las de ellos. Querían conocernos, y entonces las compañías, y más concretamente una que se llamaba ICM, decidieron entrevistarnos para ver quién dominaba el inglés para poder trabajar en películas allí, pero yo no hablaba ni una papa de inglés. Recuerdo que unas directivas de esa compañía me sometieron a un interrogatorio y yo me volvía loco porque no entendía nada, y cuando salí de la referida entrevista, me crucé con un muchacho que estaba llevándole los cafés a los agentes de ICM y me pregunta que si quería que él me representaba. Me quedo parado y le digo, pues bueno, vale. Me pide mi teléfono... "Me llamo Manuel Núñez", me dijo. ¡Ah, muy bien!, le digo. Entonces me vuelvo para España y me voy a hacer una película italiana a Venecia, y me llama aquel chaval y me dice "vete a Londres que te espera un señor que se llama Arne Glimcher que está preparando una película que se llama 'Los reyes del mambo' y quiero que te conozca, porque ha visto 'Átame' y le encantas". Allá me voy, sin hablar inglés, aunque me aprendí tres o cuatro frases que me ayudaron a salir del paso y una semana después estaba haciendo pruebas para esa película en Nuva York y me cogieron. Así fue todo.

-Y se aprendió el diálogo de memoria enterito.

-Como el que se aprende una canción.

-¿Lo recuerda aún?

-No, no... Me acuerdo de otras cosas, de muchas, pero del diálogo no. Hombre si la veo, pues pienso "ahora voy a decir esto o aquello, pero nada más". Ya hace muchos años, 26 ó 27 años, porque la película ha cumplido 25 años de su estreno.

-No ha pensado nunca "¡qué pedazo de actor era yo para convencer a la gente para hacer una película en inglés sin saber el idioma!"

-Yo no pienso esas cosas...

-¡Venga hombre, no me diga!

-No, no, no, no... de verdad. Una cosa de la que me di cuenta y que le puede servir a la gente es de la igenuidad que todavía seguíamos manteniendo en España en términos de no darnos cuenta del poder inmenso que tenemos. Había habido un impase en la cultura española durante los años de la dictadura en la que la que habíamos perdido completamente la confianza en nosotros mismos, y sobre todo en la internacionalidad. Ese complejo no lo sufrían, por ejemplo, Dalí ni Picasso, que tenían una gran confianza en ellos mismos, pero eso se había perdido en nuestro país durante muchos años. Mme dí cuenta del valor que tenía el ser distinto, el de alguna manera respetar tus orígenes porque eso es lo que te daba una particularidad y un factor diferencial respecto al americano. Ellos te veían como un ser exótico. No era normal para ellos un latino europeo. No sé, pero aquello para ellos representaba un valor, porque no podía entender por qué me querían tanto.

Banderas se ríe, relajado, y prosigue.

-Yo llego ya a Hollywood talludo, ¡eh! Cuando hago El Zorro casi tengo 40 años. Lo hago en el 98. Lo ideal hubiese sido llegar a Hollywood con 23 ó 24 años con películas de protagonista.

-¿Se ha fijado Antonio Banderas que hemos intentado mantener la distancia entre el hombre y el actor y eso es imposible?

-Es imposible... Es imposible... Sí, sí, me he dado cuenta.

-Hay quien afirma que usted ha capitaneado el cambio de papel del latino en el cine de Hollywood, que gracias a usted se pasó en el cine 'de malo a héroe'.

-Yo no sé si eso lo he capitaneado o fue una coincidencia en el tiempo que a mi llegada se empezaran abrir las puertas a los latinos. Sí recuerdo que los latinos que trabajaron conmigo en 'Los reyes del mambo' me decían "prepárate. Si te vas a quedar aquí siempre harás de malo...".

-O de villano.

-Sí, sí... Pero me acuerdo de estar un día sentado en la silla de rodaje esprando para hacer una toma de 'El Zorro', y mirando a quien interpretaba al capitán Love, que hacía de malo, lo veía tan rubio, con los ojos tan azules, tan americano y me dije, "el bueno soy yo" (carcajadas). Esto lo tiene que haber cambiado algo esta película. E incluso en el Gato con Botas, que no te ovides va dirigida a los niños, y forma parte del sistema educativo norteamericano, el hecho de que el héroe era un gatito con acento hispano, y los malos tenían acento puramente americano, eso se les inserta en la cabeza a los niños estadounidenses que van creciendo con una idea distinta y mucho más integradora, donde los buenos no son los rubios y los malos son siempre los morenos. Humildemente te digo que creo que al día de hoy soy el actor hispano que más dinero ha generado en películas en Hollywood, en el orden de los 6.000 millones de dólares en las que yo he trabajado.

