Secciones
Servicios
Destacamos
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Jueves, 2 de noviembre 2017, 00:24
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Compartir
El patio de butacas se llenó de sentimientos encontrados. Nada más acceder al Teatro Cervantes, una proyección fija avisaba ayer a los asistentes de que serían testigos, además del ensayo general de ‘Turandot’, del regreso del telón de boca al frontal del escenario. Así, conforme pasaban los minutos, el respetable se revolvía en sus asientos, deseoso de que, por una vez, el cortinaje tardara un poco más de lo habitual en levantarse. La pieza, pintada hace casi 150 años por el valenciano Bernardo Ferrándiz, acusaba el paso de los años, por lo que desde el Cervantes decidieron darle una segunda oportunidad de la mano del Ayuntamiento de Málaga y la Fundación Málaga. Tras un proceso que ha durado varios meses y ha supuesto una inversión público-privada de 100.000 euros, el lienzo vuelve a lucir a la altura de las obras que alberga y los privilegiados que fueron a ver la prueba final de la ópera de Puccini pudieron disfrutarlo unos minutos.
El regreso del lienzo se ha hecho realidad justo antes de que comience la temporada lírica número 29 del Teatro Cervantes. La organización de la institución quiso acompañar la presentación de un aire ceremonial, y para ello contaron con la periodista Celia Bermejo, que hizo las veces de presentadora de una breve gala. Cedió la palabra al alcalde de la capital, Francisco de la Torre y al presidente de la Fundación Málaga, Juan Cobalea. Ambos agradecieron a los patronos y a aquellos que han hecho posible la restauración por su «entrega» y su apoyo a la cultura malagueña.
Los asistentes vieron un video-resumen en el que Estrella Arcos y Francisco Zambrana, responsables del proyecto, narraban el proceso necesario hasta dar con el resultado esperado. Desde el diagnóstico para evaluar el estado real en el que se encontraba la pieza antes de ser reparada, hasta el transporte al Ayuntamiento donde se trabajó a la vista del público, pasando por los injertos para cubrir los huecos, el corte audiovisual dio paso a la esperada bajada del telón, que fue recibida entre fuertes aplausos.
El lienzo permaneció a la vista durante varios minutos mientras la Orquesta Filarmónica de Málaga afinaba sus instrumentos. Una voz grabada recordó a los asistentes que, al tratarse de un ensayo general, los solistas no estaban obligados a cantar a viva voz y la representación «podría ser interrumpida» por el director musical o de interpretación. Ya en silencio, el telón se levantó para descubrir una cuidada escenografía y a un elenco muy numeroso. El Coro de Ópera de Málaga daba vida al pueblo de Pekín, donde transcurre parte de la historia. La obra de Puccini brilló ayer en el escenario, convertido sin complejos en el gran palacio de la princesa Turandot.
Los intérpretes ejecutaron el primer acto sin interrupciones y los solistas dieron el máximo, como si fuera noche de estreno. Ruth Rosique, encargada de dar vida a Lliu, una humilde esclava, emocionó con los altos sopranos de los comienzos de la obra, al igual que cuando se fundió con el coro y Eduardo Sandoval –encarnando al príncipe Calaf, quien se enamora de la princesa Turandot–. La música sonó intensa y emotiva en las manos de la OFM y bajo la dirección del malagueño Arturo Díez Boscovich. Al terminar el ensayo, el público estalló en un largo aplauso, y es que esta ópera, primera coproducción entre el Teatro Cervantes y el Teatro de la Maestranza de Sevilla, ha generado una gran expectación en la ciudad –ya no quedan entradas–.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.