Río de la Plata cierra por jubilación tras 88 años en el Centro de Málaga
El histórico negocio especializado en trajes de caballero bajará la persiana a final de año tras liquidar la mercancía
Juan Soto
Domingo, 27 de septiembre 2015, 00:53
Relataba hace algunos años el reconocido periodista Gonzalo Fausto que Río de la Plata, el malagueño, el histórico comercio ubicado en la céntrica calle Compañía, ... no era río, sino «océano de clientes»; ni de plata, sino de «oro de la mejor ley». Un mar de trajes y corbatas con cerca de 90 años de historia que se ha secado en forma de cierre por jubilación tiñendo de luto al textil malagueño más tradicional.
El negocio especializado en trajes de caballero y regentado por la familia Piédrola ha colgado ya los carteles de liquidación y cerrará sus puertas de forma definitiva a final de año. Su adiós se suma al de otros históricos como Ceisa, Pérez-Cea o Rally, que también padecieron la falta de relevo generacional y se vieron abocados al cierre dejando huérfano de referentes al comercio más tradicional y cercano.
Inaugurado el 26 de agosto de 1927 en el número 1 de la calle Especería por Andrés Piédrola, padre del actual propietario, el negocio ha sido lugar de paso obligado para alcaldes, personas del mundo de la cultura y del espectáculo. En este afamado taller se han vestido todos los regidores desde Francisco García Grana hasta Francisco de la Torre y artistas de la talla de Carlos Álvarez, Félix Revello de Toro, Javier Conde o Manuel Alcántara. Pero también ha sido lugar de culto para magos, zancudos y modelos con peticiones de lo más estrambóticas. «Sólo nos ha faltado vestir a José Tomás o a Arturo Fernández», bromea Miguel Ángel mientras hace acopio de recuerdos.
El momento elegido para el cierre coincide con la jubilación de Susana Lluch, su mujer, que acaba de cumplir 65 él ya tiene 70 y creen que ha llegado el momento de descansar tras una vida agotadora. Sin embargo, no esconde que ha sido una decisión muy difícil de tomar, tal vez la más complicada de toda su vida. De hecho, él no quería, deseaba que su pequeña tienda, en donde comenzaron vendiendo camisas a tres pesetas, llegara a los cien años. Pero su familia ha logrado convencerlo.
Miguel Ángel comenzó a trabajar en el negocio familiar con apenas 15 años. Su padre, natural de Vélez-Málaga, decidió montar un negocio de confección en la capital para mantener a la familia y eligió para ello un nombre argentino porque su abuelo había vivido en aquel país y le gustaba cómo sonaba. Así de simple. En 1966 inauguraron la tienda de la calle Compañía, junto a la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, la que se mantiene hasta la fecha y presume de no haber cerrado un solo día pese a las innumerables obras que se han realizado en la zona.
Al menor de los cuatro hermanos Piédrola le gusta quedarse con la cantidad de familias que han pasado por su establecimiento de generación en generación, con quienes incluso ha llegado a fraguar una relación de gran amistad. Sobre todo se acuerda de dos, a quienes considera como sus hermanos: José Sánchez Rosso, con quien fundó la asociación del textil malagueño; y Félix Gancedo, con quien compartió trabajo en el colectivo de comerciantes del Centro Histórico, en el que también colaboró desde su creación.
Una familia malaguista y cofrade
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Hablar de Miguel Ángel Piédrola no sólo es hacerlo de Río de la Plata. Galardonado con los premios Empresario del Año en 2000 y Emprendedor del Año en 2012, este malagueño siempre se ha caracterizado por su espíritu solidario y sus ganas de aportar cosas a la ciudad que lo vio nacer. Tanto que en la actualidad protagoniza un espectáculo de magia para animar a los niños enfermos de cáncer. Ese espíritu heredado de su padre, que llegó a ser directivo del extinto CD Málaga y uno de los socios más antiguos del Círculo Mercantil, le ha permitido vivir en primera persona los numerosos cambios que ha vivido la ciudad y su Centro Histórico. A sus 70 años se despide con sólo una espina clavada que a su padre no le hayan concedido la Medalla del Trabajo a título póstumo. Recuerda que esta distinción fue solicitada por José Sánchez Rosso como presidente de la Asociación del Textil Malagueño, aunque nunca se la dieron al justificar que no se podía entregar después de fallecer. «Eso no es así y hay varios ejemplos que lo demuestran», asegura mostrando varias publicaciones. Tras su jubilación, Miguel Ángel pretende dedicar el tiempo libre a la familia, al grupo Titos 22 (formado por amigos) y al grupos Kronos, agrupación que se reúne todos los meses para distinguir a personajes malagueños.
Malaguista, cofrade y voluntario en diferentes causas solidarias, Miguel Ángel Piédrola explica con orgullo que en su taller regalaron una túnica a El Cautivo y confeccionaron los trajes de los hermanos de La Sentencia. Además, desde la junta directiva de la asociación de comerciantes del Centro Histórico colaboró en la elaboración del proyecto de peatonalización de la calle Larios o del museo Thyssen. En su currículo también destaca el haber organizado pasarelas de moda en diferentes municipios de la provincia.
Puestos a recordar anécdotas, a Miguel Ángel le encanta explicar una confusión que tuvieron con un cliente que les quería alquilar un chaqué para una boda. Explica que puso dos anuncios similares en Diario SUR: uno sobre el alquiler de chaqués y otro del alquiler de un chalet y que cuando un joven llamó preguntando por la prenda de ropa, su mujer se confundió y le informó sobre la vivienda en una conversación cuasi surrealista. «Aún nos reímos mucho cuando la recordamos».
En sus 88 años de historia, Río de la Plata ha vivido acontecimientos de todo tipo, aunque nada tan duro como un atraco a punta de pistola sufrido en 2009 o las inundaciones del año 1989, cuando se anegó gran parte de la tienda. «El agua llegaba hasta un metro de altura», rememora como si fuera ayer. «El trabajo de comerciante es muy duro y sacrificado, por eso le pedí a mis hijos que estudiaran», reflexiona.
Y eso por no hablar de esta última crisis económica, que le ha hecho tambalearse en más de una ocasión, aunque siempre lo ha vivido con optimismo. Confiesa que entre 2005 y 2010 fueron los momentos más difíciles, con un descenso del 50% en las ventas. Ypor eso ahora se atreve a recomendar a los jóvenes emprendedores «que luchen muchas horas, sin desfallecer, hasta conseguir su objetivo».
Ahora, una vez que se consume el cierre, dedicará el tiempo a ayudar a los niños enfermos de cáncer y, sobre todo, a disfrutar del Museo de la Música, su gran pasión y esa por la que ha luchado gran parte de su vida hasta que llegó a verla convertida en realidad en el Palacio del Conde de las Navas en 2013. Allí tiene gran parte de su colección privada y aspira a que la conozcan todos los malagueños. «Se trata del único museo del mundo en el que se pueden tocar los instrumentos», afirma con el orgullo de un padre que ve crecer a su pequeño. Y es que así es y ha sido Miguel Ángel, alma mater de un histórico que se despide por la puerta grande.
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