-¡Madre mía!

-Sí en ese sentido soy el actor hispano que más dinero he generado en taquilla en Hollywood..

-Desde luego que eso haciendo de malo hubiera sido muy difícil.

-Eso haciendo de malo hubiera sido imposible. Hay que tirar de 'El Zorro', de 'El Gato con Botas'. de 'El Guerrero 13', de 'Desperado'...

-¿Qué ha supuesto en su vida profesional Melanie Griffith?

-En mi vida personal muchísimo, pero en la profesional prácticamente nada. Ahora, en la personal, una barbaridad y, ¡cuidado!, sigue representado muchísimo hoy en día para mí. Melanie desde que me pasó esto (se señala de nuevo al corazón) me llama prácticamente todos los días, y sigo manteniendo una gran relación con ella, y a Nicole la adora. Hemos comido juntos los tres, por ejemplo.

-¿El secreto de eso es ser sincero siempre?

-Sí. Y darmos cuenta... Mira cuando las parejas tratan de revitalizar lo que está muerto, lo que se hacen es mucho daño y terminan como el rosario de la aurora. Pero si eres sincero y dices aquí hay que salvar las cosas, la familia, los niños, y a nosotros mismos, que nos podamos mirar a la cara en el futuro, entonces lo consigues. Mira, Melanie, pensé yo, hemos vivido 20 años maravillosos. Me niego a enterrar esos años, me niego y decir "esto no ha pasado". ¿Cómo que no ha pasado? Pues claro que ha pasado y esos recuerdos los quiero siempre en mi cabeza y disfrutarlos, y cuando nos vemos nos acordamos de las cosas y disfrutamos los dos hablando de anécdotas y de cosas. Por cierto, estoy seguro de que Melanie volverá a Málaga...

-Eso lo tiene claro, ¿no?

-Ya me lo ha dicho que el Lunes Santo quiere venir otra vez. Quiere seguir vinculada al Cautivo, 'su' Cautivo. Yo cuando pasa el Cautivo por delante de mi balcón en el Larios le mando fotos y vídeos.

-¿Y Nicole? ¿Aperece en su vida como un regalo?

-Nicole es una mujer que me ha aportado mucho al ser completa y totalmente distinta a mí, en no pertenecer al mundo del cine. Para mí ha sido como un vaso de agua fresca en mitad del desierto.

-¿Stella del Carmen, su hija?

-Muy bien, ahí la tengo estudiando cine.

-Igual que su sobrino... Vamos que la saga Banderas seguirá.

-Sí, exactamente. Ambos estudian el mismo programa en la misma universidad... No sé si Stella va a ser actriz, porque tengo la impresión de que le interesa más la dirección.

-¿Y la abuela (Tippi Hedren, inolvidable protagonista de 'Los pájaros') le influye?

-Sí, claro. Y la hermana (Dakota). Estuve comiendo con las dos hace nada, en Londres, que fueron a verme, cuando lo del corazón. Sabe que, hablando de mi hija, personalmente tengo una gran satisfacción y me ha gustado mucho que Stella haya experimentado Málaga desde que era una niña. Yo no podía irme con ella, pero mi hermano Javier se la llevaba por las calles y en Semana Santa, se la llevaba por arriba y por abajo, por ejemplo a ver subir los tronos por Casapalma. Eso lo ha vivido: esos olores, esos colores tan nuestros.

-Perdone la pregunta, ¿ella se siente de Málaga?

-Sí, sí, sí... Ella nació en Marbella y se siente de Málaga. Y con el tiempo cada vez más.

-Pues yo creía que eso ocurre al revés.

.-No porque ella se da cuenta de que eso le da un toque particular respecto a sus compañeras, porque allí casi todos son norteamericanos, pero ella es europea. Y eso le produce cierto orgullo, y ahora está entendiendo a Picasso, y se está metiendo en la cultura española en profundidad. Ha hecho estudios del español clásico, ha leído 'El Quijote', se está imbuyendo en la literatura española.

