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Juan Torres, en su aula del Colegio Cerrado de Calderón.
«Ahora tenemos menos alumnos, pero cuesta más llevar las riendas»

«Ahora tenemos menos alumnos, pero cuesta más llevar las riendas»

Juan Torres, profesor con 44 años de experiencia en las aulas, hace balance de los cambios que ha sufrido la escuela en las últimas décadas

Amanda Salazar

Domingo, 7 de septiembre 2014, 01:46

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Juan Torres es profesor desde hace 44 años en el colegio concertado Cerrado de Calderón, donde fue director 17 años. Por sus aulas han pasado cientos de niños a los que ha enseñado a amar los números. Especializado en Matemáticas, ha dado clases en la EGB y ahora en Primaria, con todas las transformaciones que ha sufrido debido a las distintas reformas educativas. Aunque él estudió con la Enciclopedia Álvarez, también ha sabido adaptarse a las nuevas tecnologías, con la pizarra digital. Sin embargo, afirma que siente más cerca al alumno en la pizarra de tiza y borrador.

Este maestro que se jubilará en octubre del próximo año asegura que hoy en día los alumnos cuentan con muchos más recursos que antes, pero que en la EGB los niños acababan con mejor cultura general. «Tenían programas más densos y salían más preparados y no podían ir aprobando con tantas asignaturas pendientes; ahora tienen 40 recuperaciones, se les exige menos y en 3º de ESO pueden arrastrar asignaturas de 1º», explica. El resultado es que llegan a la universidad con faltas de ortografía y no se lee como se debiera, estima.

Pese a esto, señala que tampoco era la panacea el sistema de clases magistrales que se hacía en la EGB. «Es bueno que los alumnos participen, investiguen ellos mismos y apliquen sus conocimientos», dice. Pero tampoco se debe perder la parte memorística. «No digo que se aprendan de memoria 40.000 fechas, pero hay una serie de fechas que son clave, igual que tienen que saber quién fue Federico García Lorca, en qué época vivió y al menos dos de sus obras», afirma. El estudio memorístico, además, fomenta el trabajo personal del alumno, la disciplina, concentración y cultura del esfuerzo, algo muy importante en un mundo cada vez más estresante.

Menos respeto

En cuanto al tipo de alumno, Torres confirma que los niños han cambiado mucho. «Tenemos menos alumnos por aula, de 35 hemos pasado a 25, pero ahora cuesta más llevar las riendas», dice. Así, un mismo profesor tiene que ingeniárselas para atender a los que tienen un nivel alto, otro medio y los que tienen dificultades. «Al final uno se preocupa más por los que tiene que dar de comer, no por los que saben comer solos», afirma. Por eso, señala que en EGB el alumno brillante sobresalía mucho más.

Además, Torres echa de menos el respeto que se tenía antes al docente. «Las familias nos escuchaban más y, como expertos que somos, seguían más nuestros consejos; ahora cuando les decimos que algo no va bien, lo que hacen es buscar culpables», afirma.

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