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El escenario patio, tan concurrido como siempre.
Un pueblo indie llamado Ojeando

Un pueblo indie llamado Ojeando

Ojeando se hace internacional mientras mantiene su sabor de pueblo blanco y su ADN malagueño

joaquina dueñas

Viernes, 1 de julio 2016, 18:28

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Desde primera hora de la tarde empieza a notarse un trasiego inquieto por las calles de Ojén. Algo está pasando, pero aún de forma latente, como las primeras burbujas de una ebullición que estalla al atardecer con el pasacalles que abre oficialmente el Ojeando Festival. Un encuentro de música alternativa convierte a la villa blanca en un rincón indie.

Y es que en Ojeando Festival, tan importante es el contenido como el continente. El pueblo enclavado en la Reserva de la Biosfera de la Sierra de las Nieves es protagonista indiscutible que aporta singularidad a esta cita veraniega. Por lo que aspirar a convertirse en un macrofestival impersonal no es una opción.

Parte del encanto de este encuentro está en descubrir cada año las miradas cada vez menos sorprendidas, pero siempre curiosas, de los vecinos octogenarios o coincidir en la terraza del bar de la plaza con los integrantes de las bandas participantes como hicieron ayer los seguidores del grupo León Benavente. Estefanía Merino Márquez, concejal de Juventud e Igualdad, lleva casi una década como responsable del Festival y ha visto como cambiaba la actitud de sus vecinos a lo largo de estos años. «Al principio eran más reacios, ahora ven que el pueblo se llena y que es una buena apuesta económica. Paseando por las calles puedes ver cómo conviven los vecinos con los forasteros y se crea un ambiente muy familiar, que es uno de los secretos de Ojeando», relata horas antes de que todo arranque. De hecho, la mayoría de la organización está formada por voluntarios que gestionan incluso dos de los tres escenarios con los que cuenta el festival. Buena muestra de esa convivencia es María, de 74 años que sigue con su rutina, acompañando a sus nietas a clases de música. Ella vive junto al escenario Molino y sonríe al hablar de cómo se transforma su pueblo en estos días. «Yo no salgo mucho, pero veo que hay mucho ambiente y que la gente se divierte y eso me gusta», explica. «¡Lo único que quiero es que no me rompan las macetas!», espeta decidida mientras observa la llegada de jóvenes con sus camisas estampadas, dilatas y, por supuesto, barbas.

Desde antes de las tres de la tarde suenan las pruebas de sonido en los escenarios. Bajo los implacables rayos del sol de julio, las bandas se afanan en lograr el mejor sonido mientras los primeros asistentes al festival comienzan a instalarse en el camping llegados de todos los rincones de España.

Mari Ángeles, Almudena y Alicia son tres jóvenes valencianas que antes de las siete de la mañana de ayer se pusieron en marcha para cruzar media España y disfrutar de «Ojén, pueblo indie. En cuanto lo leímos dijimos, ahí tenemos que ir», explica Alicia. Las tres se conocen desde niñas, festivaleras impenitentes han recorrido todos los encuentros musicales de levante y del centro de la península con amigos y buscaban un plan para disfrutar las tres solas. «Vimos que era algo diferente, dentro del pueblo y nos animamos a conocer el sur», relatan.

Para Manu, de Iznájar, en Córdoba, es su segundo Ojeando. Él lo tiene claro: ¡Larga vida al Ojeando!, exclama entre risas. Por eso, cuatro años después de su primera visita a este encuentro musical ha animado a sus amigos María, Marta María y Antonio, de Granada, Linares y Adra respectivamente para inaugurar las vacaciones de verano. Todos estudian en Granada y están emocionados por la «autenticidad» de Ojeando, ansiosos por disfrutar de Supersubmarina, plato fuerte de esta edición o de Soleá Morente. «Flamenca, como yo», la describe María Marta que hace patria de su Jaén natal destacando que es cuna de artistas como Raphael, que recalará en Marbella el próximo día 19 de julio, o de los propios Supersubmarina.

Al caer la noche por todo el pueblo resuenan notas de guitarras y reverbera el ritmo de las baterías gracias a los tres escenarios en los que se distribuye el Festival, dos de ellos gratuitos. Los promotores han logrado cumplir los dos objetivos de esta edición, de una parte, llegar a un público más generalista, con melodías rock más al uso, sin perder nunca su propia seña de identidad y su ADN malagueño; de hecho, tanto el escenario Patio como el Plaza lo abrieron bandas de la tierra, Hungry Butterfly, ganadora del concurso de talentos de Ojeando, y Alfred Larios respectivamente. De otra, dar el salto a la escena internacional. Para ello, si ayer fueron Delorentos la representación foránea, esta misma noche, será la chilena Javiera Mena la que pondrá el acento cosmopolita. Junto a ellos, Trepàt, Full, We are not Djs y los ya mencionados por esperados por la mayoría del público, Soleá Morente, heredera del flamenco más puro de los Morente y del rock de su generación y los jiennenses Supersubmarina.

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