-Vendrá a vivir con usted largos tiempos aquí, a su casa de Alcazabilla.

-Espero que cuando se normalice su calendario escolar lo haga.

-Porque usted en la clausura del Festival de Cine, lo que hizo en el Cervantes fue hacer público el anuncio de un retorno ansiado o esperado, ¿me equivoco?

-Verás, hay proyectos que no hay por qué hacerlos en otros sitios que no sean en Málaga. Hay algunos que son necesariamente obligados hacerlos en Málaga. No me refiero sólo al cine, hay otros proyectos que tienen que ver con el teatro y eso me apetece, lo quiero hacer.

-Le apetece dirigir un teatro aquí en Málaga con su nombe.

-Bueno, con mi nombre... Eso lo decidirán otros.

-Perdone, pero si le queremos dar caché, Antonio Banderas es una marca.

-Bueno, pero no hace falta, ni soy el indicado para decirlo. Mira me gustaría dirigir un teatro que aportara a Málaga un grano de arena a lo que le está pasando a esta ciudad bendita, que fuera algo para sumar además... Los museos tienen una montaña de actividades, eso que dicen los que los acusan de ser arte pasivo es mentira. Ahí tenemos los ejemplos del Pompidou, del Ruso, del Picasso, aquí los museos se están moviendo todo el día, ahí está esa labor del CAC tan extarordinaria, eso está perfecto y es un orgullo lo logrado, pero también sería muy bonito tener un equipamiento cultural teatral que dinamizara y que esté conjuntamente explorando por una parte y al mismo tiempo ofreciendo teatro de calidad y también, por qué no, teatro comercial. Tener un teatro que fuese un laboratorio, que atrajera a los grandes actores del mundo, traernos a las grandes escuelas de teatro del mundo, organizar masters y cursos para profesionales, hacer algo grande utilizandolo incluso como platós de televisión.... Cuidado, que ya estoy exponiendo ideas muy claras que tengo desarrolladas en un informe, pero tengo que buscar un espacio, y sobre todo (y que me perdonen), no quiero ni un duro público. Esto tiene que financiarse de forma privada porque el dinero público acarrea muchos problemas (vuelta a reirse abiertamente) y yo adoro a la clase política cuando hace cosas para la gente y para la cultura, sean del partido que sean, no estoy hablando de ninguno en concreto... pero el dinero público es muy complicado y te sale una chepa enorme con la que tienes que cargar todos los días. No, aquì, lo vamos a hacer por la vía de la esponsorización: aquellos que quieran unir sus nombres a un proyecto como éste, al que me voy a comprometer en hacer grande. No sé, probablemente haga una segunda fundación (la primera es la unida a su cofradía, Fundación Lágrimas y Favores) que aporte un capital anual para que aquello funcione. Yo no vengo a Málaga a hacer taquilla (se ríe abiertamente otra vez), porque para eso me voy a Nueva York.

-Pues sí, lo que le he dicho: en el horizonte está viendo Málaga otra vez y creo que es un horizonte cercano. ¿Para cuando su vuelta definitiva?

-Sí, sí... es asi. Hombre, si tengo que ir a hacer una película a Roma o a Londres, donde vivo ahora mismo, me voy y punto.

-Y qué va hacer con su casa de Londres, ¿dejarla allí o qué?

No, no, no... Esto tiene un espacio en el tiempo. Si hay que construirlo el edificio (su proyecto teatral), como mínimo requiere dos o tres años, y entonces, en ese momento, me plantearé si dejar Londres, si Stella viene aquí... Ya veré, ya veré como me las aparejo.

-Menudo retorno triunfal.

-No lo sé.

-No lo ha pensado.

-A mí lo que me gustaría (una profunda pausa...) es ver una Málaga culturalmente potente a nivel mundial, y eso me hace una ilusión muy grande y me encantaría formar parte de ella, porque aquí hay mucha gente en Málaga que lo está haciendo muy bien. Muchísima, y ¡les pegan muchos palos, encima!... pero son fantàsticos y hay muchos. Tenemos gente muy buena en todos los campos, exportables a nivel mundial, como por ejemplo el equipo de cardiología del Clínico y del Vithas Xanit Internacional, hospital éste que he elegido para mi seguimiento. Y mi médico será un malagueño, el doctor Juan José Gómez Doblas. Los cardiólogos de Málaga juegan en primera división mundial.

