El ADN hallado en una llave, clave en el arresto del presunto homicida de Lucía Garrido
La Guardia Civil ha descubierto un perfil genético en una copia encontrada en el lugar del crimen y que el autor pudo usar para acceder a la finca
Juan Cano
Jueves, 28 de enero 2016, 01:12
Lucía Garrido fue abordada al llegar a casa. En la inspección ocular realizada tras el hallazgo de su cadáver, el 30 de abril de 2008, ... los agentes encontraron las bolsas de la compra que acarreaba tiradas junto a tres periódicos gratuitos en la entrada de la finca Los Naranjos, en Alhaurín de la Torre. En el suelo estaban, desperdigadas, unas piezas de fruta y un frasco de colonia que iba a regalar a su madre. También había una llave que abría la puerta de acceso al recinto. El Grupo de Homicidios de la Policía Nacional, cuya investigación situó a M. A. H., expareja de Lucía, como supuesto inductor del crimen, concluyó que la persona que la mató habría hecho uso de esa copia para entrar en la finca y esperarla.
Las pruebas que se recogieron entonces en el escenario del suceso no revelaron ningún perfil genético, salvo el de la víctima. Hasta ahora. Tras la reapertura del caso, que pasó a manos del Servicio de Asuntos Internos (SAI) de la Guardia Civil, los especialistas de Criminalística revisaron de nuevo las pruebas y, «gracias al avance en las técnicas de identificación», encontraron una muestra de ADN. Estaba, precisamente, en la llave que abría la puerta de la finca Los Naranjos. Según confirmaron a SUR las fuentes consultadas, ese perfil genético obtenido en los laboratorios ha sido el que ahora, casi ocho años después, ha conducido a la detención del presunto autor del crimen, un hombre español, de 32 años, con una ristra de antecedentes policiales y tres condenas por delitos de robo, amenazas, lesiones y falsedad documental.
El sospechoso, arrestado este martes en Mijas, donde reside (la Guardia Civil registró su domicilio), permaneció apenas 24 horas en los calabozos de la Comandancia, donde se acogió a su derecho a no declarar. Ayer, a primera hora, pasó a disposición del titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Málaga, donde sí testificó. Al parecer, el detenido negó cualquier implicación en los hechos que se le atribuyen. De hecho, aseguró desconocer el caso y a los implicados. El juez, tras escuchar su testimonio, lo envió a prisión, sin fianza, al considerarlo presunto responsable de un delito de homicidio, según informaron fuentes judiciales. El magistrado ordenó que el recluso permanezca incomunicado.
Pero la muerte de Lucía Garrido, y las de los dos jóvenes colombianos a los que un año después M. A. H. abatió a tiros dentro de la finca, siguen rodeadas de incógnitas. Los investigadores del SAI siguen trabajando para descubrir cuál fue el móvil del crimen de la mujer, de 35 años, que tenía una hija en común con M. A. H., quien a día de hoy continúa imputado por los delitos de homicidio como posible inductor y malos tratos habituales.
El SAI de la Guardia Civil, en uno de sus últimos informes, indicó que la finca «pudiera ser utilizada permanentemente como guardería (almacén) de sustancias estupefacientes por parte de cierta/s organizaciones criminales», lo que convertiría a Lucía Garrido en una «amenaza» al ser «testigo directo y presencial». Según Asuntos Internos, son «numerosas las personas allegadas a los difuntos las que confirman, aseguran y testifican» que el «único motivo» por el que los colombianos acudieron a la finca era la sustracción de «una determinada cantidad de droga». Además, «como parte responsable de la planificación del supuesto robo señalan a guardias civiles corruptos de Málaga», lo que «arrojarían más sentido aún si cabe al móvil del crimen de Lucía, en cuya planificación pudo igualmente existir la presencia de agente/s de la Guardia Civil directamente vinculados al tráfico de drogas».
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