-¿Nombres propios?

-Claro que los hay, pero si me pongo a decir nombres a lo mejor me olvido de algunos. Ahí está mi querido amigo de toda la vida Miguel Gallego, que ha hecho cosas maravillosas en el Echegaray ahora, y que lleva toda su vida luchando por el teatro, y es el director de ese fantástico Festival de Teatro de Málaga, o ahí está el director del Festival de Cine, al que he conocido ahora, Juan Antonio Vigar, que me parece un hombre activo y con ideas, pero al tiempo tolerante y suave en el trato, que es lo que necesita un festival. Dirigir un festival es un dolor de cabeza de tres pares de pelotas. Tenemos a Fernando Francés, en el CAC, que está haciendo una labor impecable, y podría seguir dando más nombres... Hay mucha gente que poco a poco se van adhiriendo y consiguiendo cada vez más cosas. Yo lo que quiero es tener también mi página en ese crecimiento que se intuye para el futuro de Málaga, pero eso no va a ningún lado, repito, si la gente no se lo cree, por eso es tan importante lo que hemos visto en el festival de cine de Málaga de este año: las colas en el Echegaray, en el Albénizm en el Cervantes para ver las películas, la gente participando en su festival. Es decir, cuando la ciudadanía, cuando los habitantes de esta ciudad litoral hacen suyo un proyecto, el que sea, es cuando de verdad funciona. No hay otra forma. Si los cuatro majaras intelectuales que estamos diciendo que "esto está funcionando", lo que sea, pero no va ni dios, entonces no llegaremos a nada. Pero, repito, y perdona que me ponga pesado, si la gente se lo cree y siente como suyo lo que Málaga está aportando, esto no tiene freno, ni... ¿A ver cómo es la expresión? (otra pausa)... Se nota ya en la gente, que sabe lo que tiene alrededor, y que incrementa la capacidad cultural de la ciudad a nivel individual y colectivamente. Y eso es ...

-¿Y qué le sorprende más, a lo que ha llegado Antonio Banderas o a lo que ha llegado Málaga?

-¡Jo, las dos cosas me sorprenden! Pero yo a Málaga la veo fantástica. Yo ya tengo una estrella en el paseo de la fama en Hollywood y esas cosas. Ya lo dije en el Cervantes, lo mejor está por venir, pero refiriéndome a Málaga eso está muy claro, porque Málaga es como una niña con un futuro esplendoroso porque su presente lo es ya. Con este tema de la cultura, la ciudad está creciendo una enormidad ahora. La gran explosión se va a producir si todo sigue igual en diez o quince año, si se mantiene esta energia y si no se me pelean los políticos, si se sigue como ahora esto va a ser histórico, Málaga va a dejar huella, va a ser un bombazo...

Otro parón. Suena el timbre de la puerta.

-Ufff no sé si decirlo, porque después ya sabes lo que pasa con estas cosas.

-¿El qué? Dígalo... No sé qué es, pero ¿por qué no lo va a decir?

-Pues sí, lo voy a decir: aquí hay una persona fundamental que es don Francisco de la Torre Prados.

-Lo intuía, esperaba que lo dijera... Este periodista lo ha dicho también en alguno de sus artículos.

-Sí, sí... ¿Que ha cometido errores? Pues claro. Y yo, y los que lo critican también, y todo el mundo comete errores, pero que los aciertos son muchos, desde el plano urbanístico que es lo que ha posibiltado que la ciudad sea atractiva para los que vienen a participar en sus festivales, o quieren implantar museos, o acuden a visitarlos, o a muchas otras cosas. Y, encima, es un hombre humilde, y tiene una virtud enorme que es la educación. Parece de Peregrullo, pero no todos los políticos son tan educados. La forma en la que personaliza su labor por estar en los barrios. Si es que además no para, si sé que tiene a la Corporación Municipal con la lengua fuera. Es el no parar. De una actividad frenética. Alucino con él. Y me importa un pito lo que piensen ante lo que digo, porque en términos generales, el PP no es el partido por el que más se me reconoce a mí, vamos. Yo no apoyo a ninguno públicamente. Voto y utilizo mi voto de forma directa y secreta que es lo que me permite la Constitución española, y no quiero decir a quién voy a apoyar o a quién voy a votar. No quiero. Pero mira, cuando una persona hace las cosas bien, como el alcalde de Málaga, hay que reconocérselo y punto. Recuerdo que la baronesa Thyssen me dijo un día que su museo lo había traído a Málaga porque teníamos "un alcalde muy pesado, que me ha insistido mucho y me decidió". Conste que cuando hablo bien del alcalde, que nadie piense que le debo ningún favor, que jamás le he pedido ninguno. Se lo merece.

-Eso se llama justicia.

-Pues sí, ya está... Y después vendrán otros, y a lo mejor lo hacen mejor. Pues de maravilla, ojalá, ojalá... lo hagan mejor.

-Se va en esta legislatura, ha dicho.

-Se va a llevar el reconocimiento, verás... El tiempo es muy justo y será considerado como uno de los mejores alcaldes de la Historia de Málaga.

-¿Y a Antonio Banderas no le gustaría ser alcalde de Málaga?

-¡No, no, n o...! (exclama rompiendo en una fuerte carcajada) ¿Yo? ¿Para qué? ¿Qué hago en ese lío. Pero si te estoy diciendo que no quiero dinero público para mi poyecto del teatro, me voy a poner a gestionarlo todo? No, nunca ha entrado en mis planes.

Ya, ya, pero se lo tengo que preguntar. ¿Y comprar el Málaga?

-Yo no tengo dinero para comprarme el Málaga, ya me gustaría; si tuviera un pastorro exagerado, sí lo haría

-Entonces, ¿disfruta con Málaga, está orgulloso de ella, le gusta esta Málaga de hoy, ¿qué cree que nos falta?

-No falta tanto...

-¿Fuera se nos conoce ya? Para una persona que está en el mundo, en Londres, en Roma, en Los Ángeles... ¿A Málaga se la conoce? ¿Suena?

-Sí, sí, sí. Claro que empieza a llamar la atención, y no lo digo yo. Por ejemplo, SUR lo ha publicado y se ha hecho eco de lo que se dice por ahí fuera. Málaga es de las ciudades recomendadas para visitar por grandes rotativos, de influencia mundial.

-¿Pero no cree que nos falta algo? ¿Por ejemplo, ve normal que tengamos inacabada la Catedral?

-Probablemente se debería de terminar. La Catedral tal como está ahora nos manda una metáfora, un mensaje metafórico de que Málaga es una ciudad inacabada y que quizás no acabamos las cosas que comenzamos, y que a lo mejor acabando la Catedral acabamos de reordenar nuestro acervo personal a la hora de sellar las cosas... Eso de decir, "sí, podemos acabar las cosas, lo podemos hacer". No nos hemos distinguido por ello en la historia.

-Y en el debate público del hotel del puerto, ¿qué piensa?, ¿cree que es malo para Málaga?

-Eso es muy difícil de saber, si es malo o no. Cuando Eiffel diseñó su torre de París lo querían matar por poner aquel mecano tubo de un puerto como el de Marsella que parecía una grúa... Se lo iban a comer, y ahora ¡quítales la Torre Eiffel a los parisinos, a los franceses, y te matan! Es decir, uno nunca se sabe si esas cosas son más o menos buenas. Lo que debemos tener claro es que las ciudades cambian, que no podemos agarrarnos al pasado y tampoco podemos mantener edificios o casas absolutamente ruinosos, sin valor ni nada, y se abogue por mantenerlos porque son antiguos. Pero bueno, en cualquiera de los casos todos tienen razón y nadie la tiene, según el edificio que se haga, o si aporta o no a la ciudad arquitectónicamente hablando.Por cierto, ¿sabes que yo saqué 60.000 kilos de escombros y ruinas de la terraza de esta casa, que había un lago con ratas y hubo quien quería conservar eso, con las antenas mohosas? Aferrarse al pasado por hacerlo no tiene sentido. Esos son prehistóricos. Una cosa es respetar lo histórico y otra cosa es ser prehistórico.

-Me gusta. Mucho.

-Ya, ya, ya...

-¿Va a dar Antonio Banderas el pregón del centenario de la Agrupación de Cofradías?

-No, yo ya no doy más pregones.

-¿Ni con Garrido ni conmigo?

-Ni eso.

-Pues vale.

-Gracias amigo. Un honor y un placer. Le cuiden los dioses de la vida.

-Me apunto.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios